Juan Carlos Calder¨®n: el hombre incapaz de decir no
Un nuevo libro recoge la extraordinaria trayectoria del autor de ¡®Eres t¨²', que trabaj¨® con los m¨¢s grandes de su ¨¦poca como Serrat, Aute o V¨ªctor Manuel y Ana Bel¨¦n y que llev¨® mal la decadencia de la industria musical
Juan Carlos Calder¨®n (1936-2012) lo fue todo en el pop mel¨®dico: compositor, arreglador, productor. Triunf¨® a lo grande, tanto en Espa?a como en Latinoam¨¦rica; marc¨® ¨¦poca en los a?os de vacas gordas del negocio musical y llev¨® mal el agostamiento de esa industria rumbosa. Declaraba que su gran amor era el jazz, pero, aunque esa querencia se filtrara sibilinamente en su obra, apenas desarroll¨® esa vocaci¨®n. Como Walt Whitman, pod¨ªa afirmar ¡°yo soy inmenso y contengo multitudes¡±.
Cada uno tiene su Calder¨®n. Un bohemio muy de derechas. Un elitista que aseguraba que el mejor whisky llevaba la marca DYC. Un dictador que se pon¨ªa totalmente al servicio del artista de turno. Una libido muy viva que alimentaba un repertorio tanto rom¨¢ntico como er¨®tico. Un perfeccionista que aceptaba encargos deplorables. El progenitor de una f¨®rmula dorada que se negaba a modificar.
El libro Juan Carlos Calder¨®n. ?Qui¨¦n eres t¨²? (Editorial Milenio) es la destilaci¨®n de la tesis doctoral de la music¨®loga Mar Norlander, realizada en complicidad con los hijos del protagonista, Jacobo y Teresa Calder¨®n. Su alcance es exhaustivo: cubre incluso las bandas sonoras hechas para Pedro Mas¨® y otros cineastas entre 1966 y 1981, con atenci¨®n extra a Carola de d¨ªa, Carola de noche, frustrado intento de Jaime de Armi?¨¢n de sublimar la trayectoria vital de Marisol en un relato de intriga internacional. Para Calder¨®n, el cine supone licencia para experimentar, aprovechando sobre todo la otredad propia de las pel¨ªculas de terror.
Sus primeros trabajos destacados le sit¨²an como h¨¢bil sastre para la emergente canci¨®n de autor: Serrat, Aute, Massiel, Alberto Bourb¨®n y, m¨¢s adelante, V¨ªctor Manuel y Ana Bel¨¦n. Para entonces, ha descubierto el fil¨®n de los grupos vocales, ejemplarizado por los formidables Mocedades (y su pareja sat¨¦lite, Sergio y Est¨ªbaliz, m¨¢s la posterior reencarnaci¨®n como El Consorcio). Gente disciplinada, que necesita composiciones, arreglos, director de orquesta y productor. Papeles que asume gustosamente Juan Carlos Calder¨®n, dotado de o¨ªdo absoluto y voluntad de triunfar.
La flexibilidad de Calder¨®n le permite medirse con astros emergentes (Miguel Bos¨¦, Ricky Martin) y dotar de contenido al tr¨¢nsito de Luis Miguel hacia la edad adulta, materializado en media docena de ¨¢lbumes. Le motiva potenciar la complicada carrera de los ¡°hijos de¡±, bajo la sombra de figuras como Lola Flores (Lolita), Enrique Guzm¨¢n (Alejandra Guzm¨¢n) o Dyango (Marcos Llunas).
Uno sospecha que Calder¨®n abrazaba todos los encargos que le ca¨ªan. Se esfuerza en los llamados desenterrados, discos donde se conjuran duetos entre artistas de actualidad y alg¨²n difunto: Nino Bravo, Cecilia, Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez. Se lo plantea como reto t¨¦cnico, ajeno a cuestiones morales o est¨¦ticas. Son carencias evidentes: para el especial de David Bustamante que TVE graba en Santander en 2002, Calder¨®n compone Cantabria, supuestamente ¡°para hacer algo por mi tierra¡±: un poco original tema de salsa (s¨ª, la Espa?a de Operaci¨®n Triunfo era as¨ª de friqui).
Aparte del minucioso an¨¢lisis musical, Mar Norlander pone el foco en las letras de Calder¨®n. Se enfatizan los amores imposibles (de Secretaria a La fiesta termin¨®) pero tambi¨¦n brillan las descripciones de la pasi¨®n, incluso sadomasoquista: recuerden R¨®mpeme, m¨¢tame, del tr¨ªo Trigo Limpio, luego retomada por Siniestro Total en clave de latin rock. Los conflictos matrimoniales son una veta inagotable: ellas, las cantantes, escenifican las historias m¨¢s tortuosas, generalmente relacionadas con la infidelidad.
Para muchos creadores, los festivales de la canci¨®n son territorio radioactivo. Seguro de sus poderes, Juan Carlos Calder¨®n acepta los riesgos y tiene suerte: la suntuosa Eres t¨², defendida por Mocedades en Eurovisi¨®n 1973, es su creaci¨®n m¨¢s universal. Pero se va desencantando. En Eurovisi¨®n 1985 pincha con Paloma San Basilio y se pregunta si todos los pa¨ªses tienen jurados tan disparatados como el de TVE: doce famosos, de Emilio Butrague?o a Francisco Umbral, ninguno particularmente mel¨®mano.
Veinte a?os despu¨¦s, arremete contra la imagen de pa¨ªs que difunde Prado del Rey. En carta al diario ABC, asegura que ¡°la m¨²sica popular que se hace ahora no es m¨¢s que chabacaner¨ªa y chirigota; hemos pasado del seudoflamenco, ya tan usado en la dictadura, a una caricatura de la m¨²sica ¨¢rabe. O sea, que estamos haciendo una m¨²sica peor que en posguerra¡±. El motivo de su furia no ser¨ªa ciertamente lo m¨¢s vergonzoso enviado por TVE: Brujer¨ªa, por Son de Sol, simplemente segu¨ªa la pauta de Las Ketchup.
Aunque Calder¨®n dominaba la tecnolog¨ªa digital, hasta el final prefiri¨® trabajar con grandes orquestas y los mejores instrumentistas de base, en estudios de primera categor¨ªa. Pero ya no hab¨ªa presupuestos para tales alardes. Ese mismo a?o, 2005, daba una conferencia titulada Mi aventura musical, donde desvelaba sus trucos del oficio. Aunque incompleta, esa confesi¨®n est¨¢ reproducida en las p¨¢ginas finales del libro de Mar Norlander. No se la pierdan.
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