Menos opacidad y m¨¢s investigaci¨®n: c¨®mo resolver el mayor saqueo art¨ªstico de nuestra historia
Parece l¨®gico pensar que la Administraci¨®n deber¨ªa asumir el problema de las miles de obras incautadas durante la Guerra Civil y la dictadura que no fueron devueltas a sus due?os
Durante la posguerra franquista se produjo el mayor saqueo art¨ªstico de nuestra historia, comparable en muchos sentidos al expolio nazi de las colecciones jud¨ªas, pero en este caso las v¨ªctimas fueron fundamentalmente los exiliados y represaliados republicanos. Aunque tambi¨¦n hubo otros muchos damnificados.
Para entender esta cuesti¨®n hay que retrotraerse a la Guerra Civil, cuando, a los pocos d¨ªas de su estallido, el Gobierno republicano cre¨® la Junta de Incautaci¨®n y Salvamento del Tesoro Art¨ªstico, que ten¨ªa como funci¨®n la localizaci¨®n, recogida y almacenamiento de bienes patrimoniales. Tan s¨®lo en la zona centro ¡ªMadrid y las provincias lim¨ªtrofes¡ª se llegaron a concentrar en diversos dep¨®sitos m¨¢s de 22.670 pinturas de los m¨¢s variados or¨ªgenes, adem¨¢s de miles de piezas de orfebrer¨ªa, porcelanas, muebles, bibliotecas, etc., que aparec¨ªan rese?adas en los libros de incautaciones de la Junta junto al nombre de sus propietarios.
Tambi¨¦n la Caja de Reparaciones, organismo dependiente de Hacienda creado con el objetivo de incautar los bienes de los sediciosos, procedi¨® a la recogida de obras de arte, que finalmente acabar¨ªan en las manos de la Junta. En Madrid este organismo lleg¨® a incautarse de m¨¢s de 3.200 pinturas. Si a?adimos las obras incautadas y almacenadas por la Junta republicana en otras zonas bajo mandato republicano ¡ªen Valencia, Murcia, Andaluc¨ªa oriental, Asturias, Cantabria¡¡ª el montante es realmente importante. Resulta dif¨ªcil cuantificarlas en el estado actual de la investigaci¨®n, pero podr¨ªamos estar hablando de en torno a 40.000 piezas, seguramente m¨¢s.
La parte m¨¢s importante de este patrimonio fue evacuada, debido al intenso bombardeo sobre Madrid, primero a Valencia, despu¨¦s a Catalu?a y, ya al final de la guerra, a Ginebra. Entre estas obras, que tambi¨¦n se contabilizaban en miles, hab¨ªa m¨¢s de 500 del Museo del Prado. Las obras evacuadas a Ginebra volvieron en su totalidad, pero varias acabaron siendo desviadas por los agentes franquistas entreg¨¢ndolas a otros destinatarios. Por el ejemplo, el Prado recibi¨® cuatro obras evacuadas a Ginebra, entregadas en dep¨®sito por el Servicio franquista. En el caso de las obras catalanas, vascas, asturianas y c¨¢ntabras, fueron evacuadas en parte a Francia; la mayor¨ªa volvieron, pero todav¨ªa hay inc¨®gnitas no resueltas sobre su destino.
La Rep¨²blica perdi¨® la guerra y el franquismo se aprest¨® a controlar los dep¨®sitos republicanos de obras de arte, tanto las que hab¨ªan permanecido en Espa?a como las que hab¨ªan salido al extranjero, y proceder a su devoluci¨®n. Para este cometido, el gobierno golpista cre¨® en hora tard¨ªa ¡ªen abril de 1938¡ª el Servicio de Defensa del Patrimonio Art¨ªstico Nacional, que perpetr¨® una aut¨¦ntica confiscaci¨®n masiva y di¨¢spora de obras de arte con destino a museos, centros administrativos, residencias de Franco, Falange, Opus Dei, universidades, iglesias e incluso particulares.
En la documentaci¨®n franquista se diferenciaba entre las ¡°entregas en dep¨®sito¡± ¡ªlo que evidenciaba el claro desv¨ªo, como las 38 que recibi¨® el Prado en este concepto en la posguerra¡ª y las ¡°devoluciones¡±, que no eran garant¨ªa de que el destinatario fuera su propietario; juraba ¡°por Dios y por su honor¡± que esas obras eran suyas, pero sabemos por la documentaci¨®n localizada que en muchos casos no era cierto. Existen numerosos ejemplos, pero quiz¨¢s el m¨¢s sorprendente sea el de la falsa marquesa de Arnuossa, una tal Mar¨ªa Teresa ?lvarez, que acud¨ªa a los dep¨®sitos reclamando obras que dec¨ªa que eran suyas y lo m¨¢s incre¨ªble es que los agentes franquistas se las entregaban.
El cap¨ªtulo m¨¢s evidente de expolio y desv¨ªo fue el de las colecciones y bibliotecas de los republicanos. La lista de estos exiliados y represaliados cuyas colecciones fueron confiscadas constituye un caso flagrante de represi¨®n franquista contra los vencidos a partir de las leyes de ¡°Responsabilidades Pol¨ªticas¡±, de febrero de 1939, o de la ¡°Represi¨®n de la Masoner¨ªa y el Comunismo¡±, de marzo de 1940. Los casos m¨¢s conocidos son los de Pedro Rico ¡ªalcalde republicano de Madrid, que march¨® al exilio¡ª, con 25 obras; Ram¨®n de la Sota ¡ªnaviero y nacionalista vasco, que hab¨ªa fallecido en 1936¡ª, con 170 obras; o el coronel republicano Jos¨¦ Sicardo y su esposa Mariana Carderera ¡ªque partieron al exilio en Puerto Rico¡ª con 133 pinturas y numerosos bienes de todo tipo. Pero hay muchos m¨¢s expropiados. Y tampoco podemos dejar de mencionar las confiscaciones de las colecciones de masones y jud¨ªos.
