Los rostros de Tarteso llegan al Museo Arqueol¨®gico Nacional
Una exposici¨®n muestra las primeras esculturas halladas de la civilizaci¨®n que floreci¨® en el suroeste de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica entre los siglos IX y V antes de Cristo
Primero apareci¨®, a muy poca profundidad, el fragmento de lo que parec¨ªa un rostro de piedra, tal vez de un animal, un monstruo, pensaron los arque¨®logos del Consejo Superio de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) Sebasti¨¢n Celestino y Esther Rodr¨ªguez, directores del yacimiento tart¨¦sico de Casas del Turu?uelo, que est¨¢ desenterrando un monumental edificio del siglo V antes de Cristo en Guare?a (Badajoz). Pero poco despu¨¦s aparecieron otros cinco fragmentos que formaban parte de una cara definitivamente humana, aunque solo dejaran ver una frente, una barbilla y una oreja junto a la que ca¨ªa una trenza, s¨ªmbolo de transici¨®n de los guerreros hacia la edad adulta, muy com¨²n en la protohistoria de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Para entonces, ya pod¨ªan intuir la magnitud de un hallazgo que se complet¨® con otros dos rostros fragmentados y una frente con una diadema y que suponen las primeras esculturas halladas en el contexto de Tarteso, la fascinante cultura que domin¨® el suroeste peninsular entre los siglos IX y V antes de nuestra era, y que hasta ese momento se consideraba anic¨®nica. Estas piezas no solo son representaciones humanas, sino que adem¨¢s son de una belleza y una calidad art¨ªstica similar a la de las mejores obras que se produc¨ªan en aquellas fechas al otro lado del Mediterr¨¢neo, en Grecia y Etruria (centro de Italia).
Estas esculturas tart¨¦sicas, cuyo descubrimiento dio la vuelta al mundo en abril de 2023, se pueden ver hasta el 2 de febrero en el Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), en Madrid. La entrada a la muestra, que estrena la nueva sala de novedades arqueol¨®gicas del museo, es gratuita. Junto a las esculturas, la carteler¨ªa y un v¨ªdeo dan contexto a las piezas.
Esto es, la excavaci¨®n de un edificio de dos plantas de la primera mitad del primer milenio antes de Cristo, ¨²nico en el Mediterr¨¢neo occidental. Una construcci¨®n monumental que pudo servir de centro econ¨®mico, pol¨ªtico y religioso para una zona bastante pr¨®spera ¡ªdado su tama?o, complejidad arquitect¨®nica y los fabulosos restos que van emergiendo¡ª, pero que en alg¨²n momento en torno al siglo V antes de nuestra era fue completamente destruido, seg¨²n parece, por sus propios habitantes. Celebraron una gran ceremonia ¡ªque incluy¨® el sacrificio de medio centenar de valiosos animales, sobre todo caballos¡ª, lo destrozaron todo, lo quemaron y lo sepultaron. No est¨¢ claro por qu¨¦ lo hicieron, pero el hecho es que la arcilla con la que cubrieron todo ha servido como una especie de c¨²pula protectora para conservarlo en un estado extraordinario; se ha rescatado incluso alguna tela y hasta el pan de oro que decoraba algunos marfiles.
As¨ª, este ins¨®lito edificio situado en la periferia hacia la que se extendi¨® Tarteso en torno al siglo VI antes de cristo, con todos sus restos tan bien conservados, est¨¢ siendo clave para arrojar luz sobre una civilizaci¨®n que durante mucho tiempo ha sido pasto de leyendas y especulaciones por la escasez de vestigios hallados en su n¨²cleo central, en torno al r¨ªo Guadalquivir, entre Huelva, Sevilla y C¨¢diz. De momento, el yacimiento de Casas del Turu?uelo est¨¢ enterrando cada vez m¨¢s hondo la vieja idea de que la cultura tart¨¦sica no ten¨ªa entidad propia, separada de la de los colonizadores fenicios.
