¡®Queer¡¯: un formidable Daniel Craig evoca las luces y sombras de William Burroughs

Sobre el papel resultaba chocante la elecci¨®n del actor brit¨¢nico Daniel Craig para interpretar al escritor estadounidense William S. Burroughs, figura medular de la contracultura, considerado, a su pesar, padrino de demasiadas cosas: la generaci¨®n beat, el punk-rock, la experimentaci¨®n con las drogas y hasta la posesi¨®n de armas. Tal vez a Craig le sobra m¨²sculo para interpretar a un yonqui como Burroughs, pero con su formidable trabajo en la adaptaci¨®n de Luca Guadagnino de la novela corta Queer, el actor hace suyas las paradojas, la inseguridad y las rarezas, el humor y, en fin, el fiero hermetismo de uno de los escritores m¨¢s influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

La primera novela de Burroughs, Yonqui (1953), se public¨® despu¨¦s del episodio que marcar¨ªa su vida y su obra literaria: la muerte por un disparo en la frente de su segunda esposa, Joan Vollmer, cuando, ante de unos amigos la pareja ¡ªpasada de alcohol y drogas¡ª decidi¨® jugar a Guillermo Tell. Asesinato, suicidio o accidente, Burroughs escribi¨® Queer en 1952, en las semanas de espera del juicio en M¨¦xico por la muerte de Vollmer. No la publicar¨ªa hasta tres d¨¦cadas despu¨¦s, en 1985. En la introducci¨®n escrita en los ochenta, el escritor revelaba dos aspectos clave: que todo el libro pivota alrededor de un acontecimiento del que no se habla, la muerte de Vollmer, y que fue ese suceso lo que le convirti¨® en escritor. Seg¨²n Burroughs, si Yonqui es un libro sobre la hero¨ªna, Queer lo es sobre el s¨ªndrome de abstinencia.

Artefacto autobiogr¨¢fico, la novela ¡ªy la pel¨ªcula¡ª se centra en la atracci¨®n, cortejo y obsesi¨®n del expatriado William Lee, oscuro ¨¢lter ego del escritor, con un escurridizo veterano de la Marina 16 a?os m¨¢s joven, Eugene Allerton (inspirado en Adelbert Lewis Marker e interpretado desde un lugar pulcro y fr¨ªo por Drew Starkey). Esa relaci¨®n y la del escritor con su homosexualidad y sus adicciones centran una adaptaci¨®n que bebe tambi¨¦n de Las cartas del yag¨¦, dirigidas a Allen Ginsberg (caricaturizado en la pel¨ªcula por un Jason Schwartzman con sobrepeso) alrededor de su experiencia con la ayahuasca.

Elegir a Craig no es el ¨²nico riesgo que asume Guadagnino en una pel¨ªcula mucho m¨¢s descarnada y adulta que la ten¨ªstica Rivales, estrenada tambi¨¦n este a?o. Si David Cronenberg apelaba al T¨¢nger de Burroughs en su adaptaci¨®n de El almuerzo desnudo (1991), el director italiano despliega en Queer una fabulosa fantas¨ªa latinoamericana. Rodada en los estudios romanos de Cinecitt¨¤, toda la escenograf¨ªa de la pel¨ªcula es un espectacular artificio. Guadagnino recrea el M¨¦xico modernista de los a?os cincuenta con una paleta de postal vintage que, desde el mismo arranque, juega al fetichismo y los anacronismos, especialmente en una banda sonora que pasa de Nirvana a New Order.

Ese despliegue de decorados, vestuario y objetos subraya el dramatismo l¨ªquido de Craig, envuelto en sudor y semen. Su Burroughs no es el viejo profeta que con retranca hac¨ªa un cameo en Drugstore Cowboy (1989), de Gus Van Sant, sino un outsider herido, tocado por un oculto romanticismo, que Craig encarna con su encantadora rudeza, empapado en alcohol y opi¨¢ceos. En el viaje final en busca de los secretos de la ayahuasca (con una Lesley Manville irreconocible como chamana y el cineasta argentino Lisandro Alonso como su compa?ero, en medio de la selva) Guadanino propone a un Burroughs enfangado en su amor imposible. El director resuelve esa catarsis con un ep¨ªlogo en forma de pesadilla surrealista cuyo giro sobre la verdad oculta de Burroughs resulta discutible.