As¨ª fue la 83? Feria del Libro de Madrid: deportes, tensiones y millones de euros
El gran evento editorial se ha movido, a pesar de algunas inclemencias del tiempo, en cifras de asistencia y ventas parecidas al a?o pasado. El tema de la siguiente edici¨®n: la ciudad de Nueva York


En la Feria del Libro los lectores y los curiosos van a ver vol¨²menes de todo tama?o, color, tema y condici¨®n, pero los que est¨¢n dentro de las casetas, los libreros, los editores, los escritores, los feriantes en general, lo que van a ver es a gente. Gente, gente y m¨¢s gente. Hay much¨ªsimos libros en el mundo, muy diferentes, como cromos o estampitas, pero todav¨ªa hay m¨¢s gente, rara, diversa, impredecible. Gente que dice ¡°si eso ya vuelvo luego y lo compro¡± (y nunca vuelve), gente experta en libros, gente que solo pasaba por all¨ª, gente que se mete disimuladamente un dedo en la nariz. Esa gente que avanza como un flujo de carne y de hueso por ese rect¨¢ngulo de mundo que se asoma a la caseta. Muchos feriantes confiesan que tardan en sac¨¢rselo del cr¨¢neo. Acaba la feria y siguen viendo el mundo rectangular y lleno de gente random. Tranquilos, al final se pasa.
Este domingo, despu¨¦s de dos semanas de actividad, la Feria ech¨® el cierre. Los datos provisionales (medidos solo hasta el 9 de junio) son estos: 5.580.000 euros recaudados y 550.000 visitantes ¨²nicos (sin contar menores de edad), cifras similares a las del a?o pasado. ¡°Creo que podemos estar satisfechos. A pesar de las perturbaciones climatol¨®gicas, de las alertas que nos obligaron a cambiar sobre la marcha horarios de apertura y actos programados, el p¨²blico ha llenado un a?o m¨¢s el Paseo de Coches de El Retiro¡±, dijo la directora Eva Or¨²e. ¡°Y a esa satisfacci¨®n general se suma la confirmaci¨®n de una intuici¨®n: cada vez son m¨¢s quienes nos visitan desde comunidades lim¨ªtrofes pero tambi¨¦n desde pa¨ªses lejanos¡±, a?adi¨®. Las cifras definitivas se dan el jueves.
Este a?o la Feria tuvo un tema inopinado: el deporte, que vertebr¨® buena parte de los 350 actos celebrados. Desde algunos sectores de la cultura, con cierto esnobismo, se recel¨® durante mucho tiempo de aquello del mens sana in corpore sano, as¨ª que algunos poetas y pensadores presum¨ªan de despreciar el ejercicio f¨ªsico y la pr¨¢ctica deportiva. Un dualismo plat¨®nico: el sucio mundo f¨ªsico contra el apol¨ªneo mundo de las ideas. Si una cosa aprendimos en la Feria es que el deporte tiene no pocas conexiones con los libros y por all¨ª pasaron figuras deportivas como Miguel Pardeza (el futbolista m¨¢s culto del mundo), Teresa Perales, Almudena Cid o Ferm¨ªn Cacho, adem¨¢s de los escritores habituales. El gran nombre, tal vez, el del novelista estadounidense Richard Ford.

