Derribo de palacio hist¨®rico para vender sus artesonados del siglo XV: c¨®mo se saque¨® el patrimonio espa?ol
Una investigaci¨®n identifica un patr¨®n com¨²n en el desmontaje y comercio de techos espa?oles que origin¨® la ruina de decenas de edificios, a partir de la operaci¨®n pionera que el anticuario Lionel Harris ejecut¨® en 1904 en el palacio de Torrijos
¡°Estos extraordinarios artesonados, de una riqueza, gallard¨ªa y belleza impresionantes, fueron los que, al tentar la codicia de sus due?os, determinaron la ruina del palacio¡±. En la d¨¦cada de los sesenta, el combativo cr¨ªtico de arte Juan Antonio Gaya Nu?o sintetiz¨®, horrorizado, lo que en el amanecer del siglo XX hab¨ªa ocurrido en uno de los m¨¢s destacados edificios renacentistas del ...
¡°Estos extraordinarios artesonados, de una riqueza, gallard¨ªa y belleza impresionantes, fueron los que, al tentar la codicia de sus due?os, determinaron la ruina del palacio¡±. En la d¨¦cada de los sesenta, el combativo cr¨ªtico de arte Juan Antonio Gaya Nu?o sintetiz¨®, horrorizado, lo que en el amanecer del siglo XX hab¨ªa ocurrido en uno de los m¨¢s destacados edificios renacentistas del antiguo Reino de Castilla. El palacio de los duques de Maqueda, en la localidad toledana de Torrijos, fue deliberadamente conducido a la ruina, mientras sus tesoros art¨ªsticos se publicitaban en una revista para su venta, tentando a los potenciales compradores, no solo a trav¨¦s de la indiscutible calidad de las piezas, sino exponiendo igualmente las facilidades de un inminente desmontaje y transporte en tren a Madrid. Un negocio irresistible que har¨ªa desfilar sus principales joyas: cuatro techos del siglo XV, de factura hispanomusulmana, hoy alojados en el Museo Arqueol¨®gico Nacional de Madrid, el Victoria & Albert de Londres, el Legion of Honor de San Francisco y en Villandry, uno de los populares castillos franceses ba?ados por el Loira que se recorren en bicicleta.
El caso de Torrijos es la piedra angular de un extenso estudio en el que la historiadora Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz ha identificado un modus operandi ensayado en Toledo, que se ir¨ªa repitiendo en las primeras d¨¦cadas del pasado siglo para privar a Espa?a de decenas de uno de sus productos art¨ªsticos m¨¢s aut¨®ctonos, las cubiertas de madera. ¡°Es un patr¨®n que se repetir¨¢ en muchas ocasiones: existen unos techos en monumentos que pod¨ªan estar abandonados o expuestos al deterioro, y alguien da a conocer su val¨ªa y riqueza hist¨®rico-art¨ªstica con una llamada de atenci¨®n que acaba convirti¨¦ndose en una verdadera trampa¡±, expone la profesora de Historia del Arte en la Universidad de Valladolid. Y se explica: ¡°No solo se fomenta el conocimiento y la puesta en valor, sino que es una llamada a navegantes acerca de lo que se puede comprar y vender¡±. Un modelo replicado en la autodestrucci¨®n del castillo de Curiel de Duero (Valladolid), donde, despu¨¦s de divulgarse su valor, ¡°acaba en manos de un particular que vende sus tesoros como ¡®material de derribo¡±, revela Mart¨ªnez Ruiz.
El otro gran hallazgo de la investigaci¨®n Derribo por venta: el mercado internacional de los techos espa?oles en el siglo XX, que da a conocer la publicaci¨®n especializada Postmedieval, tiene que ver con el art¨ªfice de la venta de dos de los artesonados de Torrijos. ¡°Lionel Harris es una figura fundamental en la exportaci¨®n de tesoros art¨ªsticos desde Espa?a porque es el que abre camino¡±. La profesora Mart¨ªnez Ruiz hab¨ªa seguido desde antiguo los pasos del promotor de la tienda especializada The Spanish Art Gallery, en Londres. Pero, en este caso, sin embargo, le extra?¨® hallar su identidad ligada a un producto ¡ªel de los artesonados¡ª poco habitual en su curr¨ªculo comercial. ¡°Hacerse con estas techumbres fue un cap¨ªtulo muy importante, no solo en lo que se refiere a la trayectoria de salida de este g¨¦nero de obras de nuestro pa¨ªs, sino tambi¨¦n en sus negocios¡±, precisa. Porque, hasta la fecha, se hab¨ªa asociado la compraventa masiva de artesonados a la figura del magnate estadounidense William Randolph Hearst ¡ªque lleg¨® a acumular 147 de estas piezas, 84 de ellas, espa?olas¡ª con la mediaci¨®n del arquitecto y falso hispanista Arthur Byne y de su esposa, Mildred Stapley, en la d¨¦cada de los veinte. En el caso de Harris, ¡°es un hito, porque hablamos de una ¨¦poca muy temprana, los primeros a?os del siglo XX¡±, insiste la experta.
Lionel Harris logr¨® ¡°colocar¡± una de las cubiertas hispanomusulmanas de Torrijos en el antiguo museo londinense South Kensington, en 1904. Precisamente, el actual Victoria & Albert tiene previsto abrir en breve un nuevo edificio en la zona de East London, donde volver¨¢ a exponer al p¨²blico la techumbre espa?ola, como una de sus piezas estrella. La otra fue ofrecida por Harris al fil¨¢ntropo Archer Milton Huntington, pero el fundador de la Hispanic Society desech¨® la operaci¨®n y el artesonado acab¨® en manos de su compatriota, el empresario Charles Deering. El norteamericano se hab¨ªa propuesto erigir un gran centro del arte espa?ol en Sitges, pero en 1921 abort¨® el proyecto y retorn¨® a Estados Unidos buena parte de su colecci¨®n. El techo del antiguo palacio de los Maqueda acabar¨ªa en los fondos del museo Legion of Honor de San Francisco, donde se muestra en la actualidad.
