Caravaggio antes de Caravaggio: el ¡®descubrimiento¡¯ del genio
La aparici¨®n del ¡®Ecce Homo¡¯ de Madrid y una exposici¨®n en Roma en 2025 recuperan la figura del pintor que fue reivindicada por una muestra en Mil¨¢n de 1951, organizada por Roberto Longhi
La luz de Caravaggio (Michelangelo Merisi, 1571-1610) nunca se apaga ni sus sombras se iluminan. Cuando ya se puede contemplar en el Museo del Prado el reci¨¦n descubierto Ecce Homo madrile?o, una de las expertas que avalaron la atribuci¨®n, Maria Cristina Terzaghi, profesora de Historia Moderna en la Universit¨¤ degli Studi di Roma, ya prepara una exposici¨®n sobre el genio lombardo para 2025 en el palacio Barberini de la capital italiana. ¡°Como la lista de pr¨¦stamos todav¨ªa no est¨¢ cerrada, prefiero evitar los detalles de la muestra¡±, aclara la especialista por correo electr¨®nico. ¡°Pero estar¨¢ centrada en las novedades (nuevos cuadros aparecidos y una lectura diferente de su trayectoria a trav¨¦s de los lienzos) surgidas entre los ¨²ltimos 15 y 20 a?os¡±. Y tendr¨¢n, adem¨¢s, espacio lienzos del maestro que regresan al Barberini tras un tiempo expuestos en otros museos.
Una de las solicitudes seguras ser¨¢ el Ecce Homo. Veremos si Terzaghi pedir¨¢ tambi¨¦n la Judit decapitando a Holofernes descubierta en 2014 en Toulouse (Francia) y que adquiri¨® el magnate estadounidense de fondos de alto riesgo James Tomilson Hill, en 2019, despu¨¦s de que el Louvre decidiera dejarla salir del pa¨ªs. Ahora lleva la firma de ¡°Caravaggio y colaborador¡±. La hip¨®tesis m¨¢s l¨®gica es que apenas lo esbozara y lo dejara en 1607 (antes de viajar a Malta) en el estudio napolitano de Louis Finson y Abraham Vinck, pintores, marchantes y sus mejores amigos en una ciudad pobre, dura de vivir y espa?ola. Un tesoro en aquellos tiempos y en estos, donde todo lo que contenga trazas del artista multiplica su valor y su inter¨¦s. Pero durante siglos estuvo desaparecido.
El propio Caravaggio estuvo siglos olvidado. El punto de inflexi¨®n lo marc¨® el historiador del arte Roberto Longhi (1890-1970) con su exposici¨®n de 1951 en el Palacio Real de Mil¨¢n: Caravaggio e dei Caravaggeschi (Carravaggio y los caravaggescos), que atrajo durante tres meses a 400.000 visitantes ¡ªun n¨²mero muy alto para la ¨¦poca¡ª, que hicieron cola d¨ªa tras d¨ªa. Longhi intuy¨® que era el tiempo del genio lombardo. El pa¨ªs acaba de abandonar la Segunda Guerra Mundial y aborrec¨ªa esa visi¨®n rom¨¢ntica e idealizada de naci¨®n que impuso el fascismo de Mussolini. Caravaggio era el pintor de la certeza y del pueblo. ¡°El inventor de la forma de las sombras¡±, capaz de hacer emerger los cuerpos en ¡°una luminosidad moment¨¢nea o de negarlos en el v¨®rtice de la realidad¡±; el artista de ¡°la pintura directa¡±, escribi¨® el historiador.
Antes de Longhi
Claro que Longhi no ¡°descubri¨®¡± a Caravaggio. Eso hab¨ªa comenzado bastante antes. ¡°Pero se convirti¨® en la voz dominante cuyas ideas sobre el maestro fueron centrales durante mucho tiempo en la literatura [art¨ªstica]¡±, reflexiona Keith Christiansen, uno de los grandes expertos en Caravaggio. En 1855 el historiador suizo del arte Jacob Burckhardt aseguraba que el naturalismo de la ¨¦poca hab¨ªa empezado con la cruda realidad expresada por el lombardo y en 1905 el cr¨ªtico brit¨¢nico Roger Fry ¡°lo se?al¨® como el primer artista moderno. Quien procedi¨® no por evoluci¨®n sino por revoluci¨®n. As¨ª que estas nociones ya estaban sobre la mesa¡±, se?ala Christiansen.
