Ciudadano Boyero, o el cr¨ªtico que nunca quiso serlo
El canal TCM estrena en el festival de San Sebasti¨¢n un documental sobre el ¨²ltimo gran referente de la opini¨®n cinematogr¨¢fica y columnista de EL PA?S
Pase de gala en la fr¨ªa tarde noche de San Sebasti¨¢n. Todo agotado para la sala 7 del Pr¨ªncipe, un complejo multipantallas donde se proyectan pel¨ªculas de todas las secciones del festival de San Sebasti¨¢n. Esta vez, se vive un juego de espejos, el habitualmente juez protagoniza un filme por el que ser¨¢ juzgado. Y ha vendido todas las entradas. Es el momento de El cr¨ªtico, de los directores Juan Zavala y Javier Morales P¨¦rez, un acercamiento a la figura de Carlos Alberto Manuel Antonio Abd¨®n S¨¢nchez Boyero, m¨¢s conocido como Carlos Boyero, cr¨ªtico de cine de EL PA?S, el pen¨²ltimo de una generaci¨®n de cr¨ªticos y el nombre m¨¢s popular en la calle de los opinadores de cine. Y visto lo visto en San Sebasti¨¢n, su fama no ha deca¨ªdo con los a?os.
El documental de TCM, que se estrena en esta plataforma el 21 de octubre, supone un acercamiento a una figura pol¨¦mica, amada y denostada. Zavala y Morales han buscado dar voz a todas las facciones, y el resultado se ve estos d¨ªas en la secci¨®n Made in Spain, justo en el primer certamen al que Boyero no acude como cr¨ªtico desde que comenz¨® con esta labor en el festival de 1982. A cambio, ha realizado una veintena de entrevistas durante un d¨ªa de promoci¨®n y recibe el premio a su labor period¨ªstica en el Zinemaldia.
En la calle, Boyero (Salamanca, 69 a?os) para a hacerse fotos y recibe cari?o a raudales de los donostiarras; en la sala a rebosar, el p¨²blico le aplaude feliz. ¡°No he construido un personaje, en todo caso soy un personaje. No he sido un impostor¡±, dice en el documental, y a pie de pantalla insiste en ello.¡°Ese personaje que veis tiene m¨¢s vueltas de lo que pens¨¢is, pero me siento reconocido, y el m¨¦rito no es m¨ªo, sino de ellos¡±, dice se?alando a los directores. ¡°Yo, desde luego, me tomar¨ªa una copa con ese tipo, me cae bien¡±. Y subraya: ¡°Lo hice por ellos, pero yo soy como Bartleby [el contable protagonista de un cuento de Herman Melville], y preferir¨ªa no hacerlo¡±.
En El cr¨ªtico, expresi¨®n que le horroriza al retratado (¡±No me gusta lo de cr¨ªtico, detesto a los cr¨ªticos¡±), al que le gustar¨ªa que el filme se titulara Ciudadano Boyero, hablan amigos, compa?eros y cineastas, que ofrecen un retrato con sus aristas. ¡°Bueno, m¨¢s all¨¢ de que crea que hay un anormal en pantalla, estoy de acuerdo con los elogios, las disidencias me parecen lamentables¡±, contaba al p¨²blico con su habitual tono ir¨®nico, mezcla de confesi¨®n y de broma. S¨ª quiso detenerse en los comentarios sobre su posible misoginia: ¡°Desde peque?o he sido un hombre que ha amado y respetado a las mujeres¡±. Y sobre esta nueva etapa laboral sin festivales, ahond¨®: ¡°No me voy a retirar. Yo siempre he sido inc¨®modo durante mis 45 a?os de escritura. Mientras me dejen, seguir¨¦. En cualquier caso, reconozco que en la vida he tenido mucha suerte¡±.
La marca indeleble de ¡®El buscavidas¡¯
?Y c¨®mo est¨¢ el cine? El que Boyero ama, no tan bien, seg¨²n asegura ¨¦l mismo, que est¨¢ cansado de las ¡°modas pasajeras por cinematograf¨ªas ex¨®ticas¡±. Boyero recuerda que se dej¨® llevar por su magia la primera vez que vio El buscavidas: ¡°El cine es la droga m¨¢s potente que he tenido en mi vida, y encima nunca me ha dado resaca¡±. Durante d¨¦cadas en las que, subraya, nunca se ha traicionado a s¨ª mismo, ha vivido alg¨²n momento de arrepentimiento: ¡°Cuando ves pel¨ªculas en los festivales, acumulas cansancio y pierdes en alg¨²n momento el criterio. Por ejemplo, escrib¨ª desde un festival de Cannes contra La gran belleza, de Paolo Sorrentino, y cuando la volv¨ª a ver meses despu¨¦s descubr¨ª mi error. Pero generalmente suelo acertar¡±.
Boyero firma como Carlos Boyero para ¡°huir de la herencia¡± de su padre, y por ah¨ª transita parte de El cr¨ªtico, la de un chaval de Salamanca que viaja a Madrid para dejar atr¨¢s a su progenitor y los colegios de curas. Que se gana la vida ¡ªy muy bien¡ª con partidas de p¨®quer y al que su compa?ero de universidad y amigo Fernando Trueba coloca en La gu¨ªa del ocio para que escriba de la noche. ¡°Pero ya con 18 a?os Carlos era el que m¨¢s hab¨ªa le¨ªdo, visto pel¨ªculas y escuchado m¨²sica¡±, apunta el cineasta. Por otro lado, est¨¢ el mundo de la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica, que sufre una crisis de audiencia y vive una batalla entre quienes quieren m¨¢s rigurosidad anal¨ªtica, y quienes desean ser Boyero en lugar de Boyero, considerando que un exabrupto es la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para lograrlo. Alex de la Iglesia dice que Boyero es un enorme escritor, y que ¨¦l no se consider¨® un cineasta hasta que Boyero le ¡°insult¨® en un art¨ªculo¡±.
Para todos ellos, Boyero solo tiene un mandamiento: ¡°Detesto la estupidez y la inquisici¨®n¡±. Y dicho eso, sali¨® a la calle a recibir m¨¢s cari?o.
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