¡®La mujer del presidente¡¯: jocosa s¨¢tira pol¨ªtica que revitaliza la figura de la esposa de Jacques Chirac

En Espa?a ha sido rebautizada como La mujer del presidente, pero el t¨ªtulo original franc¨¦s es simplemente Bernadette. En su pa¨ªs no hace falta m¨¢s, pese a compartir nombre con la m¨ªtica pastora y religiosa de las apariciones marianas de Lourdes. Sus 13 a?os como primera dama al lado de su marido, el expresidente Jacques Chirac, la avalan. Tambi¨¦n el vuelco en su imagen, del que da cuenta la pel¨ªcula de la novel L¨¦a Domenach, una simp¨¢tica s¨¢tira pol¨ªtica que deja al mandatario y a algunos de sus ayudantes pr¨¢cticamente por los suelos, mientras defiende la figura de una mujer con fama de a?eja, hosca, g¨¦lida y con mal humor, que logr¨® dar la vuelta a las encuestas no solo como cohabitante del Palacio del El¨ªseo sino tambi¨¦n como pol¨ªtica local.

Otro s¨ªmbolo franc¨¦s, Catherine Deneuve, es la encargada de dar vida a Bernadette Chodron de Courcel, llamada Chirac tras su matrimonio, actual viuda del expresidente a sus 91 a?os, y, seg¨²n detalla con sorna esta ficci¨®n ¡°ligeramente inspirada¡± en la realidad, ninguneada por el c¨ªrculo del poder ya desde el primoroso gag con el que se inicia la pel¨ªcula. Chirac, que ya hab¨ªa sido primer ministro en dos mandatos y alcalde de Par¨ªs durante ocho a?os, es elegido presidente de la Rep¨²blica a mediados de mayo de 1995. Con sus espigados 1,89 cent¨ªmetros de estatura y subido a un pedestal saluda desde un balc¨®n a sus seguidores, con la peque?a barandilla casi a la altura de sus rodillas. Su esposa, a la que nadie hace ni caso, se acerca a c¨¢mara lenta hacia el griter¨ªo y los olores del triunfo. Domenach, con buen criterio, utiliza im¨¢genes reales de la televisi¨®n de la ¨¦poca para ilustrar a la enfervorizada ciudadan¨ªa. Pero cuando llega al balc¨®n, minimizada f¨ªsica, sentimental y pol¨ªticamente, su marido, con expresivos brazos abiertos de incredulidad, le incrusta una frase trapera: ¡°?Qu¨¦ haces aqu¨ª, Bernadette? ?Que te vas a caer!¡±.

Desde ah¨ª, la pel¨ªcula cuenta sus iniciales deslices p¨²blicos (las improcedentes cr¨ªticas por televisi¨®n a su primer ministro, Alain Jupp¨¦); la contrataci¨®n de un asesor de comunicaci¨®n como ayuda para intentar salir de su reducto de mujer florero; las acertadas intuiciones sobre el ascenso de la ultraderecha en las sucesivas elecciones; y su propia carrera pol¨ªtica como concejal y teniente de alcalde del departamento de Corr¨¨ze. Domenach no se guarda una, aunque algunos de los temas tienen m¨¢s desarrollo que otros dependiendo quiz¨¢ de que los personajes est¨¦n ya fallecidos o no, y en ese sentido sobresale la atenta denuncia, siempre en modo jocoso, de las infidelidades de Chirac con variadas mujeres, pero la falta de concreci¨®n respecto de una de ellas, ¡°famosa actriz italiana¡±, cuando toda la prensa y el p¨²blico sabe que se trataba de Claudia Cardinale.

En este siglo XXI, y siguiendo el modelo estadounidense, al cine franc¨¦s hay que agradecerle la mirada poli¨¦drica a su m¨¢s reciente historia del poder, con abundantes pel¨ªculas pol¨ªticas que analizan las andanzas de algunos de sus grandes nombres (entre ellas, Presidente Mitterrand, dirigida por Robert Gu¨¦diguian, en 2005). La mujer del presidente abarca m¨¢s de una d¨¦cada, hasta las presidenciales de 2007, y en su recorrido, entre verdades y medias verdades, bromas y reflexiones, sin grandes aspavientos formales, pero manteniendo un nivel medio de comicidad m¨¢s que digno, se toma la libertad de empeque?ecer a algunos intocables. El m¨¢s importante, el propio Chirac, al que se dibuja como un hombre bastante m¨¢s lelo de lo que su imagen parec¨ªa transmitir. Y tambi¨¦n a Dominique de Villepin, sempiterno asesor del presidente y primer ministro entre 2005 y 2007, al que se retrata poco m¨¢s que como un estirado y bobo gal¨¢n que va de intelectual, pero que nada aporta a la pol¨ªtica real.