Placer, vaginas y emancipaci¨®n colectiva: el gozo feminista de Mari Chord¨¤ invade el Macba
Una muestra re¨²ne pinturas, esculturas, obra gr¨¢fica y producci¨®n literaria de la artista que cofund¨® el primer bar y la primera editorial feminista espa?ola
La aprobaci¨®n del sistema nunca ha robado el sue?o a la artista y activista Mari Chord¨¤ (Amposta, 82 a?os). Por instinto, lleva toda su vida cuestionando a quienes dictan las reglas. Le pas¨® estudiando Bellas Artes en Barcelona, donde pint¨® su primera vagina en 1964 y se rebel¨® contra el anacronismo que ve¨ªa sobre los cuerpos femeninos. Chord¨¤ rechaz¨® el estilo figurativo acad¨¦mico. Su mirada entend¨ªa esas formas, pero tambi¨¦n las trascend¨ªa. As¨ª que su trazo derrochar¨ªa sensualidad, juego, una explosi¨®n de color pop. Y por qu¨¦ no iba a ser bello pintar lo que nos mueve por dentro, plasmar lo visceral, lo que denota vida: fluidos, secreciones, semen, flujo vaginal, l¨¢grimas, coitos. Todo cabr¨ªa en sus lienzos, esos que transforman en una sensual curva a ese borde tan seco, tan recto y tan gris con el que el canon impone la frontera de la belleza y buen gusto.
Para esta ¡°visionaria de un activismo insobornablemente vivo¡± ¡ªcomo la define la directora del Macba, Elvira Dyangani Ose, museo que le dedica ahora su primera retrospectiva, Mari Chord¨¤... i moltes altres coses, una muestra disponible hasta enero en coproducci¨®n con el Museu d¡¯Art Modern de Tarragona (MAMT)¡ª, la anamorfosis no solo ha sido una t¨¦cnica art¨ªstica. La ruptura con la subalternidad, la disidencia de la norma, ha sido la t¨®nica que define su vida. Ella escribi¨®, pint¨® y pele¨® por una sexualidad libre y sin convenciones, por la legitimaci¨®n del disfrute. Lo hizo en el ¨¢mbito ling¨¹¨ªstico con sus poes¨ªas, de forma conceptual con su arte y con intenci¨®n ideol¨®gica en la calle, urgiendo a la emancipaci¨®n colectiva desde la creaci¨®n de espacios seguros para las mujeres. Ya fuese de Lo Llar, el local de conciertos y exposiciones que fund¨® en Amposta (Tarragona), o laSal, el primer bar feminista de Espa?a que abri¨® en el Raval barcelon¨¦s en junio de 1977 junto a Carme Cases, Mar¨ªa Jos¨¦ Quevedo, Sat Sabater y Montse Sol¨¤ y que dio pie a la primera editorial feminista espa?ola, su experiencia no se entiende sin la necesidad de unir fuerzas con otras. Una mente colmena femenina que reinventara el sistema de forma libre, con m¨¢s vida y por qu¨¦ no, con mucha m¨¢s fiesta.
Vulvas y simbiosis
¡°Cambiar aquel mundo rancio y putrefacto franquista es mucho m¨¢s importante que haber podido hacer unas cuantas obras que est¨¦n aqu¨ª hoy¡±, cont¨® en la presentaci¨®n de la retrospectiva. Subrayando sus principios pol¨ªticos, reunida ante la prensa, Chord¨¤ prob¨® una vez m¨¢s porque lo suyo marca distancia con esa teor¨ªa autoral heredada que se centra en ensalzar la visi¨®n del yo y no de lo que acontece a su alrededor. M¨¢s que defender la val¨ªa de su trabajo ¡ªque lo hizo: ¡°aqu¨ª ten¨¦is mis poes¨ªas y mis obras, estoy muy contenta de exponerlas, pero esto no es toda mi vida, poco m¨¢s puedo decir¡±¡ª, la artista no desaprovech¨® la oportunidad para lanzar un aviso para las nuevas generaciones. ¡°Que hoy est¨¦ esta exposici¨®n aqu¨ª no significa nada. No nos confiemos, especialmente las mujeres, porque no es oro todo lo que reluce: siempre habr¨¢ una excusa para menospreciarnos. As¨ª que avanti popolo¡±, dijo.
