El surrealismo cumple cien a?os, pero tuvo una precuela en Barcelona
El 15 de octubre de 1924, Andr¨¦ Breton public¨® el manifiesto fundacional del movimiento nacido en Par¨ªs, pero dos a?os antes dio a conocer un anticipo en la capital catalana
El 15 de octubre de 1924, hace cien a?os, Andr¨¦ Breton public¨® el Manifiesto del surrealismo, origen oficial de un movimiento revolucionario que liber¨® de los grilletes de la raz¨®n el poder perturbador de los sue?os, el inconsciente y el erotismo. El surrealismo naci¨® en Par¨ªs, pero tuvo una precuela dos a?os antes en Barcelona, como prueban documentos del viaje que hizo Breton en 1922 a la ciudad catalana, durante el cual dio a conocer un anticipo del manifiesto.
La elecci¨®n de un eje surrealista Nueva York-Par¨ªs-Barcelona no era casual. Breton necesitaba un aliado de peso para dejar atr¨¢s lo que consideraba el nihilismo est¨¦ril de Dad¨¢ y de su l¨ªder, Tristan Tzara. Y su c¨®mplice fue Francis Picabia. El escandaloso pintor franc¨¦s con ra¨ªces espa?olas, que hab¨ªa vivido a caballo entre Nueva York y Par¨ªs, no hab¨ªa dejado de visitar Barcelona desde que la eligiera para huir de la I Guerra Mundial. All¨ª hab¨ªa publicado con el galerista Josep Dalmau la c¨¦lebre revista dada¨ªsta 391, relevo de la neoyorquina 291. En 1922, Dalmau lo contrat¨® para una exposici¨®n en noviembre, que presentar¨ªa Breton. ¡°?Ir¨¢ Breton a Espa?a?¡±, pregunt¨® el mismo Breton en septiembre a Robert Desnos durante una de las sesiones hipn¨®ticas del futuro poeta surrealista, y este, supuestamente en trance, contest¨®: ¡°Hum! Se lo est¨¢ pensando. Quiere ir, pero no est¨¢ seguro¡ S¨ª, ¨¦l ir¨¢ y encontrar¨¢ en Barcelona a un hombre que se interesar¨¢ por lo que hace y lo encontrar¨¢ en casa de un amigo de Picabia¡±.
El lunes 30 de octubre de 1922, a las once y cuarto de la noche, en el Caf¨¦ de la Paix de Par¨ªs, Desnos dibuja un auto de carreras, matr¨ªcula 391, cuatro plazas, que parte veloz de la Torre Eiffel. El destino aparece escrito en un billete: Francia, Espa?a, Rrose. Rrose es Rrose S¨¦lavy, el alter ego de Marcel Duchamp, otro pionero disidente del dada¨ªsmo que viv¨ªa en Nueva York y con el que Desnos aseguraba estar conectado telep¨¢ticamente durante las sesiones hipn¨®ticas. Los cuatro pasajeros eran Francis Picabia (el due?o del autom¨®vil) con su pareja, Germaine Everling, y el matrimonio Andr¨¦ Breton-Simone Kahn.
Picabia ten¨ªa 44 a?os, tres m¨¢s que Picasso, y sosten¨ªa que cualquiera pod¨ªa fotografiar un paisaje, pero nadie lo que suced¨ªa en su mente. Le encantaba provocar a los acad¨¦micos, ret¨¢ndoles a que vetaran sus cuadros en las exposiciones oficiales. Un diario franc¨¦s (Le Merle Blanc), aludiendo a sus ra¨ªces espa?olas, exigi¨® que fuera conducido a la frontera y expulsado de Francia. ¡°Mi coraz¨®n ladra y palpita, mi sangre es un ferrocarril sin estaci¨®n que conduce a Barcelona¡±, escribi¨® Picabia en 1922. ¡°Estoy trabajando aqu¨ª [Barcelona] en un gran cuadro que pretendo terminar en Par¨ªs (¡) Todo lo que he hecho en los ¨²ltimos tres a?os ha sido para acabar este cuadro, La nuit espagnole (Una noche espa?ola). Estar¨¢ cubierto de az¨²car y pimienta, todos podr¨¢n venir a lamerlo, el veneno de su interior solo me envenenar¨¢ a m¨ª¡¡±, confi¨® a Breton en abril.
