Alegato sobre los derechos de una ni?a
Examen a c¨®mo EL PA?S ha tratado el caso de una menor violada en Marruecos, que ha abierto el debate de endurecer las penas a los agresores sexuales en ese pa¨ªs
Primero, los hechos. Tres informaciones de la secci¨®n de Internacional recogieron entre el 14 y el 16 de abril el caso de una menor de 11 a?os, violada durante meses por tres hombres en una aldea de Marruecos y ahora madre de un beb¨¦ de un a?o. El proceso judicial provoc¨® tal esc¨¢ndalo en este pa¨ªs como para forzar la revisi¨®n de la condena: de 2 a?os de prisi¨®n a entre 10 y 20 a?os.
La cobertura de EL PA?S revelaba el nombre de pila de la menor, el de la aldea donde se produjeron los hechos y, adem¨¢s, las fotograf¨ªas que encabezaban el texto, de agencias, mostraron siempre a la ni?a sin que se le viera la cara: en su casa, junto a su hijo y su abuela; llegando a la corte penal y sentada en el exterior del tribunal en un descanso del juicio. No recibi¨® protecci¨®n judicial y tuvo que entrar por la puerta principal, aunque declar¨® a puerta cerrada. Las agencias no difundieron im¨¢genes de los violadores, encarcelados.
Las normas. El Libro de Estilo de EL PA?S (edici¨®n de 2021) establece unas normas para los periodistas basadas en principios ¨¦ticos como el respeto al honor, la intimidad y la imagen. En el apartado dedicado a la violencia machista ¨Dque sigue el convenio ante la violencia contra la mujer del Consejo de Europa y engloba la violaci¨®n¨D, impone: la exigencia de ¡°un gran cuidado¡± para ¡°no a?adir dolor innecesario a las v¨ªctimas¡±; evitar la sobreexposici¨®n de estas; no emplear im¨¢genes ¡°morbosas¡± para ilustrar los casos; proh¨ªbe usar el nombre de las v¨ªctimas de violaci¨®n y exige dar solo datos gen¨¦ricos para evitar que sean identificadas. Para la infancia, se?ala: ¡°No se grabar¨¢ o fotografiar¨¢ a menores de edad de manera que se facilite su identificaci¨®n si la escena recogida puede perjudicar a su intimidad o a su propia imagen, ya sea en la actualidad o en un futuro¡±.
La denuncia. Sabela Oubi?a Barbolla, profesora de Derecho Procesal de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, escribi¨® una larga carta a la defensora para argumentar ¡°el discutible tratamiento de la imagen¡± de la ni?a marroqu¨ª que, en su opini¨®n, ¡°roza los l¨ªmites ¨¦ticos e, incluso, los legales¡±. Defiende que el peri¨®dico jam¨¢s publicar¨ªa una foto de un menor v¨ªctima de agresi¨®n sexual en Espa?a por la ¡°eventual responsabilidad legal¡± y la consiguiente sanci¨®n, e incluso por evitar ¡°otros costes sociales¡± como la p¨¦rdida de credibilidad. Adem¨¢s, recalca que ¡°en un delito sexual, el cruce de varios vectores de desigualdad [g¨¦nero, raza, nacionalidad, estatus econ¨®mico, etc¨¦tera], sit¨²an a la v¨ªctima en una posici¨®n de extrema vulnerabilidad¡±. Por eso, recuerda, el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol contempla todo un marco de protecci¨®n, que faculta al juez a prohibir a los medios tomar y difundir im¨¢genes, para proteger a la v¨ªctima ante los posibles perjuicios de un juicio p¨²blico.
La defensa. ¡°No se reconoce a la menor en ninguna de las fotos publicadas, ya que aparece de espaldas o con el rostro totalmente tapado¡±, afirma Moeh Atitar, redactor jefe de Fotograf¨ªa, que defiende esta actuaci¨®n en comparaci¨®n con los medios marroqu¨ªes, que incluso han dado el nombre de la ni?a al caso. ¡°El eco medi¨¢tico que ha tenido en Marruecos, con el padre, la abuela y los abogados denunciando en los medios la violaci¨®n de la menor y la exigua condena en primera instancia a los violadores, ha hecho que la sociedad se movilizara y, sin esta presi¨®n medi¨¢tica y social, no se habr¨ªa revisado la sentencia, ni tampoco se habr¨ªa iniciado el camino a modificar el C¨®digo Penal marroqu¨ª para endurecer las penas contra violadores de menores¡±.
