¡®Bikeriders¡¯: hay buen cine en este retrato de moteros
Jeff Nichols, un tipo con forma de narrar cl¨¢sica, se introduce en el mundo de las bandas de motoristas en EE UU, desde un comienzo dotado de cierta pureza a su desarrollo siniestro
Entre mis aficiones y conocimientos, muy escasos ambos, no figuran ni los coches ni las motos, objeto de fascinaci¨®n para gran parte del universo. Bikeriders. La ley del asfalto habla de las segundas y de sus adoradores, gente voluntariamente marginada, con alergia al orden y a la autoridad, cuyas ¨²nicas diosas eran las Harley Davidson, movi¨¦ndose por carreteras interminables, buscando los espacios abiertos, ciegos de alcohol en sus paradas, estableciendo un permanente colegueo entre ellos sin leyes escritas. Jeff Nichols, director de la muy bonita Mud y de la enigm¨¢tica Take Shelter, un tipo con forma de narrar cl¨¢sica, se introduce en el mundo de esos moteros, desde un comienzo dotado de cierta pureza a su desarrollo siniestro.
Los antecedentes en cine de los moteros salvajes no son demasiados estimulantes. De acuerdo en que molaba cantidad el sensual Brando, ataviado con chupa y gorra de cuero en Salvaje, pero lo dem¨¢s en ella era tan previsible como mediocre. Y era efectista y torpe casi todo en la supertriunfadora Easy Rider, exceptuando la brillante y muy graciosa aparici¨®n de Jack Nicholson y la vibrante banda sonora. Solo me interes¨® el mundo de los moteros cuando lo describi¨® el anfetam¨ªnico y magnifico escritor Hunter S. Thompson en su libro Los ?ngeles del infierno. Y poco m¨¢s.
La primera parte de Bikeriders. La ley del asfalto est¨¢ pulcramente narrada, con la mujer de uno de los protagonista haciendo de mod¨¦lica narradora de su propia historia, eterna enamorada del m¨¢s joven, introvertido y duro de los motoristas, a trav¨¦s del esplendor inicial de una banda autodenominada Los V¨¢ndalos y la degradante evoluci¨®n de esta gente, inmersa en la violencia, mat¨¢ndose por el poder, actuando como delincuentes y mercenarios uniformados. Aqu¨ª no lo cuentan, pero contratados por The Rolling Stones como equipo de seguridad en un concierto en Altamont, Los ?ngeles del infierno se cargaron a navajazos a un chaval que parec¨ªa incordiar. Y su principal actividad financiera fue el trafico de drogas.
En el arranque de esta historia veo a sus personajes como raritos sin demasiado atractivo, gente cuya personalidad y comportamientos est¨¢n bien descritos pero que me provocan indiferencia. Me empiezan a interesar cuando todo se empieza a enfangar, cuando aparece la traici¨®n y la oscuridad, cuando adquirir jefaturas y objetivos concretos reemplaza a la lealtad y los c¨®digos solidarios, cuando las peleas a pu?etazos son sustituidas por las pistolas y los cuchillos, el placer de estar juntos (aunque esa convivencia tuviera comportamientos ex¨®ticos) por el negocio puro y duro. Al principio las esposas y novias eran respetadas. Posteriormente, cualquier mujer que estuviera cerca pod¨ªa ser violada en grupo. Puedes conectar m¨ªnimamente con el inicial esplendor en la hierba de esta motorizada secta aunque todo acabe siendo s¨®rdido en su desarrollo.
Adem¨¢s de un poderoso estilo visual, que le sirve para contar historias con una c¨¢mara que nunca pretende erigirse en protagonista, en alardes experimentales o exhibicionistas, Jeff Nichols siempre extrae lo mejor de int¨¦rpretes muy solventes. Es cre¨ªble y poderosa la actriz Jodie Comer, narradora de la historia. Tambi¨¦n el guaperas Austin Butler, que antes interpret¨® a Elvis Presley. Y con los veteranos y brillantes Tom Hardy y Michael Shannon (mi villano favorito del cine actual), Nichols juega sobre seguro. Contiene variadas cosas buenas, aunque no deslumbrantes, esta pel¨ªcula. Lo que se agradece a¨²n mas en estos tiempos tan grises.
Bikeriders. La ley del asfalto
Dirección: Jeff Nichols.
Intérpretes: Austin Butler, Jodie Comer, Tom Hardy, Michael Shannon, Boyd Holbrook, Mike Feist.
Género: drama. EE UU, 2024.
Duración: 116 minutos.
Estreno: 12 de julio.
Babelia
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