Breton, a sus 26 a?os, los mismos que su rival Tzara, ya se hab¨ªa hecho con el liderazgo de la nueva generaci¨®n de poetas. Hartos de un mar de ismos que duraban un suspiro (impresionismo, cubismo, futurismo, vibracionismo, instantane¨ªsmo, ultra¨ªsmo, dada¨ªsmo¡), buscaban uno que definiera una nueva ¨¦poca. Guillaume Apollinaire hab¨ªa propuesto el t¨¦rmino surrealismo el 18 de mayo de 1917, comentando el ballet Parade, de Satie, Picasso y Cocteau. Pocos meses despu¨¦s, el 10 de noviembre, los barceloneses hab¨ªan podido leer por primera vez la nueva palabra, traducida como super-realismo, en el programa de mano del ballet en el Liceu.
Apollinaire hab¨ªa dado el nombre, pero no su contenido (solo una frase: ¡°Cuando el hombre quiso imitar el caminar, cre¨® la rueda, que no se parece a una pierna; cre¨® as¨ª el surrealismo sin saberlo¡±). Breton, junto con Louis Aragon y Paul ?luard, fue quien impuso lo que deb¨ªa entenderse por surrealismo. Cuando Picabia le pidi¨® que le acompa?ara a Barcelona en 1922, ya estaba listo para sistematizar un primer compendio que desarrollar¨ªa en el manifiesto de 1924: de la escritura autom¨¢tica al relato on¨ªrico y al so?ar despierto, dinamita para la moral cristiana. Lo hizo en una conferencia en el Ateneo de Barcelona, el 17 de noviembre, considerado uno de los textos fundacionales del surrealismo, Caract¨¨res de l¡¯evolution moderne et ce qui en participe.
Picabia y Breton salieron de Par¨ªs el 1 de noviembre y llegaron a Barcelona el domingo 5, previa parada en Marsella. El archivo de Simone Kahn conserva una fotograf¨ªa en la que apenas se distingue a Germaine Everling, Picabia y Breton, junto al auto en el que transportaban, para ahorrar costes, las obras que se expondr¨ªan en la galer¨ªa Dalmau. En la imagen, la ¨²nica en la que aparecen los viajeros, se ve a un fantasmal Breton envuelto en una larga pelliza forrada de petigr¨ªs, prestada por el coleccionista Jacques Doucet y, como recuerda Everling, con ¡°el casco de aviador de cuero del que se escapaba su cabello de poeta¡±.
El matrimonio Breton se aloj¨® en la Pensi¨®n Now¨¦, en la plaza de Catalu?a, y el hecho de que llegaran enfermos (Simone con salmonelosis y fiebre alta) no ayud¨® a que tuvieran una buena impresi¨®n de la ciudad. ¡°Es posible ¡ªescribi¨® los d¨ªas 7 y 9 a su mecenas Jacques Doucet¡ª que Espa?a me siga resultando antip¨¢tica. Es cierto que no puedo consolarme de haber abandonado Par¨ªs en un momento en el que suced¨ªan tantas cosas interesantes. Adem¨¢s, cuando llegu¨¦ aqu¨ª estaba muy seriamente enfermo, ?qu¨¦ habr¨ªa sido sin su maravilloso abrigo!¡±.