¡°Es cierto que el Libro de Estilo obliga a omitir el nombre de la v¨ªctima¡±, explica Luc¨ªa Abell¨¢n, redactora jefa de Internacional. ¡°Pero creo que, de alguna manera, el caso encaja en esa excepci¨®n que se contempla (cuando la v¨ªctima expresa su opini¨®n favorable a que se publique su nombre), porque la familia hab¨ªa accedido a que se dieran detalles del caso y tambi¨¦n a tomar fotos (discretas) de la menor. M¨¢s all¨¢ de la inclusi¨®n del nombre de pila, considero que el tratamiento informativo de este caso espeluznante ha sido exquisito y que darle difusi¨®n ha contribuido a que la justicia marroqu¨ª eleve las penas de los culpables¡±.
La opini¨®n experta. ¡°Lo ideal habr¨ªa sido sacar la foto de los violadores¡±, afirma Assumpta Sabuco, profesora de Antropolog¨ªa Social de la Universidad de Sevilla, que critica el uso de la imagen de la ni?a, incluso sin que se le vea el rostro. ¡°Lo que se ha hecho es se?alarla como v¨ªctima, con un tufo de ¡®mira qu¨¦ salvajes y primitivos¡¯. ?Se hubiera sacado una imagen de la menor, un beb¨¦ y la abuela de haber estado en Espa?a? La respuesta es no¡±. Adem¨¢s, la profesora subraya que Marruecos no puede ser el referente, ya que all¨ª ¡°la cosmovisi¨®n de la igualdad es diferente¡± y no hay protecci¨®n: ¡°Nosotros s¨ª la tenemos y hay que aplicarla a todos¡±.
La ¨²ltima palabra del autor. ¡°El nombre de pila de la ni?a nunca ten¨ªa que haber figurado en las informaciones publicadas por EL PA?S¡±, afirma Juan Carlos Sanz, corresponsal en Marruecos. ¡°Asumo la responsabilidad por no haber seguido unas normas que obligan a todos sus periodistas y que he tratado de observar fielmente desde que empec¨¦ a escribir en este diario, hace 35 a?os. El hecho de que casi toda la prensa marroqu¨ª se haya referido a la v¨ªctima por su nombre de pila, en un caso que ha conmocionado a la opini¨®n p¨²blica, no justifica el uso de su nombre¡±.
El alegato final. El proceso de control de EL PA?S ha fallado justo cuando se pretend¨ªa resaltar la evoluci¨®n social de otro Estado, en una cuesti¨®n de tanta actualidad en Espa?a como son las agresiones sexuales y violaciones a mujeres y ni?as, algunas cometidas por y sobre menores.
La cadena de mando decidi¨® que bastaba con que no se viera el rostro para dar luz verde a la foto. Nadie se percat¨® del error de dar datos e im¨¢genes que, juntos, se?alan a una ni?a. Nadie fue sensible al necesario respeto a la intimidad y el honor de una menor. No se aplic¨® el mismo rasero que si hubiera ocurrido en Espa?a: el concursante de Gran Hermano Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez o los miembros de la Manada ilustraron sus casos en el peri¨®dico y no las v¨ªctimas; incluso hemos usado fotos de edificios, coches de la Guardia Civil o de protestas en noticias similares si no hab¨ªa de los agresores. Nadie consult¨® a la corresponsal de g¨¦nero, Isabel Vald¨¦s.
?Pesa m¨¢s la reforma social que ha despertado este caso en Marruecos? ?Justifica el fin los medios? Yo pienso que no. La historia deb¨ªa ser contada, pero con respeto a la v¨ªctima y como si hubiera ocurrido en Espa?a. Lo contrario es discriminaci¨®n.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.