Vitalista, fresca y combativa, la muestra del Macba, que recoge el t¨ªtulo de su primer libro de poemas, re¨²ne una selecci¨®n de pinturas, esculturas, obra gr¨¢fica y producci¨®n literaria. Est¨¢n esas vulvas coloristas que recuerdan ligeramente a los ambiguos cuadros de flores de Georgia O¡¯Keeffe, pero tambi¨¦n hay recreaciones de sus esculturas de los sesenta y los setenta para que los visitantes las toquen y disfruten. Son las que ide¨® para jugar con su hija ?ngela, porque as¨ª como visibiliz¨® el lesbianismo, Chord¨¤ tambi¨¦n quiso liberar a la maternidad de sus convenciones y cadenas. Se autorretrat¨® con colores pop embarazada en la ba?era. Tras un par¨®n art¨ªstico por la crianza hasta los 90, el Macba recoge sus ¡°cet¨¤cies¡±, arte para ensalzar la simbiosis inspirada en la investigaci¨®n de las espiroquetas de la bi¨®loga Lynn Margulis en el Delta del Ebro (las que, casualmente, se pudieron admirar en el CCCB en 22021 en la muestra Ciencia Fricci¨®n). El recorrido incluye algunas piezas in¨¦ditas, como la instalaci¨®n de fotograf¨ªa y v¨ªdeo subacu¨¢tico ?ter/Ou (2017/2024), un chapuz¨®n de libertad que huele a verano donde los cuerpos desnudos se mueven con libertad a remojo y el mural Dissoldre¡¯s 2 (1967/2024), que se incorpora a la colecci¨®n del Macba.
laSal, un bar para todas
¡°El placer de Mari Chord¨¤ es disidente y su arte es subversivo, es una lucha contra situaciones hechas y preestablecidas¡±, defendi¨® en su inauguraci¨®n la comisaria de la muestra, Teresa Grandas. Otro de los bastiones de la exposici¨®n, precisamente, es el archivo documental de esas luchas emancipadoras que Chord¨¤ teji¨® en alianza con las feministas de la ¨¦poca. Ah¨ª est¨¢ la m¨ªtica foto que tom¨® Pilar Aymerich, cuando capt¨® a una mujer arrodillada, limpiando en bata y rulos, mientras el resto de mujeres debat¨ªa sobre los derechos femeninos en el paraninfo de la Universitat de Barcelona en las Jornades Catalanes de la Dona del 76. ¡°Posiblemente, fue la primera performance feminista vista en Espa?a¡±, rememora Aymerich al tel¨¦fono. ¡°Lo prepar¨® todo Mari [Chord¨¢], que conoc¨ªa a tres chicas que ensayaban performance en el piso de arriba de un bar de abuelos que jugaban al ajedrez y las invit¨®. Esas tres chicas salieron a fregar como reivindicaci¨®n del trabajo invisible durante la ponencia de trabajo y salud en el paraninfo En cuanto una de ellas se puso a fregar el suelo, no lo dud¨¦: dispar¨¦¡±, cuenta la Premio Nacional de Fotograf¨ªa 2021.
Otra de las instant¨¢neas de Aymerich que se pueden ver en el Macba es la foto del interior de laSal, el bar feminista que Chord¨¤ abri¨® en comunidad en el Barrio Chino barcelon¨¦s. Fue all¨ª donde la Coordinadora feminista prepar¨® la publicaci¨®n Dones en lluita (Mujeres en lucha), se establecieron lazos con las republicanas del feminismo y se acogi¨® un acto con Federica Montseny, veterana de la CNT, llegada desde el exilio. Un rinc¨®n de paredes violetas que tambi¨¦n contaba con la asistencia de un abogado que facilitaba informaci¨®n y asesoramiento para abortar a aquellas que necesitaran hacerlo. All¨ª se peleaba por los derechos y la igualdad, pero tambi¨¦n se bailaba, re¨ªa, beb¨ªa y lloraba. Se viv¨ªa.
Y no solo se qued¨® ah¨ª. En el 78 se inauguraba laSal, edicions de les dones, frente al Bar-librer¨ªa, en el n¨²mero 13 de la calle Riereta. La primera editorial feminista de Espa?a sali¨® a la calle el d¨ªa del libro con dos t¨ªtulos La bolchevique enamorada, de Alexandra Kollontai, y un poemario de Chord¨¤ ilustrado por Montse Clav¨¦. Esa editorial ser¨ªa tambi¨¦n la que popularizar¨ªa la agenda que todas las feministas esperaban a inicios de enero: L¡¯agenda de les dones.
Es curioso que la validaci¨®n que tan poco ha importado a Chord¨¤ llegase cuando la exposici¨®n The World goes Pop, que tuvo lugar en 2014 en la Tate Modern de Londres, la descubri¨® a aquellos que rigen el canon. Ella siempre estuvo a otras, a las de reivindicar la alegr¨ªa y el gozo comunal, como se puede leer en la serie de historietas que escribi¨® e ilustr¨® con Montse Clav¨¦ en Las entra?ablesas (1977):
¡°¡ª... pero, ?a d¨®nde vamos? / ¡ªVamos a cabalgar por el mundo¡ /¡ª... y veremos qu¨¦ les pasa a otras mujeres¡ /¡ª... y qu¨¦ sienten¡±.
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