Pero aqu¨ª no acababa la di¨¢spora franquista de obras de arte, pues fueron muchas las v¨ªctimas de estos atropellos que nada ten¨ªan que ver con el exilio o la represi¨®n, debido en gran parte al desastre organizativo del Servicio franquista, con agentes militarizados y sin sueldo, y el deseo de quitarse de encima lo antes posible este asunto con entregas a diestro y siniestro. Fueron confiscadas colecciones de los m¨¢s diferentes or¨ªgenes, de la nobleza, de la iglesia o de simples particulares. En la investigaci¨®n realizada para el Museo del Prado, que se me encomend¨® en coordinaci¨®n con su archivo, cuyos resultados se comunicaron en marzo de 2023, pudimos localizar 12 propietarios, entre los que se encontraban Pedro Rico (dos obras de Eugenio Lucas); el marqu¨¦s de Vilallonga (una de Sorolla); particulares como Gonzalo Rodr¨ªguez (dos tablas de los Osona) o L¨¢zaro Galdiano (dos obras, una de ellas de Meissonier); peque?as iglesias de Guadalajara, como las de Yebes (una tabla del Maestro de Lupiana) o la de Pareja (dos fragmentos de tablas del siglo XVI), entre otros.
?C¨®mo es posible que esta confiscaci¨®n masiva no solo afectara a los exiliados o represaliados? El franquismo decret¨® en enero de 1940 que, si el propietario que no se presentaba en el plazo de ocho d¨ªas a recoger sus bienes art¨ªsticos, estos pasar¨ªan a ser propiedad del Estado. As¨ª de expeditivo. Pensemos, en plena posguerra y en un pa¨ªs semidestruido y empobrecido, en las dificultades que pudieron tener muchos para poder desplazarse y reclamar sus obras.
?Y quienes fueron los destinatarios de las entregas franquistas de obras de arte desviadas? Los m¨¢s agraciados fueron los 35 museos repartidos por toda Espa?a y con un montante, hasta ahora localizado, de m¨¢s de 3.700 obras; despu¨¦s los organismos p¨²blicos (ministerios, centros educativos, universidades, gobiernos civiles y militares, ayuntamientos¡) con 2.330 obras; la Iglesia con una suma de m¨¢s de 2.000 piezas; y hasta se ha podido descubrir el caso de particulares que recibieron obras que no eran suyas, con casi 600 piezas. Estos datos se derivan de la investigaci¨®n realizada con unos 17.000 bienes art¨ªsticos, de los cuales aproximadamente la mitad fueron desviados, tal como expuse en mi libro Arte, bot¨ªn de guerra. Pero todav¨ªa hay miles de obras pendientes de investigaci¨®n y los resultados pueden ser a¨²n m¨¢s sorprendentes.
Parece l¨®gico pensar que la Administraci¨®n deber¨ªa asumir este asunto, una herida que dej¨® el franquismo que permanece abierta. Primero, afrontando una investigaci¨®n que no se ha concluido, que permita localizar el n¨²mero real de obras confiscadas, aquellas que fueron recuperadas y las que no lo han sido todav¨ªa, marcando claramente su origen en la guerra y su destinatario en la posguerra; en segundo lugar, dando acceso a los investigadores y particulares afectados por las requisas a la informaci¨®n de los registros de bienes art¨ªsticos de los organismos beneficiarios para poder localizar su ubicaci¨®n actual; hasta ahora la opacidad ha sido la t¨®nica casi general en esta b¨²squeda. Y, finalmente, mediante el estudio de la restituci¨®n de los bienes a los confiscados, tal como establece la Ley de Memoria Democr¨¢tica de octubre de 2022; han pasado ya casi dos a?os y todav¨ªa no se ha desarrollado para poder resolver esta cuesti¨®n. Las restituciones realizadas ¨²ltimamente, que afectan a la importante colecci¨®n De la Sota, derivan de decisiones de Paradores Naciones (dos retratos de Cornelis van der Voort y Luis de la Cruz) y del Ayuntamiento de Burgos (un retrato de Mengs), pero ninguna de las piezas dependientes del ministerio de Cultura.
Creo que una vez m¨¢s el Prado, nuestra primera pinacoteca, se erige en el modelo a seguir. Es el ¨²nico museo estatal -hasta ayer, cuando el ministerio de Cultura ha comunicado haber localizado 5.000 piezas en otros museos- que ha ha afrontado la investigaci¨®n y publicaci¨®n de las obras confiscadas que se encuentran en sus fondos, con 70 piezas. Y este modelo se deber¨ªa generalizar a todos los museos y organismos beneficiarios y, por qu¨¦ no, afrontar como consecuencia l¨®gica la restituci¨®n a sus leg¨ªtimos herederos. En ¨²ltima instancia, ser¨ªa un acto de justicia democr¨¢tica en favor de los injustamente confiscados, v¨ªctimas de la represi¨®n o de la desidia franquistas. Varios han reclamado sus obras y hasta ahora no han recibido respuesta.
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