Vista desde fuera la Feria parece un apacible e ilustrado evento cultural, pero est¨¢ llena de tensiones subterr¨¢neas: por pillar caseta, por tener buen sitio, entre libreros y editores, entre feriantes y autoridades municipales. Este a?o se dio cierta discordia en los d¨ªas centrales, cuando el Ayuntamiento emiti¨® algunas alertas meteorol¨®gicas que obligaron a cerrar el Retiro y, por tanto, la Feria. Alertas que fueron algo confusas, que primero cerraban y luego abr¨ªan sobre la marcha, y la gente se hac¨ªa un l¨ªo y se indignaba. Cayeron buenos chaparrones, aunque no tantos como el a?o pasado (que fueron el 50% de los d¨ªas). Todos los a?os llueve, y todos los a?os la gente se sorprende de que llueva, como si la memoria selectiva solo registrase jornadas de sol esplendoroso.
La sociedad se refleja en la Feria
El mundo del libro no est¨¢ separado de la sociedad, sino todo lo contrario, de modo que algunas tensiones del debate p¨²blico tambi¨¦n se trasladan a la feria. Al menos dos autores, los periodistas Antonio Maestre y Fonsi Lozaina, tuvieron que disponer de seguridad especial en sus firmas por amenazas de grupos neonazis. Palestina estuvo presente, no solo en la visita de la autora cancelada en la Feria de Frankfurt, Adania Shibli, sino tambi¨¦n en alguna peque?a manifestaci¨®n con la pancarta de ¡°stop genocidio¡±, en referencia a la operaci¨®n militar israel¨ª en Gaza.
Quiso el sorteo que dos casetas de tem¨¢tica ¨¢rabe, la librer¨ªa Diwan y la Balq¨ªs, de la Casa ?rabe, estuvieran pared con pared. En esta ¨²ltima se mostraban banderas de palestina mezcladas con motivos del Guernica, y se felicit¨® el apoyo a la causa mostrado por los lectores. No muy lejos estaba la caseta del Centro Sefarad-Israel, gestionado por la editorial Nagrela, especializada en temas jud¨ªos. Una lectora asegura haber sido expulsada de malos modos por unos ¡°matones¡± por criticar, en privado, algunos de los libros israel¨ªes expuestos. En la caseta tambi¨¦n aseguran haber sufrido alg¨²n ¡°altercado¡± de manos de activistas propalestinos, lo que les llev¨® a instalar una c¨¢mara de seguridad. Adem¨¢s, en algunas casetas se exhibieron carteles contra algunas de las empresas patrocinadoras de la Feria: criticaban a Repsol, por la contaminaci¨®n, y a Caixabank, por los desahucios.

En toda la Feria solo hubo unos libreros que portasen armas (al menos que sepamos). Fueron los uniformados de la caseta de la Polic¨ªa Nacional, que, colocados en el centro del evento, vend¨ªan, pistola al cinto, ejemplares de la revista Ciencia policial o un grueso tomo sobre la U.I.P, es decir, los antidisturbios. En la caseta Testimonio de Autores Cat¨®licos mezclaban a Chesterton con los pastorcillos a los que se les apareci¨® la virgen en F¨¢tima. En la librer¨ªa Mujeres se expusieron fotos de feministas como Betty Friedan, Vandana Shiva o Adrienne Rich. La miniferia Ind¨®mitas, dentro de la feria, acerc¨® al p¨²blico general el trabajo de editoriales diminutas que traspasan el frontera del libro y entran en el mundo del arte. Hay de todo. En la caseta de la librer¨ªa La Imprenta, muy militantes, agasajaban a los firmantes con rotundo botijo para refrescarse. Dec¨ªan los rumores que alguna otra caseta dispon¨ªa de una neverita con la que ofrecer a los autores combinados alcoh¨®licos, cosa fuera del reglamento, pero este peri¨®dico no ha podido confirmar tal extremo. Las fiestas nocturnas, como cada a?o, llenaron las casetas de resacas mal disimuladas.
Como la Feria no es de la literatura en particular, sino del libro en general (cosa que no acaban de entender algunos cr¨ªticos del asunto), cada a?o algunas de las colas m¨¢s nutridas se forman delante de celebridades televisivas, influencers, youtubers y todo tipo de famosos, porque hoy en d¨ªa todo el mundo escribe un libro, o se lo escriben. Si el a?o pasado el gran evento rosa fue la firma de Ana Obreg¨®n, este a?o compareci¨®, salvando las distancias, la celebrity Cristina Pedroche, que reuni¨® a cientos de fans en torno a su libro sobre su experiencia maternal. La reina Letizia abri¨® la Feria, como cada a?o, y la ministra de Trabajo y vicepresidenta Yolanda D¨ªaz se llev¨® un ejemplar de La abolici¨®n del trabajo (Pepitas de Calabaza), de Bob Black. Quiz¨¢s le inspirase para dejar, poco despu¨¦s, uno de sus trabajos, el de l¨ªder de Sumar.
El tema de la siguiente edici¨®n ser¨¢ la ciudad Nueva York, capital del mundo. La direcci¨®n ya trabaja en colaboraci¨®n con el Instituto de Estudios Mexicanos en la City University of New York (CUNY), que organiza la feria del libro en la ciudad estadounidense. Una parte de la delegaci¨®n, coordinada por las escritoras Brenda Navarro y Rita Indiana, estar¨¢ integrada por autoras y autores neoyorkinos cuya obra se haya traducido al espa?ol. Ser¨¢ tarde para el neoyorquin¨ªsimo Paul Auster. El a?o que viene, m¨¢s.
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