Por ejemplo, en los rostros del relieve expuestos en el MAN se pueden observar elementos claramente locales. Uno es la trenza del guerrero. Otro, la diadema colocada sobre un casco en un fragmento, que se parece enormemente a algunas de las joyas funerarias del siglo VII antes de Cristo halladas a unos 115 kil¨®metros al norte de Guare?a, en la localidad cacere?a de Aliseda (parte de estos tesoros se pueden ver en la exposici¨®n permanente del MAN). Y tambi¨¦n est¨¢n los pendientes que lucen los otros dos rostros, unas arracadas amorcilladas exactamente iguales, casi del mismo tama?o, que las encontradas en yacimientos cercanos de la ¨¦poca y que igualmente se pueden ver en el arqueol¨®gico. El museo ofrece visitas guiadas que comienzan en las salas de Protohistoria y terminan con los rostros del Turu?uelo los d¨ªas 27 de noviembre (a las 17.00), 5 de diciembre (11.30), 18 de diciembre (17.00), 16 de enero (11.30) y 29 de enero (17.00). Con un aforo m¨¢ximo de 15 plazas y bajo el t¨ªtulo de Los rostros escult¨®ricos del Turu?uelo en el contexto de la protohistoria peninsular a trav¨¦s de las colecciones del MAN, es necesario reservar previamente.
Los relieves del Turu?uelo est¨¢n expuestos sobre unos soportes de resina de filamentos termofusibles especialmente fabricados para poder unir los fragmentos de cada pieza sin tener que pegarlos ni fusionarlos de ninguna otra manera. Lo cuenta Elena Garc¨ªa, la restauradora del Instituto del Patrimonio Cultural de Espa?a (IPCE) que los ha dise?ado utilizando t¨¦cnicas 3D. Despu¨¦s de un minucioso trabajo de investigaci¨®n, que incluye todo tipo de an¨¢lisis a trav¨¦s de im¨¢genes fotogr¨¢ficas, infrarrojas, ultravioletas y radiograf¨ªas, cuando lleg¨® la parte de limpieza y restauraci¨®n, ¡°decidimos no hacer nada, intervenir lo m¨ªnimo para conservar toda la informaci¨®n arqueol¨®gica que aportan¡±, explica. Se refiere a la ceniza impregnada procedente del incendio del edificio, o los restos de pigmentos ¡ªparece claro que el relieve estaba pintado¡ª que en el futuro, a medida que avancen las t¨¦cnicas de investigaci¨®n, pueden ser muy valiosos. O el sistema de anclajes, con alguna pieza m¨®vil y alg¨²n orificio en el reverso para pasar un v¨¢stago, pero cuyo funcionamiento exacto los expertos a¨²n tratan de descifrar. ¡°En uno de ellos se puede apreciar incluso una reparaci¨®n¡±, dice Garc¨ªa, y resume: ¡°Las piezas son perfectamente legibles tal y como est¨¢n y se podr¨ªan perder muchas cosas, su autenticidad, con su limpieza y restauraci¨®n¡±.
A¨²n queda un largo camino para estudiar los rostros. Para empezar, el material del que est¨¢n hechos, unas piedras llamadas biocalcarenitas, que los ge¨®logos del IPCE est¨¢n analizando, que parecen las mismas con las que se construyeron otros elementos hallados en el Turu?uelo y pueden ser similares, explican los arque¨®logos Rodr¨ªguez y Celestino, a las de los guerreros ib¨¦ricos de Porcuna, en Ja¨¦n, tambi¨¦n del siglo V antes de Cristo. Adem¨¢s, dado el contexto en el que van apareciendo las piezas ¡ªrecuerden, el lugar fue destruido a conciencia y sus restos fueron quemados y esparcidos por todas partes¡ª no pierden la esperanza de encontrar en pr¨®ximas campa?as de excavaci¨®n m¨¢s fragmentos que permitan completar estas y, quiz¨¢, otras esculturas del relieve.
Babelia
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