Bill Viola, el artista que ralentiz¨® el tiempo, muere a los 73 a?os
El creador neoyorquino, que ha fallecido por alzh¨¦imer, construy¨® un universo propio destinado a dar respuesta a las grandes preguntas de la vida recurriendo al videoarte y a los maestros antiguos
Un gran artista es aquel que sabiendo entender su propio tiempo es capaz de adelantarse a ¨¦l. Bill Viola, un creador que fue capaz de enfrentarse en su obra con temas tan esenciales como la muerte, incluso de sus seres queridos, el nacimiento, la belleza, la luz, la oscuridad, el dolor o la espiritualidad cristiana, falleci¨® a los 73 a?os el viernes pasado, en su casa de Long Beach (California, Estados Unidos), despu¨¦s de a?os sufriendo alzh¨¦imer. Hace apenas unos meses, su asistente en el estudio, Gene Zazzaro, contaba a este periodista que estaba tan enfermo que era incapaz ya de atender al tel¨¦fono.
Bill Viola nunca fue eso que se etiqueta de un v¨ªdeo-artista, sino un creador, que utilizaba el v¨ªdeo para expresarse. En Espa?a siempre fue reconocido. En la feria Arco present¨® uno de sus mejores trabajos llamado Observance (2002). Un v¨ªdeo que remit¨ªa a los atentados de las Torres Gemelas en septiembre de 2001. Lo hab¨ªa planteado igual que un joven Ribera. Las figuras estaban aisladas, solas. Concentradas en sus sentimientos. Sin distracciones de fondo. Solo un grupo de personas en una emocionante cola se alternaban para contemplar con horror algo que se ocultaba al espectador pero que resultaba sencillo suponer. Solo hubo un ejemplar a la venta. Unos 300.000 euros. ¡°?nicamente puede estar en una instituci¨®n p¨²blica o privada¡±, exigi¨®. Ten¨ªa el sentido de haber creado una gran obra. Al igual que aquel primer v¨ªdeo, de 1976, El espacio entre los dientes. Hab¨ªa algo distinto en ¨¦l. Quiz¨¢ la emoci¨®n que recogi¨® de los maestros antiguos cuando solo, ¨²nicamente, el fot¨®grafo Jeff Wall, los miraba.
Viola escrib¨ªa con una letra muy clara con rotulador negro y en peque?os cuadernos. Ah¨ª prend¨ªa sus apuntes. Sin duda, hay muchos violas, qued¨¦monos con el ¡°espa?ol¡±, un rato, a solas. En 1986 visit¨® el Museo del Prado, donde, por primera vez, la pintura le hizo llorar. Impactado por los pol¨ªpticos medievales, el grabado de Goya El sue?o de la raz¨®n y sus pintura negras. No fue su ¨²nica pasi¨®n espa?ola. En 1993 cre¨® la videoinstalaci¨®n La habitaci¨®n de San Juan de la Cruz, que evoca la celda ¨ªnfima donde el m¨ªstico espa?ol fue torturado y escribi¨® poes¨ªa.
Nada de esto habr¨ªa sido posible gracias a una de sus vivencias m¨¢s famosas con la muerte. Lo narr¨® en 2004 en la inauguraci¨®n de su exposici¨®n Las pasiones, en la sede de la Fundaci¨®n La Caixa en Madrid. A los seis a?os se cay¨® en un lago. Pero antes de ser rescatado por un t¨ªo, bajo el agua, encontr¨® ¡°probablemente el mundo m¨¢s bello que haya visto¡±. ¡°Todo era calma, tranquilidad; hab¨ªa desaparecido el miedo. Una especie de para¨ªso, y yo pensaba que ese era el mundo real¡±, contaba en una entrevista con el historiador del arte Hans Belting (1935-2023). Sus obras nunca podr¨¢n desprenderse de esa experiencia.
William Viola Jr. naci¨® en enero de 1951 en el barrio de Flushing, Queens (Nueva York), criado con un hermano mayor y otro m¨¢s peque?o. Su padre, explica The New York Times, trabajaba en American Airways y era hijo de inmigrantes italianos y alemanes. Su madre, Wynne (Lee) Viola, hab¨ªa viajado de Inglaterra a Estados Unidos.
