Un d¨ªa en el escenario peque?o m¨¢s grande del mundo: as¨ª se graba un concierto Tiny Desk
Nos colamos en el rodaje del recital de S¨ªlvia P¨¦rez Cruz en el formato que se ha convertido en el fen¨®meno m¨¢s viral de la m¨²sica en directo
El escenario peque?o m¨¢s grande del mundo est¨¢ en un edificio de cristal de un barrio de Washington en plena gentrificaci¨®n. Se monta tres o cuatro veces por semana a eso del mediod¨ªa, tras la que fue la mesa del locutor Bob Boilen en la redacci¨®n de la radio p¨²blica estadounidense, NPR. Boilen, que se jubil¨® en octubre, tuvo la idea de la serie de los Tiny Desk Concerts tras sufrir la experiencia frustrante de asistir a un concierto interrumpido por las conversaciones ajenas. Aquel formato improvisado e ¨ªntimo se ha convertido en una aut¨¦ntica sensaci¨®n global, una cita con la m¨²sica en directo que siguen hasta 120 millones de personas. Los v¨ªdeos se pasan primero a trav¨¦s de la web de la emisora y, a los pocos d¨ªas, se cuelgan en YouTube, donde reciben unos 45 millones de visitas mensuales.
La cantautora catalana S¨ªlvia P¨¦rez Cruz conquist¨® el pasado mes de abril el que lleva a?os siendo un lugar ic¨®nico de la m¨²sica contempor¨¢nea. Toc¨® cuatro canciones, una de ellas in¨¦dita. Por las cuestiones log¨ªsticas propias de una oficina, no son conciertos abiertos al p¨²blico, as¨ª que hab¨ªa presentes unas 20 personas, entre el equipo que organiza el Tiny Desk (productores, t¨¦cnicos y c¨¢maras), unos cuantos trabajadores de la radio que, avisados por megafon¨ªa, bajaron a curiosear qui¨¦n tocaba ese d¨ªa en el curro y unos pocos invitados de la artista.
¡°El escenario impone, tan desnudo, fr¨¢gil e ¨ªntimo¡±, dijo P¨¦rez Cruz en el camerino improvisado en una peque?a sala de reuniones despu¨¦s del recital, que se emiti¨® a principios de julio. ¡°Tambi¨¦n intimida esa posibilidad de llegar a tanta gente. En los tiempos que corren, es de agradecer un formato que defiende la m¨²sica en directo de calidad, la que se sujeta por s¨ª misma sin ayuda de artificios. Actuar aqu¨ª provoca sensaciones contradictorias: una mezcla entre la fortaleza que necesitas para superar la prueba y la fragilidad con la que te expones¡±.
Antes de que llegara la cantante y sus dos m¨²sicos, la violonchelista Marta Roma y el contrabajista Bori Albero, Suraya Mohamed, productora ejecutiva de NPR Music, hab¨ªa explicado las normas del Tiny Desk, cuya traducci¨®n literal es ¡°mesa diminuta¡±: ¡°Sugerimos que la formaci¨®n sea peque?a, aunque en eso somos flexibles, como demuestra el hecho de que la marching band Gotta be Mucca Pazza metiera tras la mesa a 23 m¨²sicos. Y los conciertos, de unos 20 minutos y con la menor amplificaci¨®n posible, tienen que ser siempre en nuestras oficinas¡±. Solo han hecho una (y no cualquier) excepci¨®n: aquel d¨ªa de 2016 en que la Casa Blanca llam¨® y pidi¨® que organizaran un recital del rapero Common, cuando Barack Obama a¨²n era presidente.
La pandemia hizo saltar las reglas del Tiny Desk, que permiti¨® temporalmente un nuevo formato: el concierto grabado por los propios m¨²sicos y enviado a NPR. En cuanto les fue posible regresaron al esp¨ªritu original. El confinamiento supuso tambi¨¦n, aclara Mohamed, una explosi¨®n en la popularidad de la serie de conciertos. ¡°Tanto, que cuando nuestros enviados especiales fueron a cubrir el principio de la guerra de Ucrania nos contaban que si se presentaban como periodistas de la NPR nadie sab¨ªa de qu¨¦ medio ven¨ªan, pero que si dec¨ªan que trabajaban ¡®en la emisora del Tiny Desk¡¯ todos quer¨ªan hablar¡±, cuenta.
