Ang¨¦lica Liddell hace temblar el Palacio de los Papas en la inauguraci¨®n del Festival de Avi?¨®n
La muestra teatral m¨¢s prestigiosa de Europa abre su edici¨®n dedicada al idioma espa?ol con un poderoso espect¨¢culo de la radical creadora en una jornada marcada por las elecciones francesas
La lluvia estall¨® a media tarde, pero el cielo se despej¨® milagrosamente a tiempo. El Festival de Avi?¨®n, la muestra de artes esc¨¦nicas m¨¢s prestigiosa de Europa, se inaugur¨® este s¨¢bado por primera vez en sus 78 a?os de historia con un espect¨¢culo en espa?ol, el idioma invitado de esta edici¨®n. No fue la primera vez en Avi?¨®n para su creadora, Ang¨¦lica Liddell, venerada en la cita francesa desde que debut¨® en 2010 con La casa de la fuerza y El a?o de Ricardo, pero s¨ª supuso su estreno en el escenario principal: el patio de honor del monumental Palacio de los Papas. No desaprovech¨® la ocasi¨®n para integrarlo org¨¢nicamente en su nueva obra hasta hacerlo temblar. Tampoco para demostrar por qu¨¦ ella y nadie m¨¢s deb¨ªa ser la elegida para protagonizar ese momento hist¨®rico. Su teatro radical, fascinante y provocador volvi¨® a poner en pie a buena parte del p¨²blico.
Dec¨ªa esta ma?ana Ang¨¦lica Liddell en una charla con EL PA?S que lo que ocurri¨® anoche es lo mejor que le ha pasado en su vida profesional. No solo por haber inaugurado el Festival de Avi?¨®n, sino porque ning¨²n escenario le ha resultado tan inspirador como ese patio de honor. Tan conectado est¨¢ su nuevo espect¨¢culo con ese espacio que tendr¨¢ que retocar algunas escenas cuando lo lleve de gira: dentro de tres semanas al Festival Grec de Barcelona y la temporada pr¨®xima a Madrid, Par¨ªs y Lieja. ¡°Pero el edificio tiene tal carga simb¨®lica que no pod¨ªa renunciar a incluirlo en la obra¡±, afirmaba. Precisamente eso es lo que m¨¢s se est¨¢ valorando en Avi?¨®n: pocos creadores lo han usado con tanta brillantez.
La obra comienza con el escenario casi vac¨ªo. Suelo forrado de rojo, un urinario, un inodoro, un bid¨¦, una jarra y dos filas de sillas de ruedas en los laterales. La primera escena es una lecci¨®n de c¨®mo se puede empezar un espect¨¢culo a lo bestia. Un int¨¦rprete vestido de Papa atraviesa pensativo la escena, su sombra multiplic¨¢ndose sobre los muros g¨®ticos, quiz¨¢ evocando los esp¨ªritus de quienes reinaron en ese palacio. Un t¨²nel del tiempo excepcional. De pronto se encienden luces tras las ventanas que salpican la pared de fondo y se vislumbran siluetas fantasmales. Cuatro hombres con traje negro besan el suelo con el gesto cl¨¢sico de los pont¨ªfices. Suena m¨²sica electr¨®nica a todo volumen, retumba en el pecho. Todos los demonios que atormentan a Ang¨¦lica Liddell parecen estar celebrando un aquelarre. Poes¨ªa esc¨¦nica pura.
Ya lo hab¨ªa advertido ella en entrevistas previas al estreno: esto va de vejez, fantasmas, enfermedad y muerte. Tambi¨¦n lo auguraba el t¨ªtulo del espect¨¢culo: D?mon. El funeral de Bergman. Son los terrores que recorren los ¨²ltimos trabajos de Ang¨¦lica Liddell. ¡°Todo tiene que ver con mi miedo a la decrepitud. Lo he vivido con mis padres y a mis 58 a?os siento que se va acercando la m¨ªa. ?Qu¨¦ voy a hacer entonces con este cuerpo que he llevado al l¨ªmite tantas veces en el escenario?¡±, incid¨ªa esta ma?ana. De momento, la cuesti¨®n queda sin respuesta.
Vud¨² (3318 Blixen), la formidable obra de casi seis horas que present¨® el pasado oto?o en el festival Temporada Alta de Girona, conclu¨ªa con una escenificaci¨®n de su entierro. La que entrega ahora termina recreando el del cineasta sueco Ingmar Bergman, que dej¨® escrito el guion de c¨®mo quer¨ªa que fuera exactamente, a su vez inspirado por el de Juan Pablo II. Capas y capas de significado que rebotaron especialmente en las paredes del Palacio de los Papas, que durante el Cisma de Occidente, entre 1378 y 1417, alberg¨® un segundo Pont¨ªfice enfrentado al de Roma.
Pero el asunto aqu¨ª no son solo los terrores de Ang¨¦lica Liddell. La artista expone imp¨²dicamente los suyos para luego provocar los del p¨²blico con una diatriba feroz. Primero la emprende contra los cr¨ªticos teatrales franceses leyendo extractos de sus ¡°ofensas¡± contra ella en un cuaderno como aquel en el que Bergman apuntaba las suyas, citando sus nombres y el medio donde se public¨® cada texto. Los espectadores parecen divertidos, pero enseguida les toca a ellos: ¡°?Es que no os da miedo la enfermedad? ?Qu¨¦ har¨¦is cuando se¨¢is cuerpos llenos de llagas supurantes? ?No os aterra la muerte? ?Y si alguien entrara ahora aqu¨ª con metralletas y se pusiera a dispararnos a todos?¡±.
El parlamento es escatol¨®gico y molesto, pero hay que subir esa monta?a para apreciar mejor la cima del espect¨¢culo. Todo se precipita como la enfermedad y la muerte. Entra una fila de ancianos y se sientan en las sillas de ruedas. Los hombres de negro corren con una camilla a la que despu¨¦s se sube ella. Por el muro de fondo se descuelgan dos cuerpos y vuelven los fantasmas de las ventanas. J¨®venes desnudas exhiben su lozan¨ªa. Un ni?o en silla de ruedas. El Papa en silla de ruedas. El escenario es una pesadilla atravesada por una pregunta: ?cu¨¢ndo voy a morir?
La calma llega con Bergman. Ang¨¦lica Liddell se sienta y habla con ¨¦l ante un ata¨²d id¨¦ntico al que el cineasta pidi¨® para su funeral, que a su vez era como el de Juan Pablo II. Un modelo austero en el centro del gran Palacio de los Papas rebel¨¢ndose contra el demonio de la vanidad. Cuando estallan los aplausos vuelve a jarrear.
Aparte de la lluvia, la inauguraci¨®n del Festival de Avi?¨®n tuvo otro convidado inesperado: la jornada de reflexi¨®n de las elecciones legislativas francesas adelantadas. El temor a la victoria de la extrema derecha de Marine Le Pen se col¨® en forma de concentraci¨®n a las puertas del Palacio de los Papas pocas horas antes del estreno de Ang¨¦lica Liddell, convocada por sindicatos del espect¨¢culo para expresar su rechazo a la discriminaci¨®n, el racismo y el retroceso social. Se congregaron unas doscientas personas.
El director del festival, el portugu¨¦s Tiago Rodrigues, hab¨ªa manifestado antes la postura oficial de la organizaci¨®n: ¡°Este siempre ha sido un espacio popular, democr¨¢tico, republicano y progresista¡±. Esta ma?ana, en plena jornada electoral, ha redundado en ello.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.