El ¡°modelo Torrijos¡± tuvo otra hiriente r¨¦plica en la iglesia de Santa Marina de Valencia de Don Juan, cuyo p¨¢rroco pidi¨® permiso al obispado para la venta de las techumbres. Alertadas las autoridades de la inminente operaci¨®n, el acad¨¦mico (y futuro ministro) El¨ªas Tormo acudi¨® a la localidad leonesa para realizar el pertinente informe. ¡°Fue terrible; cuando Tormo lleg¨®, la iglesia ya no exist¨ªa, hab¨ªa sido demolida y los techos ya no estaban¡±, enfatiza Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez.
Conscientes de la vigilancia de las academias de Bellas Artes y de Historia, los comerciantes de antig¨¹edades buscaban los puntos d¨¦biles de la Administraci¨®n para urdir sus operaciones. De ah¨ª que no deba extra?ar que la mayor¨ªa tuvieran lugar en verano ¡ªdurante el periodo vacacional de los acad¨¦micos¡ª y de noche, lo que da idea del car¨¢cter ¡°furtivo¡± de los negocios. Las condiciones apresuradas y precarias en que se desmontaban las cubiertas acabar¨ªan afectando a la salud de las estructuras. ¡°Durante el desmontaje y traslado, las piezas se iban deteriorando; hay que tener en cuenta que, en muchos casos, eran sometidas a largos viajes trasatl¨¢nticos hacia Estados Unidos¡±, describe la responsable de la investigaci¨®n.
El despegue econ¨®mico y el nuevo gusto por el pasado espa?ol convertir¨ªan los techos en objeto de deseo en Estados. Una vez all¨ª, las piezas, arquitectos y t¨¦cnicos que desconoc¨ªan la filosof¨ªa de los carpinteros espa?oles del siglo XV intentaban recomponer un complejo puzle en espacios de altura y dimensiones distintas. ¡°Alteraban las proporciones o inclu¨ªan nuevas piezas y a?adidos, as¨ª que lo que encontramos son verdaderos suced¨¢neos¡±, precisa la experta. Al menos, no fue esto lo que ocurri¨® con las estructuras de Torrijos, que han encontrado un buen hogar de acogida en distintos museos internacionales. Aunque en la localidad toledana s¨ª hubo otros agravantes, como la incomprensible y alarmante inacci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica, que tuvo en sus manos proteger el edificio y frenar el desmantelamiento, pero no lo hizo. ¡°El informe que se llev¨® a cabo sobre la posible declaraci¨®n de monumento hist¨®rico-art¨ªstico fue finalmente desfavorable, pero no porque el edificio no fuera meritorio; el argumento que se dio es que no se contaba con la suficiente informaci¨®n sobre el palacio¡±, expone Mar¨ªa Jos¨¦ Mart¨ªnez Ruiz.
La autora del estudio apunta, como responsable en la sombra, al coleccionista, boticario y diputado provincial Plat¨®n P¨¢ramo. ¡°Aqu¨ª tenemos a un personaje ambiguo, que est¨¢ en las dos partes: en la l¨ªnea de protecci¨®n del patrimonio de Toledo y tambi¨¦n como parte activa en el comercio y despojo art¨ªstico¡±, define Mart¨ªnez Ruiz. P¨¢ramo, antiguo miembro de la Comisi¨®n de Monumentos de Toledo, no solo particip¨® en la venta de los techos de Torrijos gracias a los abundantes contactos que manten¨ªa en la vecina Madrid, epicentro del comercio de antig¨¹edades, sino que se qued¨®, en un primer momento, con una de las cuatro cubiertas toledanas, que sum¨® a su colecci¨®n de cer¨¢mica de Talavera en su casa-museo de Oca?a, tambi¨¦n en Toledo. ?Utiliz¨® el presunto benefactor su enorme influencia pol¨ªtica para hacer fracasar el informe sobre la protecci¨®n del palacio? Un negocio, quiz¨¢, demasiado tentador para dejarlo escapar.
M¨¢s all¨¢ de la fundada sospecha, la realidad fue la descrita por Gaya Nu?o: la codicia de los due?os determin¨® la ruina del edificio, un hecho del que la prensa se hizo eco en 1907 y que aparece ilustrado con detalle en una fotograf¨ªa que conserva el Instituto del Patrimonio Cultural de Espa?a, que retrata las tareas de desmantelamiento. ¡°Si a un edificio le quitas las cubiertas, ?qu¨¦ puedes esperar de ¨¦l? Est¨¢ completamente abocado a desaparecer¡±, reflexiona Mart¨ªnez Ruiz. Triste final repetido en palacios y templos de toda la geograf¨ªa nacional ¡ªCastilla y Le¨®n, Arag¨®n, Castilla-La Mancha, Andaluc¨ªa¡ª y todav¨ªa, como se?ala la profesora, mucho trabajo por delante para los historiadores. ¡°Todav¨ªa hay techos hu¨¦rfanos de memoria en museos, instituciones internacionales y colecciones privadas; es dif¨ªcil conocer su procedencia, pues los anticuarios se encargaron de borrar su pasado¡±.