Otra de las normas dice que los artistas deben venir por su cuenta. Aunque nada impide que las bandas, que act¨²an gratis, se paguen el viaje a la capital, la mayor parte de las veces la cosa surge porque los m¨²sicos tocan en la ciudad, como fue el caso de P¨¦rez Cruz, que aquella semana se subi¨® al escenario m¨¢s solemne de Washington, el del auditorio Kennedy Center, con un programa especial junto a la banda estadounidense de jazz Snarky Puppy y las cantantes Silvana Estrada, Gaby Moreno y Fuensanta. ¡°Hacerlo a mediod¨ªa es muy conveniente para ellos. No tienen que madrugar. Y cuando terminan de tocar a¨²n les queda tiempo para la prueba de sonido¡±, a?ade Mohamed.
Donaciones, informaci¨®n y m¨²sica
La NPR es una radio financiada gracias a las donaciones de sus oyentes que cuenta con una red de emisoras por todo el pa¨ªs. Est¨¢ dedicada fundamentalmente a la informaci¨®n, pero desde siempre se ha caracterizado por su compromiso con la m¨²sica. Parte de ese compromiso es el que llev¨® en 2008 a Boilen y a Stephen Thompson, otro compa?ero de la radio, al festival South by Southwest, que se celebra anualmente en locales repartidos por toda la ciudad de Austin. Ten¨ªan curiosidad por ver a la cantante folk Laura Gibson en directo, pero el barullo del bar en el que tocaba lo hizo imposible, as¨ª que le sugirieron que cuando pasara por Washington les hiciera una visita a la Redacci¨®n. Gibson les tom¨® la palabra a las pocas semanas.
¡°Cuando vino, pensamos: ¡®?Y por qu¨¦ no grabarlo?¡±, recuerda Mohamed, que forma parte de la redacci¨®n musical de NPR desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas y hace siete meses fue ascendida a productora ejecutiva. ¡°Despu¨¦s fue como: ?Y si lo subimos a nuestra web? No hab¨ªa mucho de eso entonces en internet¡±.
Visto hoy, el estilo de aquella grabaci¨®n es austero, con m¨¢s planos y m¨¢s cortos. El escenario tambi¨¦n ha cambiado, y no solo porque la radio se mud¨® dentro de Washington; las baldas de Boilen, entonces con unos cuantos CD y libros, se han llenado en estos 16 a?os de centenares de objetos que los m¨²sicos dejan como recuerdo de su paso por all¨ª: desde discos dedicados a mu?ecos Funko, latas de cerveza IPA, una baraja de tarot, el calzoncillo de un reguetonero o un par de calcetines de la sala de Washington 9:30. P¨¦rez Cruz dej¨® un cepillo de pelo.
La serie acumula ya unos 1.100 nombres, con verdaderos hitos como las visitas de Coldplay, Taylor Swift, Dua Lipa, Olivia Rodrigo o Karol G, o el recital en 2015 del rapero T-Pain, que, seg¨²n Mohamed, marc¨® ¡°un antes y un despu¨¦s¡±. Por un lado, porque escuchar sin adornos al ¡°rey del autotune¡± hizo que muchos reconsiderasen su val¨ªa. ¡°Adem¨¢s, a partir de ah¨ª, diversificamos mucho la oferta, y poco a poco nos abrimos a toda clase de estilos¡±, agrega. Esa es otra de las grandezas del Tiny Desk: est¨¢ dirigido a los amantes de la m¨²sica sin apellidos, y lo mismo programan a unos rockeros de fondo (Phish), que a una soprano (Lise Davidsen), grandes del jazz (Gary Bartz) o del soul (Chaka Khan), a una leyenda brasile?a (Milton Nascimento) o a un m¨²sico de electr¨®nica (Fred Again).
El trabajo de escoger se lo reparten entre 11 productores, m¨¢s o menos especializados por g¨¦neros, aunque no sean r¨ªgidos con esos compartimentos. El equipo se pasa el d¨ªa investigando qu¨¦ bandas merecen ocupar el escenario del Tiny Desk. A veces las buscan ellos; otras, son los artistas los que se interesan por participar. La selecci¨®n la hacen con el mismo genuino inter¨¦s por los grandes nombres que por los int¨¦rpretes reci¨¦n salidos del horno, y se enorgullecen de que nunca han corrido para hacerle un hueco a nadie. Tambi¨¦n suelen decir en broma que solo faltan por tocar ¡°Paul [McCartney], Ringo [Starr], Beyonc¨¦ y Jesucristo¡±.
