El d¨®nut de Metallica vuela la cabeza a 65.000 espectadores en el Metropolitano
El grupo californiano llena el estadio del Atl¨¦tico de Madrid con una reinvenci¨®n que los mejora est¨¦tica y musicalmente
La ¨²ltima vez que Metallica visit¨® Madrid, en julio de 2022, fue como un d¨ªa cualquiera en la oficina: un The Ecstasy Of Gold para empezar, una docena de veloces solos de Kirk Hammett por all¨¢, un Nothing Else Matters de carril, un escenario cl¨¢sico¡ Todo correcto, todo rutinario. Un trabajo profesional falto de sorpresas y donde hab¨ªa que escarbar para encontrar pasi¨®n. El cuarteto fue consciente de que viv¨ªa instalado en su zona de holgazaner¨ªa, tom¨® nota y le dio una vuelta al asunto. Anoche empezamos a ver el resultado. Otros Metallica tomaron el estadio del Atl¨¦tico de Madrid, y gustan bastante m¨¢s que los vistos en las ¨²ltimas visitas.
Muchas cosas se salieron de lo habitual anoche en el Metropolitano. El grupo entr¨® al recinto por un pasillo a ras de suelo, con lo que pod¨ªan saludar a los aficionados que se agolpaban a ambos lados en esa zona. El escenario, en forma de d¨®nut, se instal¨® en el centro del c¨¦sped, por lo que no hab¨ªa zonas ciegas en todo el estadio. Fue un concierto con una visi¨®n 360, que se dice, concepto que ya utilizaron en otras giras, pero ahora resulta m¨¢s apabullante. Los cuatro m¨²sicos se movieron con libertad por el escenario circular. ?D¨®nde est¨¢ Kirk? En aquella curva, hurgando en las cuerdas de su guitarra. ?Y James? M¨ªralo, subido en una tarima, dej¨¢ndose las am¨ªgdalas con Creeping Death. Incluso Lars Ulrich dispuso de hasta cuatro bater¨ªas situadas en lugares distintos del rosco. Instalaron tambi¨¦n ocho torres con una especie de lata gigante arriba que sirvieron como pantallas para amplificar lo que ocurr¨ªa en el escenario o ilustrar con motivos art¨ªsticos la historia de la canci¨®n que sonaba. La verdad es que los californianos pusieron el estadio rojiblanco del rev¨¦s.
M¨¢s novedades. Se trata de un fin de semana con Metallica (M72 World Tour. No repeat Weekend, se llama la gira), dos jornadas (ayer viernes y ma?ana domingo) en el mismo lugar, donde se interpreta un repertorio diferente cada d¨ªa y con dos teloneros distintos por noche. La entrada para el fin de semana costaba unos 145 euros, y muchos de los all¨ª presentes (65.000, lleno) las compraron hace un a?o y medio. El plan estaba claro: que el aficionado se rascase el bolsillo, porque si solo acude una noche puede que no escuche varias de sus canciones favoritas, que s¨ª interpretar¨¢n en la siguiente jornada. Es un desembolso importante, pero el grupo te devuelve el dinero con un gran espect¨¢culo.
Como toda experiencia rompedora existe gente que se pueda sentir desubicada. El concepto del escenario en rosco anima a la dispersi¨®n. Hetfield pod¨ªa en un momento dado cantar desde una curva y Hammett tocar la guitarra desde la contraria, a 30 metros de distancia y d¨¢ndose la espalda. El cambio de bater¨ªa iba avanzando y fijando el camino, que circulaba por el circuito en el sentido contrario a las agujas del reloj. Despu¨¦s de dos horas el espect¨¢culo acab¨® con un Master Of Puppets interpretado justo donde hab¨ªa salido la banda al principio de la noche. Son detalles nada improvisados.
El montaje ofreci¨® m¨¢s posibilidades para el disfrute a los que lo presenciaron en la grada, ya que su visi¨®n era completa. Para los que eligieron el c¨¦sped era complicado admirar el cuadro completo; a cambio, estos espectadores de a pie vivieron la descarga de decibelios en todo su esplendor. En cualquier caso, estamos ante un espect¨¢culo integrador: en pocos recitales de estadio se consigue llegar con tanto impacto a tanta gente.
Llama la atenci¨®n la capacidad que ha tenido este grupo para impregnarse de una capa de glamur. Se vio en el p¨²blico: conflu¨ªan en armon¨ªa los rockeros curtidos cincuentones con chichas y chicos estupendos que pod¨ªan haber estado en un concierto de Dua Lipa. De hecho, algunos de los presentes iniciaron la semana en la capital bailando con la diva inglesa en Mad Cool. El grupo se ha preocupado por llamar a la puerta de los lugares donde est¨¢n los j¨®venes (Stranger Things, Fortnite, TikTok) y ha sido aceptado. Y esto no puede ser m¨¢s que una buena noticia.
Hay que dedicarle unos comentarios elogiosos a James Hetfield, un tipo que pareci¨® descarrillar entre colocones de sustancias y se ha convertido en alguien confiable a quien dejarle al cuidado de los ni?os para una tarde de palomitas y cine de aventuras. Anoche derroch¨® un carisma relajado en plan John Wayne en Centauros del desierto y no necesit¨® demostraciones atl¨¦ticas, porque con un levantamiento de ceja ya ten¨ªa a sus pies a 60.000 personas.
El sonido fue mejorable, como casi siempre en un estadio que no se construy¨® con exquisiteces ac¨²sticas. La confusa amalgama s¨®nica, con rebotes y ecos, result¨® dura al principio y luego, entre que mejor¨® algo y que a todo acabas acostumbr¨¢ndote, la cosa se hizo m¨¢s llevadera. Tocaron un repertorio de 15 canciones, mezclando ¨¦xitos con piezas para los que quieren ir un poco m¨¢s all¨¢, como Orion, una canci¨®n instrumental de ocho minutos y medio que bordaron. En el cap¨ªtulo de los cl¨¢sicos, ya se sabe que el domingo no interpretar¨¢n estos, ya que no coincidir¨¢ ninguna canci¨®n: Nothing Else Matters, Sad but True o Master of Puppets.
Hubo momentos divertidos, como cuando Robert Trujillo inform¨® de que hab¨ªa compuesto una canci¨®n exclusivamente para esa noche, titulada Sangr¨ªa Brain (Cerebro de sangr¨ªa), que result¨® ser una interesante pieza instrumental interpretada por su bajo y la guitarra de Hammett. Tambi¨¦n provoc¨® mucha algarab¨ªa el lanzamiento de gigantes balones de playa mientras acataban Seek and Destroy.
Hasta el final fue original, con el cuarteto dando la vuelta al rosco durante 15 minutos y repartiendo p¨²as y choques de manos con los de las primeras filas. Luego, se dieron la vez los cuatro en el micr¨®fono para realizar un corto agradecimiento que siempre acab¨® con: ¡°Nos vemos aqu¨ª el domingo¡±. Como gane Espa?a la final de la Eurocopa, que se disputa a la misma hora del concierto, se va a armar una buena...
Babelia
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