¡®El mal no existe¡¯: ecologismo a ritmo lento
Ry?suke Hamaguchi recibi¨® mogoll¨®n de nominaciones por ¡®Drive My Car¡¯. No supe apreciar sus virtudes. Mi mosqueo con su nueva pel¨ªcula empieza pronto
Tengo sufrida memoria de numerosas pel¨ªculas visionadas en los festivales de cine y que debido a mi nula afici¨®n al masoquismo intentaba no revisarlas cuando se estrenaban en las pantallas comerciales, que arrancaban con el plano general de un paisaje en el que al fondo te parec¨ªa distinguir a un personaje que avanzaba hacia la c¨¢mara. Se consum¨ªan siete u ocho minutos hasta que llegaba a ella. Lo que ocurr¨ªa despu¨¦s tampoco lograba despertarme m¨ªnimo inter¨¦s, pero reconozco que hay que tener exquisita sensibilidad art¨ªstica o mucho morro para rellenar el metraje con secuencias de ese tipo. Y confieso mis prejuicios en el inicio de El mal no existe. Me cuentan que le han dado mogoll¨®n de premios en los festivales.
La dirige Ry?suke Hamaguchi, el nuevo genio del cine japon¨¦s, seg¨²n numerosas valoraciones cr¨ªticas. En los Oscar tambi¨¦n recibi¨® mogoll¨®n de nominaciones y se lo concedieron como mejor pel¨ªcula internacional a Drive My Car. No supe apreciar sus virtudes. Solo recuerdo con notable aburrimiento que gran parte de ella transcurr¨ªa en un coche habitado por una pareja iniciando una problem¨¢tica relaci¨®n, ya que ¨¦l hab¨ªa sufrido una traum¨¢tica separaci¨®n. He olvidado el resto, aunque tampoco descarto que me quedara frito en la butaca y no me enterara del desarrollo de su idilio. Ninguna huella.
Y mi mosqueo con El mal no existe empieza pronto. Un hombre de gesto hier¨¢tico que est¨¢ en un bosque muy bonito le pega infinitos hachazos a un tronco. Y despu¨¦s se fuma parsimoniosamente un cigarro. Al final descubriremos que lo de cortar el tronco tiene una importancia decisiva en la historia que nos cuenta el director. Aunque tampoco la tengo clara.
Creo que lo que se propone es una denuncia de la contaminaci¨®n medioambiental. Una empresa que ha enviado a dos currantes sensibles como embajadores pretende convencer a los habitantes de un armonioso pueblo que disfruta enormemente de su entorno de que les permitan construir un glamping, que al parecer son campings de lujo que ofrecen los servicios de los grandes hoteles. Pero algunos de los sensibilizados vecinos temen que se cometa un atentado ecol¨®gico, otros dudan ante los beneficios econ¨®micos que llegan al pueblo y alguno con alma de activista se prepara para el sabotaje si los capitalistas y los vecinos llegan a un acuerdo.
Y de acuerdo en que el director aporta un cuidado extremo retratando la naturaleza y mostrando la comuni¨®n que algunas personas establecen con ella, incluidos los ni?os. Y que la m¨²sica ilustra con tono delicado esas im¨¢genes. Pero esas virtudes no me sirven para hacerme apasionante la historia ni la forma de narrarla. Y tampoco me fascina la tem¨¢tica de los campings. No he acampado en ninguno.
Y por supuesto que me gusta mucho Ozu, especialmente Cuentos de Tokio. No soy un animal. Y algunas, no todas, las pel¨ªculas de Akira Kurosawa, aunque la m¨¢s hermosa de ellas, Dersu Uzala, est¨¦ ambientada en Siberia. Y casi siempre me interesa lo que hace Kore-eda. Pero no entiendo la abusiva frecuencia en descubrir genios en el cine japon¨¦s. O en el mayoritariamente cansino cine oriental. Me falta sensibilidad para captar su transparente y apasionante arte.
El mal no existe
Dirección: Ryûsuke Hamaguchi.
Intérpretes: Hitoshi Omika, Ryô Nishikawa, Ryûji Kosaka, Ayaka Shibutani.
Género: drama. Japón, 2023.
Duración: 106 minutos.
Estreno: 1 de mayo.
Babelia
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