Otra de las caracter¨ªsticas de la serie ¨Dy, por extensi¨®n, de la NPR¨D es la gran atenci¨®n que prestan desde hace a?os a la m¨²sica latinoamericana, a la que incluso dedican un monogr¨¢fico, a caballo entre septiembre y octubre, durante el mes de la Herencia Hispana. El gran responsable de la conquista de ese espacio es F¨¦lix Contreras, locutor desde 2010 del podcast Alt.Latino y uno m¨¢s entre la decena de selectores del Tiny Desk. En una conversaci¨®n con EL PA?S fij¨® el ¨¦xito de Despacito, de Luis Fonsi, en 2017, como el big bang de la rendici¨®n de Estados Unidos a los pies de la ¡°di¨¢spora latina¡±.
¡°Antes hubo muchos nombres y momentos importantes, claro: Tito Puente, Machito, Marlon Brando tocando los bong¨®s, Carlos Santana, Jos¨¦ Feliciano, Gloria Estefan¡ pero fueron casos aislados, no generaron un cambio en la cultura¡±, explica el experto. Esta vez es distinto, considera, gracias a internet: ¡°Antes cuando ibas a una tienda de discos todo estaba categorizado: rap, jazz, rock... Ahora en Spotify eso no existe. Escuchas trap, que puede ser en espa?ol, pero no por eso te lo separan para ponerlo en la cubeta de m¨²sica latina¡±, explica Contreras.
Esa disoluci¨®n de las fronteras tambi¨¦n ha ayudado a la presencia espa?ola, que ha crecido en el Tiny Desk gracias, en parte, al trabajo de Anamaria Sayre, una joven californiana de ascendencia mexicana que lleg¨® hace unos a?os como becaria. ¡°Creo que es un pa¨ªs muy interesante por su conexi¨®n con Latinoam¨¦rica, y porque al mismo tiempo pertenece a Europa. Adem¨¢s, considero que hay productores muy buenos¡°, dijo ese d¨ªa de abril en la Redacci¨®n.
El primer concierto en el que trabaj¨® fue el de C. Tangana. Una de aquellas excepciones pand¨¦micas, se grab¨® en torno a una mesa de aire festivo en Madrid, y contribuy¨® a la popularizaci¨®n del formato en Espa?a, pa¨ªs que est¨¢ en el top 10 de los lugares en los que m¨¢s vistitas registran los videos. En el ¨²ltimo a?o, el Tiny Desk ha acogido las propuestas de cinco artistas espa?oles: adem¨¢s de P¨¦rez Cruz, han actuado Omar Montes, Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo, el d¨²o catal¨¢n Tarta Relena y la argentino-espa?ola Nathy Peluso. Antes de eso, los invitados, de Diego el Cigala a Paco Pe?a o Antonio Lizana, hab¨ªan provenido fundamentalmente del flamenco. A¨²n queda pendiente la visita de Rosal¨ªa y, en el ¨¢mbito de la m¨²sica latina, la de Bad Bunny.
Cuando termin¨® el concierto de P¨¦rez Cruz, Sayre le hizo una breve entrevista en la que destac¨® la condici¨®n de ¡°alma antigua, llena de una sabidur¨ªa¡± de la cantante, mientras los t¨¦cnicos recog¨ªan, y empezaba el proceso de posproducci¨®n del material registrado, un trabajo que suele tomar unas dos semanas antes de la publicaci¨®n del video. P¨¦rez Cruz explic¨® que se sent¨ªa ¡°como en un altar¡±. Despu¨¦s, ya en el camerino, dijo que la experiencia le hab¨ªa hecho pensar en ¡°qu¨¦ hace que los sitios se conviertan en lugares especiales¡±. ¡°En realidad, es una esquina en una oficina, pero no es cualquier esquina, sino una en la que mucha gente ha venido a dar lo mejor de s¨ª¡±, aclar¨®, sobre una suma de voces que ha contribuido a que el escenario peque?o m¨¢s grande del mundo est¨¦ tras la mesa de un edificio de cristal de Washington.
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