Toreo despacioso con toros sin vida
Ortega y Aguado entusiasmaron con el capote ante una corrida desfondada de Hermanos Garc¨ªa Jim¨¦nez, y Hermoso de Mendoza se despidi¨® sin brillo
Es un deleite contemplar a Juan Ortega torear en el capote. Con cinco ver¨®nicas y una media recibi¨® a su primero, asentada la figura, el cuerpo relajado, los brazos al comp¨¢s de una m¨²sica imaginaria, el trazo largo, el dibujo acompasado, y los tendidos cantando ole con el entusiasmo desbordado. Instantes despu¨¦s lleg¨® un quite por chicuelinas abrochadas con dos medias de cartel. Y dio tiempo para pensar una y otra vez si ser¨¢ posible torear m¨¢s despacio, si ser¨¢ verdad que el toreo puede alcanzar tan altas cotas de belleza. A su lado Pablo Aguado, ¡ªque sustitu¨ªa a Morante¡ª, quiso emular a su compa?ero y se fue al centro del anillo, tom¨® los pinceles y pint¨® un breve abanico de chicuelinas a¨²n m¨¢s cadenciosas y lentas, y La Maestranza qued¨® con la carne de gallina para un buen rato.
Un deleite contemplar c¨®mo torean con el capote Ortega y Aguado. El d¨ªa que se lo hagan a un toro de encastada nobleza ser¨¢ como tocar la gloria con los dedos. Porque esa gracia derramada por ambos tuvo como oponente a un novillo impresentable, con fama de santidad, pero con muy escasa vida. De hecho, no lo picaron para que durara un poco m¨¢s, pero aun as¨ª no pudo con su alma m¨¢s all¨¢ de un par de tandas tan cortas como insulsas.
Curiosamente, el cuarto, con mejor presencia de toro, acudi¨® presto al capote de Ortega, pero ya la cosa no fue igual. Cumpli¨® en el caballo, hundi¨® los pitones en el albero y se dio una voltereta, y lleg¨® a la muleta con codicia, quiz¨¢ con genio. Y con ese toro, exigente, inc¨®modo, que ped¨ªa un torero poderoso, Ortega solo pudo trazar tres naturales garbosos y no hubo m¨¢s. Es verdad que el animal se raj¨® pronto, que embisti¨® de modo desordenado, pero Ortega no fue capaz de ahormar una faena solvente.
Y su compa?ero Aguado se encontr¨® en primer lugar con un oponente hundido, lisiado, desfondado por completo en el inicio de una faena de muleta que no fue posible, y el sexto, suelto de salida, soso, descastado y sin clase, tampoco colabor¨® con el disposici¨®n del espada.
Pablo Hermoso de Mendoza, que lleg¨® a Sevilla para decir adi¨®s, tuvo una despedida discreta. Recibi¨® el brindis de sus dos compa?eros de cartel, y a la muerte de su segundo toro cort¨® una cari?osa oreja que no mereci¨®, pero que le permiti¨® pasear el ruedo y recibir el afecto de esta afici¨®n rumbosa en momentos como ese.
Hermoso hizo un gran esfuerzo en su segundo toro para no irse con las manos vac¨ªas. Templ¨® con torer¨ªa, expuso en las hermosinas, oblig¨® a uno de sus caballos a hacer una pirueta en la misma cara de su oponente y coloc¨® un par de banderillas cortas a dos manos por los adentros, pegado a tablas, para animar al personal y tener la oportunidad de saludar desde el centro del anillo. Y as¨ª se le permiti¨® el presidente a pesar del pinchazo en ese toro. Por otra parte, su actuaci¨®n ante el primero no pas¨® de discreta. Bien es cierto que ese toro de El Capea ten¨ªa poca sangre en las entra?as, pero Hermoso no pudo m¨¢s que protagonizar una actuaci¨®n correcta, sin entusiasmo alguno ante otro animal desfondado. Por a?adidura, mat¨® muy mal.
En fin, que se despidi¨® de Sevilla un torero a caballo que un d¨ªa cort¨® un rabo, que ha conseguido otros grandes triunfos en esta plaza, pero que ¨²ltimamente ha preferido quedarse en M¨¦xico y no pisar La Maestranza en la Feria de Abril.
El Capea, Hnos. G. Jim¨¦nez/Hermoso, Ortega, Aguado
Dos toros despuntados para rejoneo de El Capea, justos de presentación, nobles y sin fuelle; y cuatro de Hnos. García Jiménez y Olga Jiménez, justos de presentación -anovillado el primero- muy blandos, mansos, nobles y desfondados.
Pablo Hermoso de Mendoza: cinco pinchazos, rejón tendido y un descabello (silencio); pinchazo y rejón trasero (oreja).
Juan Ortega: media estocada (ovación); estocada contraria (ovación).
Pablo Aguado: media tendida (silencio); dos pinchazos (silencio).
Plaza de La Maestranza. Tercera y última corrida de la Feria de San Miguel. 29 de septiembre. Lleno de ‘no hay billetes’.
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