¡®De repente, solos¡¯: el triple naufragio de un barco, de una pareja y de un proyecto de pel¨ªcula

Esta es la historia de un naufragio y de una p¨¦rdida. Ambas por partida doble: dentro de la pel¨ªcula en s¨ª, el relato de una pareja en declive que, de viaje paradisiaco en barco casi como ¨²ltima v¨ªa de soluci¨®n para el naufragio de su pareja, acaba perdiendo la embarcaci¨®n y debiendo sobrevivir en una isla desierta de la Ant¨¢rtida; y tambi¨¦n extr¨ªnsecamente, por el hundimiento del proyecto inicial y la p¨¦rdida de sus dos estrellas por parte del propio director, Thomas Bidegain, que cuando estaba a punto de debutar con una producci¨®n en ingl¨¦s protagonizada y coproducida por Jake Gyllenhaal y Vanessa Kirby, tuvo que poner fin a su sue?o apenas ocho semanas antes de rodaje por graves desavenencias con ambos int¨¦rpretes, sobre todo con el primero.

La cuesti¨®n clave en De repente, solos es esta: ?de qu¨¦ va realmente la pel¨ªcula? Por supuesto, no hablamos de la sinopsis ni del argumento, sino de lo que hay detr¨¢s: sus subtextos. Lo fue durante el proceso de lectura del guion y en los primeros ensayos con Gyllenhaal y Kirby en el solitario escenario en el que deb¨ªa filmarse, algo que, seg¨²n un art¨ªculo escrito por Bidegain en la revista francesa Technikart y en una entrevista posterior para Variety, fue esencial en el proceso de ruptura pues Gyllenhaal pensaba una cosa, Kirby otra distinta, y Bidegain finalmente no pudo imponer su visi¨®n personal, que para eso era el director y guionista. Y lo es tambi¨¦n despu¨¦s de vista esta versi¨®n francesa protagonizada por M¨¦lanie Thierry y Gilles Lellouche, que se estrena en Espa?a a trav¨¦s de Movistar sin pasar antes por las salas comerciales.

Esta no es la historia del naufragio de un barco, sino del naufragio de un matrimonio que no tiene m¨¢s remedio que ponerse a flote gracias a un amor que ya se estaba hundiendo. En esa paradoja se deb¨ªa mover la pel¨ªcula y la idea es buena si se hubiera desarrollado con matices de mayor trascendencia. Hay apuntes interesantes, por ejemplo, en material sexual: ¨¦l la acusa a ella al principio de su ¡°falta de sensualidad¡± y, cuando ya parecen perdidos en la isla, hacen el amor como animales, con ese componente at¨¢vico que tiene la situaci¨®n (ellos solos, en un paraje inh¨®spito). Tambi¨¦n es sugestivo c¨®mo un proyecto de vida se convierte ¡°de pronto¡± (como se ocupa de subrayar el t¨ªtulo) en un proyecto de supervivencia.

Sin embargo, la pel¨ªcula es simplemente correcta. Lo es incluso en su puesta en escena, que nunca se sale del carril del convencionalismo, incluso en los planos, en principio, m¨¢s inesperados, como esos dos cenitales en el momento en que cualquier espectador avezado esperar¨ªa esa toma desde arriba para remarcar la soledad y la indefensi¨®n ante el abismo. Bidegain, excelso guionista de las mejores obras de Jacques Audiard (Un profeta, De ¨®xido y hueso, Los hermanos Sisters), director debutante con el drama familiar de aires a w¨¦stern Mi hija, mi hermana (2015), ha compuesto un relato de nobleza y dignidad al que le falta algo para cruzar la l¨ªnea de lo verdaderamente peculiar, ya fuera en su vertiente de historia de supervivencia o en el interior de sus personajes. No tiene la emoci¨®n de t¨ªtulos como N¨¢ufrago ni el melodrama de La sociedad de la nieve o, salvando las distancias de la edad, la (re)construcci¨®n del amor juvenil de El lago azul (pese a que el personaje femenino no deje de comer bayas, lo que inevitablemente lleva al recuerdo de la m¨ªtica pel¨ªcula de Randal Kleiser).

De repente, solos, basada en una novela de Isabelle Autissier, nunca descolla, y quiz¨¢ era eso lo que buscaba Gyllenhaal, aunque por el peor de los caminos y con los m¨¦todos y excentricidades m¨¢s criticables. Las diferencias creativas que hundieron un proyecto que no pudo ser y sacaron a flote otro que es el que es.