Se licenci¨® en la Universidad de Siracusa en artes. Pronto estaba ayudando a montar exposiciones de Nam June Paik, Peter Campus y otros. M¨¢s tarde, en 1973, trabajar¨ªa con gigantes de la ¨¦poca, como Joan Jonas, Chris Burden o Jannis Kounellis. En 1997 conoci¨® a Kira Perov, directora de los eventos culturales en La Trobe University en Melbourne (Australia). Se cas¨® con ella y, desde entonces, ser¨ªa la encargada de planificar el trabajo, fotografiarlo, catalogarlo, acordar los t¨¦rminos de las exposiciones. Esa parte que a ¨¦l tanto le costaba. El tiempo les dio dos hijos: Blake y Andrei.
Hay una obra extraordinaria: The Passing, 1991 (El tr¨¢nsito), en la que filma el camino hacia el fallecimiento de su madre. Hab¨ªa tenido un derrame cerebral y falleci¨® en noventa d¨ªas. ¡°Fue una incre¨ªble pesadilla emocional que finaliz¨® con ella rodeada de tubos y cables, mientras la misma tecnolog¨ªa electr¨®nica e inform¨¢tica con la que yo hab¨ªa basado toda mi pr¨¢ctica art¨ªstica la manten¨ªa viva¡±, contar¨ªa. La ¨²nica opci¨®n que ten¨ªa para soportar el dolor era filmar a su madre en su lecho de muerte. ¡°Lo conceb¨ª en dos semanas y como una bofetada me di cuenta de que la vida era mucho m¨¢s profunda de lo que imaginaba¡±.
Poco despu¨¦s llegaron mejores tiempos. En 1992 fich¨® por la galer¨ªa neoyorquina James Cohan, una de las m¨¢s importantes de los a?os noventa. Seis a?os m¨¢s tarde, en la Bienal de Venecia muestra The Greeting, un v¨ªdeo rodado con actores basado en la pintura del maestro del Renacimiento Jacopo Pontormo (1494-1557). Narra la visitaci¨®n de Mar¨ªa a Santa Isabel. Ah¨ª est¨¢ el Viola m¨¢s reconocible. La alta definici¨®n, el uso de pantallas planas, la imagen ralentizada hasta el extremo, como si una pincelada del maestro que tardase decenas de segundos.
Antes, en 1992, hab¨ªa creado El tr¨ªptico de Nantes. Son tres v¨ªdeos como paneles. En la izquierda aparece la vida, el parto; en el centro, un hombre flotando bajo el agua; a la derecha, la muerte, lenta, de una anciana. La exaltaci¨®n de la vida y el sufrimiento, pero nunca aparece el rostro de Viola. La forma que hall¨® de superar la crisis fue volver a los maestros antiguos. El excepcional El quinteto de los at¨®nitos, de 2000, es una pintura caravaggista napolitana reinterpretada 400 a?os despu¨¦s. M¨¢s tarde, en 2014, mostr¨® con un enorme ¨¦xito en la catedral de San Pedro, en Londres, Materia (Tierra, Aire, Fuego, Agua).
Su obra forma parte de las grandes colecciones del MoMa, Guggenheim, Getty o del MET. Pero esto da igual. Solo es la contabilidad de la vida. Pese a que en sus ¨²ltimos a?os quiz¨¢ su trabajo ten¨ªa una saturaci¨®n de maestros antiguos y sus posibilidades hab¨ªan llegado al l¨ªmite, Viola tuvo el gran talento de proponer esos temas que solo unos pocos pueden alcanzar: el nacimiento, el dolor, el consuelo, la finitud del tiempo y, sobre todo, el entorno retorno de la pregunta: ?cu¨¢l es el sentido de la existencia? Solo su b¨²squeda est¨¢ al alcance de unos pocos. El historiador del arte James Elkins se pregunta en su libro Im¨¢genes y l¨¢grimas: ?Por qu¨¦ lloramos ante los cuadros? Contemplen algunas obras de Viola, con calma, al igual que se contempla una bella pintura antigua, ah¨ª hallar¨¢n parte de la respuesta al desaf¨ªo de existir.
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