Regresemos unos 115 a?os atr¨¢s en el calendario. Un joven Longhi, apenas tiene 20, asiste la novena edici¨®n de la Bienal de Venecia. Queda impactado por Renoir y Zuloaga. A su vuelta, en la Universidad de Tur¨ªn, descarta el tema que ten¨ªa previsto para su tesis, sobre ¡°los antiguos castillos de Monferrato¡±, por otro de cr¨ªtica de vanguardia: Caravaggio. Un pintor poco estudiado y casi desconocido. En verano viaja a las ciudades (Roma, N¨¢poles, Pisa, Catania, Siracusa, Palermo, Siena, Florencia y Bolonia) que conservan obras del artista y sus seguidores. Orazio Gentileschi, Lionello Spada, Carlo Saraceni, Valentin de Boulogne, Manfredi. Un a?o despu¨¦s, 1911, presenta su trabajo. El t¨ªtulo de un cap¨ªtulo basta para cambiar la comprensi¨®n del genio: Caravaggio. Forma-Luz-Color-Movimiento. Esas palabras podr¨ªan aplicarse a un cineasta. Con el tiempo ense?ar¨ªa en la Universidad de Bolonia a Pasolini o al patriarca de los Bertolucci.
Ayudan tambi¨¦n los peque?os-grandes milagros. En 1913, Matteo Marangoni, inspector de la galer¨ªa de los Uffizi de Florencia, durante una revisi¨®n de los dep¨®sitos del museo de Florencia, descubre el famoso Baco (hoy el p¨²blico hace cola por verlo) con un n¨²mero de inventario destinado a las obras de menor inter¨¦s y mal conservadas. Pero percibe su calidad y lo publica en 1916. Marangoni pensaba que se trataba de una copia: sin embargo, Longhi vio que era el original encargado hacia 1598 por el cardenal Francesco Maria Del Monte, el primer gran mecenas romano del pintor, para ser enviado a Mil¨¢n como regalo a Fernando I de M¨¦dici. Del Monte hizo lo mismo con la Medusa, conservada, a su vez, en los Uffizi.
En 1914, Longhi se casa con Lucia Lapresti, su alumna en el instituto Visconti de Roma, una prometedora historiadora del arte y futura escritora bajo el seud¨®nimo de Anna Banti. Empieza a publicar art¨ªculos monogr¨¢ficos sobre los seguidores de Caravaggio: Orazio Borgianni (1914), Caracciolo (1915) o Gestileschi padre e hija (1916). Entiende la necesidad de rescatar del olvido a todos esos grandes pintores del siglo XVII. Pero tambi¨¦n los contempor¨¢neos. El primer gesto p¨²blico tras la liberaci¨®n de Florencia ¡ªcuando no hab¨ªa garant¨ªas sobre la integridad f¨ªsica de Morandi¡ª fue la exposici¨®n de Giorgio Morandi en la Galleria del Fiore (1945). Le interesa desde el siglo XIV al expresionismo de Renato Guttuso.
Aunque fue el cine quien lo cambi¨® todo. En 1948 Longhi muestra, junto con el cr¨ªtico del s¨¦ptimo arte Umberto Barbaro, el documental Caravaggio. ¡°Fueron los fotogramas en movimiento y los modestos travellings de las im¨¢genes del lombardo, con su fuerza de verdad, el argumento decisivo para convencerme de la urgencia de reintroducir ese concepto de realismo frente a la abstracci¨®n id¨ªlica imperante¡±, contar¨¢ Longhi.
Entonces, en 1951, llega Mil¨¢n. Una exposici¨®n imposible de repetir. Obras de capillas romanas, oratorios, deterioradas (Sicilia); lienzos que en la ¨¦poca actual jam¨¢s viajan. Cualquier amante de la pintura, la belleza y la vida se sentir¨¢ sobrecogido al ver la colecci¨®n de fotograf¨ªas en blanco y negro de la exposici¨®n que guarda la Fundaci¨®n Alinari. Un a?o despu¨¦s (1952), Longhi publica su monograf¨ªa sobre el lombardo. ¡°Caravaggio es un artista contempor¨¢neo, en el sentido de esa capacidad de transgresi¨®n y de reinventarse; alguien que rompe los l¨ªmites de su tiempo¡±, describe David Garc¨ªa Cueto, jefe del departamento de pintura francesa e italiana del Prado. Cuatro siglos m¨¢s tarde, el papa Francisco comenz¨® su pontificado con la frase: ¡°C¨®mo me gustar¨ªa una Iglesia pobre y para los pobres¡±. El genio pint¨® ese anhelo durante los 39 a?os de su breve existencia.
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