Los mil a?os del monasterio asturiano fundado por una infanta rica, ¡°agobiada con el peso de los pecados¡±
Tras d¨¦cadas de abandono, el cenobio de San Salvador de Cornellana, en Salas, celebra su primer milenio con la fase final de una restauraci¨®n que apunta a su futuro como establecimiento hostelero
Hace mil a?os, la infanta Cristina, hija del rey leon¨¦s Vermudo II, viuda con treinta y pocos a?os, adinerada y con propiedades, andaba, sin embargo, ¡°agobiada con el peso de los pecados¡±. ¡°Meditaba qu¨¦ podr¨ªa ofrecer que fuese digno de ti, Se?or¡±, dec¨ªa en el pergamino en lat¨ªn que certifica la dotaci¨®n, el 31 de mayo de 1024, domingo, del monasterio de San Salvador de Cornellana, hoy en el concejo asturiano de Salas (4.900 habitantes). El documento, conservado en el Archivo Hist¨®rico Nacional (AHN), fue redactado por un presb¨ªtero llamado Gogito y en ¨¦l se explica cu¨¢l fue la decisi¨®n que tom¨® la joven para aligerar sus cuitas: fundar un cenobio al que donaba una de sus villas, heredada de su marido, ¡°con sus mansiones, edificios, casas, graneros y bodegas [¡] con tierras de labor, vi?edos y muchos frutales con prados y pastos¡±.
La infanta hab¨ªa decidido retirarse a San Salvador (lo que no significa que hiciera vida monacal), que ella misma hab¨ªa mandado levantar y al que entregaba tambi¨¦n un ajuar lit¨²rgico y dom¨¦stico para la peque?a comunidad mon¨¢stica: ¡°Dos grandes camas con dosel, cuatro vasos de plata, un servicio de mesa entero de plata [¡], dos cruces de plata, dos arquetas de plata, dos c¨¢lices de plata, dos coronas de plata¡±, y tambi¨¦n ¡°diez vacas, cinco yeguas, de ganado menor un centenar, y una mula¡±.
El ecl¨¦ctico conjunto arquitect¨®nico que hoy sigue en pie ¡ªahora en la ¨²ltima fase de restauraci¨®n de su interior y fachadas¡ª, junto a varios documentos que han llegado hasta nuestros d¨ªas ayudan a contar su historia, iniciada en el centro de Asturias, en una vega f¨¦rtil y bien comunicada junto al salmonero r¨ªo Narcea.
Sin embargo, en este relato tambi¨¦n ha habido espacio para la leyenda, asociada a la propia fundaci¨®n del monasterio. En la puerta de la Osa, que hoy da acceso al albergue para peregrinos del Camino que hay en el recinto, puede verse una horripilante figura en piedra, de la segunda mitad del siglo XII, que tiene atrapada a una persona entre sus patas. Hace siglos alguien quiso ver que era una osa amamantando a la infanta (hay que echarle imaginaci¨®n), por lo tanto, un relieve en honor al animal que habr¨ªa salvado a la ni?a cuando esta se perdi¨® entre esos parajes. La noble, agradecida, habr¨ªa ordenado construir all¨ª el monasterio.
¡°Es una leyenda del siglo XVII¡±, dice Miguel Calleja Puerta, profesor de Paleograf¨ªa y Diplom¨¢tica en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Oviedo, quien lleva d¨¦cadas interpretando las huellas del pasado de Cornellana. Es adem¨¢s el coordinador del libro El monasterio de San Salvador de Cornellana en la Edad Media (1024-1536), de Ediciones Trea, presentado en la iglesia del cenobio, donde tambi¨¦n se han organizado conciertos y teatro. ¡°La est¨¦tica de la figura es claramente rom¨¢nica¡±, a?ade mientras observa la supuesta osa, ¡°pero ser¨ªa una representaci¨®n t¨®pica del mal, del demonio¡±.
Osa o diablo, lo innegable es que cuando se consagr¨® el monasterio, ¡°las mujeres de las ¨¦lites ten¨ªan un papel de dominio, y las grandes familias fundaban estos centros para que se preservaran en ellos su memoria¡±, explica en el exterior de la cabecera con triple ¨¢bside de la iglesia rom¨¢nica del monasterio. Por eso, la infanta Cristina estableci¨® ¡°una condici¨®n¡± a cambio de todo lo que entregaba: ¡°Despu¨¦s de nuestra muerte [...] que los cultores de la iglesia no sean negligentes en rezar por nosotros¡±. Ese era el salvoconducto para ir al cielo y no al infierno.
¡°El acto de la consagraci¨®n debi¨® de ser una ceremonia muy solemne, en la que el pergamino se depositar¨ªa sobre el altar. Hay pocos documentos originales tan detallados que describan la fundaci¨®n de un monasterio¡±, subraya Calleja, quien apunta que la erecci¨®n del monumento fue paralela a su presencia en una rama del Camino de Santiago.
Han pasado mil a?os y poco m¨¢s de dos meses de aquel momento. De la peque?a y primigenia construcci¨®n no queda rastro, aunque significativamente se conserva una torre cuadrada ¡°iniciada en el siglo X, previa al monasterio¡±.
Paseando por el interior, el historiador apunta que apenas queda decoraci¨®n medieval, aunque destaca varios capiteles e inscripciones. Como la que hay en una l¨¢pida de mediados del siglo XII en memoria de un cruzado que luch¨® en Jerusal¨¦n, o la firma que dej¨® el que debi¨® de ser el maestro de obras, con el curioso nombre de Mauscaroni, en una portada rom¨¢nica decorada con originales motivos vegetales: ¡°Mauscaroni lo hizo con mano experta¡±.