Breton compraba obras de arte para el modista Jacques Doucet, entre ellas Las se?oritas de Avi?¨®n, de Picasso, obra cumbre del cubismo, y cuatro de las piezas que Picabia iba a exponer en Barcelona. ¡°La vida ¡ªcontinuaba la carta a su mecenas¡ª est¨¢ a precios inasequibles, hasta tal punto que tenemos que pensar en regresar. No me atrevo a transmitir esta necesidad a Picabia, cuya exposici¨®n no se inaugura hasta el d¨ªa 18 y ¨¦l tiene muchas expectativas en las conferencias que debo dar en el Ateneo¡±. Barcelona ol¨ªa a sanatorio y a perfumes de sacrist¨ªa.
El malhumor de Breton, que apenas ocultaba que su alianza con Picabia era m¨¢s estrat¨¦gica que sincera, se vio atemperado por la oferta que le hizo Dalmau de publicar, adem¨¢s del prefacio del cat¨¢logo de la exposici¨®n, el texto de la conferencia con fotos de Man Ray y los poemas que estaba escribiendo. Era un momento bisagra hacia la nueva etapa netamente surrealista de Breton. ¡°Es el Algo Nuevo trabajado en la base¡±, dice uno de los versos, aludiendo a Gaud¨ª y al relieve de la Anunciaci¨®n que coronaba la clave del ¨¢bside de la cripta de la Sagrada Familia. ¡°?Conoce esta maravilla?¡±, pregunt¨® a Picasso en una postal con la fotograf¨ªa del templo gaudiniano.
Por fin, el d¨ªa 17 pronunci¨® la conferencia en el Ateneo. Como apoyo, se hab¨ªa traducido al catal¨¢n la cronolog¨ªa que Aragon hab¨ªa publicado en Litt¨¦rature para situar las etapas literarias que conducir¨ªan a la irrupci¨®n del surrealismo bretoniano. Despu¨¦s de que el entusiasta Dalmau dijera que Breton consideraba ¡°Barcelona como el ¨²nico lugar en nuestro continente en el que procede una acci¨®n esencialmente moderna¡±, el poeta franc¨¦s cit¨®, entre otros, el famoso verso de Lautr¨¦amont que fue consigna del surrealismo (¡±bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disecci¨®n, de una m¨¢quina de coser y un paraguas¡±) y describi¨® un retrato de familia presurrealista con casi los mismos integrantes del cuadro Reuni¨®n de amigos, que pintar¨ªa Max Ernst en diciembre de 1922.
¡°Quiz¨¢s¡± ¡ªdijo Breton en el Ateneo barcelon¨¦s¡ª ¡°haya entre ustedes un gran artista que a trav¨¦s del ruido de mis palabras distinga una corriente de ideas y sensaciones no muy distintas de las suyas¡±.
Cuando Joan Mir¨® volvi¨® a Par¨ªs en 1923 y pregunt¨® al pintor Andr¨¦ Masson a qui¨¦n hab¨ªa que seguir, si a Picabia o a Breton, Masson no dud¨®: ¡°A Breton, es el futuro¡±. En la Catalu?a novecentista y cat¨®lica bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera, el surrealismo fue visto al principio como un esnobismo extranjero, moralmente disolvente.
Aquel a?o, Mir¨® pint¨® sus primeros cuadros surrealistas. En 1929, Salvador Dal¨ª y Luis Bu?uel aplicar¨ªan al cine la versi¨®n m¨¢s irreverente del surrealismo. Lorca llev¨® su poes¨ªa a la cumbre y en 1935 naci¨® una rama canaria. La Guerra Civil impidi¨® en 1936 una gran exposici¨®n internacional en Barcelona y despu¨¦s, en el franquismo, se confundi¨® con el realismo m¨¢gico, despojado de los elementos subversivos.
Hoy, el surrealismo sigue ti?endo las artes y las letras, y en el habla popular pervive como un ep¨®nimo. Surrealista se dice de algo que es absurdo e irracional, que no entendemos y que nos fascina o nos irrita como todo lo que permanece oculto.
Babelia
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