Desdibujar el l¨ªmite de un edificio
Con la idea de conectar el inmueble con su jard¨ªn y este con la ciudad, Kengo Kuma firma la ampliaci¨®n del Centro de Arte Moderna Gulbenkian inaugurada en Lisboa
Calouste Gulbenkian fue un financiero de origen armenio que hizo fortuna con el petr¨®leo y, tras vivir 13 a?os en Lisboa ¨Dla urbe donde muri¨®¨D, don¨® a la ciudad una colecci¨®n de m¨¢s de 1.000 obras de arte, una recopilaci¨®n privada que conten¨ªa desde esculturas egipcias y mesopot¨¢micas a lienzos de Paula Rego o David Hockney.
El legado encontr¨® su lugar en un edificio moderno que, tras su muerte en 1955, se llev¨® a concurso. Lo construyeron los arquitectos Pedro Cid, Alberto Pessoa y Rui Jervis Atouguia en 1969. Sobrio y rotundo, el inmueble estaba rodeado de un jard¨ªn con acceso ciudadano en el que, sin embargo, el vergel era perimetral: arropaba el museo sin formar parte de ¨¦l.
En eso, m¨¢s que en el edificio original, se fij¨® el arquitecto japon¨¦s Kengo Kuma cuando visit¨® el inmueble. As¨ª, su propuesta para la ampliaci¨®n busc¨® romper la rigidez moderna, en enclaustramiento geom¨¦trico y m¨¢s que abrir, conectar el inmueble con el jard¨ªn. Por eso la intervenci¨®n de Kuma ¨Dque ha trabajado con los ingenieros Buro Happold¨D ha buscado desdibujar los l¨ªmites entre el interior ¨Dlas colecciones, los despachos y la biblioteca¨D y el exterior ¨Del hermoso jard¨ªn p¨²blico que rodea el inmueble¨D. Ha trabajado en ese l¨ªmite. Y ha tratado de transformarlo en un espacio intermedio.
Explica Kuma que, en las viviendas japonesas, el engawa es el espacio que no es ni interior ni exterior, una especie de porche que extiende el interior, una loggia que acerca el exterior desdibujando el l¨ªmite entre ambos. Construir un engawa, en torno al Museo Gulbenkian, fue su propuesta para actualizar el museo lisboeta y conectar su biblioteca, su centro de documentaci¨®n y sus galer¨ªas con el jard¨ªn. Y el propio jard¨ªn con la ciudad.
La fusi¨®n entre arquitectura y naturaleza que ofrece el engawa proporciona calma, serenidad, construye un camino y comienza a explicar una historia. Otra. Esa galer¨ªa suaviza la transici¨®n y borra fronteras. Habla, as¨ª, de otras prioridades.
Los ingenieros de Buro Happold tradujeron la idea del engawa a una cubierta de madera de fresno portugu¨¦s que se curva para hacerse invisible. Apoyada en dobles columnas de acero con forma de V, la cubierta est¨¢ tratada para facilitar un mantenimiento f¨¢cil. La idea de Kuma ha sido potenciar la armon¨ªa entre naturaleza y entorno. Para eso, los ingenieros persiguieron la sencillez: una cubierta aparentemente flotante que arropa el inmueble, lo extiende y conduce al frondoso jard¨ªn ideado por Vladimir Djurovic. Un engawa, una loggia tan habitual en la tradici¨®n, que no resta modernidad al edificio, pero s¨ª lo arropa, ampl¨ªa y conecta con el entorno.
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