Volviendo a la joven Cristina, junto a su piedad exhibi¨® tambi¨¦n sus amenazas a quien osara desobedecer sus instrucciones respecto al monasterio: ¡°Que en primer lugar pierda la luz de sus ojos y que arda con todos sus bienes en el fuego vengador, y que el d¨ªa del Juicio padezca las penas peores, y que se quede sin sepultura, y que sus descendientes caigan en la mendicidad y sufran la lepra, y que con Judas, que fue traidor a su se?or, comparta las penas de la condena eterna¡±.
Tras su muerte, ¡°la propiedad fue disgreg¨¢ndose entre sus herederos, hasta que en 1122, un bisnieto, el conde Suero Verm¨²dez, y su esposa, Enderquina, reunieron las porciones y decidieron donar San Salvador a la poderosa orden francesa de Cluny, en Borgo?a¡±. El motivo: ¡°No ten¨ªan herederos. Y no era raro lo que hicieron. Cluny era la congregaci¨®n que atra¨ªa m¨¢s donaciones en la Europa de su tiempo¡±.
De nuevo un pergamino, esta vez en la Biblioteca Nacional de Francia, nos permite conocer lo que pasaba por la cabeza de aquel matrimonio. ¡°Teniendo en cuenta que nuestro se?or Jesucristo [¡] asumi¨® humildemente los esputos, los latigazos y la muerte [¡] parece por tanto adecuado que nosotros [...] le ofrezcamos algo de nuestras fuerzas y de nuestros bienes¡±.
Sin embargo, la cesi¨®n a Cluny supuso la llegada de religiosos franceses, con otros manejos, que enfurecieron a la nobleza local. ¡°No quer¨ªan depender de una abad¨ªa que estaba a m¨¢s de mil kil¨®metros, sino colocar a sus hijos al frente del monasterio¡±. As¨ª que comenzaron las luchas entre arist¨®cratas por ese patrimonio, en las que incluso se lleg¨® a asaltar el monasterio.
El libro sobre San Salvador de Cornellana, en el que han colaborado otros seis historiadores y que ha sido posible gracias a una entidad local, la Fundaci¨®n Vald¨¦s-Salas, que busca recuperar monumentos de la zona y los recursos para ello, y la Fundaci¨®n Banco Sabadell, se cierra en 1536. Es entonces cuando el conjunto qued¨® vinculado a la congregaci¨®n benedictina de Valladolid por decisi¨®n papal, a petici¨®n del emperador Carlos I. En esa nueva etapa se mont¨® el claustro actual y la fachada barroca en el siglo XVII.
La pendiente hacia la ruina de San Salvador lleg¨® en el XIX. Primero, la Guerra de Independencia, cuando los franceses lo ocuparon y en su retirada lo incendiaron. M¨¢s adelante, con la c¨¦lebre desamortizaci¨®n se subastaron las tierras y el monasterio qued¨® abandonado, si bien el templo permaneci¨® como parroquia. Aunque fue declarado Monumento Nacional a comienzos de la Segunda Rep¨²blica, en 1931, y Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC), en 1993, el deterioro no se detuvo. Varios informes hablaban del ¡°estado deprimente en que se encontraba¡±, recuerda Calleja. De hecho, el monasterio est¨¢ desde 2021 en la Lista Roja de la asociaci¨®n de defensa del patrimonio Hispania Nostra, en la que recoge los elementos en riesgo de desaparici¨®n.
Por fin, se intervino en las cubiertas y techumbre hace diez a?os para evitar su colapso, con 1,3 millones de euros aportados por el Principado de Asturias. Ahora est¨¢ en la segunda fase, financiada con casi dos millones por el Ministerio de Transportes, que finalizar¨¢ en noviembre, seg¨²n los arquitectos responsables. La tercera ser¨¢ decidir qu¨¦ uso se dar¨¢ al monasterio y ejecutarlo.
Sobre esto ¨²ltimo est¨¢n de acuerdo los agentes implicados. ¡°Que San Salvador, junto a la parte destinada a cometidos religiosos, se convierta en establecimiento hostelero¡±, dice el director general de Cultura y Patrimonio de Asturias, Pablo Le¨®n. El alcalde, Sergio Hidalgo Alonso, lo corrobora: ¡°Por aqu¨ª pasan muchos peregrinos, Cornellana est¨¢ en una situaci¨®n estrat¨¦gica entre el aeropuerto, la playa y Oviedo. Tiene que ser un motor econ¨®mico de la zona¡±. A su lado, asiente el p¨¢rroco, Arturo Garc¨ªa Rodr¨ªguez. ¡°Adem¨¢s, hay que generar algo para el mantenimiento del edificio, si no, en unas d¨¦cadas estar¨ªamos igual¡±, a?ade el regidor salense. Le¨®n apunta que ¡°tambi¨¦n habr¨¢ una zona que tendr¨¢ que ser musealizada, para explicar el edificio y su papel en el Camino¡±.
Se abre as¨ª un nuevo cap¨ªtulo en la larga y cambiante historia del monasterio de San Salvador de Cornellana, la que comenz¨® cuando una joven infanta, hace mil a?os, quiso hacer a Dios ¡°un obsequio propagado a la perpetuidad de los tiempos¡±.
Babelia
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