El Celta cambia de planes
El cuadro de Fernando V¨¢zquez tumba al Villarreal y ya mira a Europa
A la espera de que su f¨²tbol pase de destellos fugaces, el reci¨¦n ascendido Celta sigue su voraz suma de partidos. Ya no est¨¢ por la permanencia. Con 39 puntos y asentado en la quinta plaza, el equipo puede desembarazarse de complejos y fijar la mirada en Europa, objetivo en el que se distanci¨® de un Villarreal mediocre. Sin Riquelme, fue el grupo sin alma que se esperaba. El Celta tampoco tuvo demasiada, pero de un partido tedioso supo extraer un penalti que transform¨® Baiano.
El m¨¦rito del Celta recay¨® en sus centrales, Lequi y Sergio. El argentino cedido por el Lazio domina todas las facetas del juego con estilo y ya nadie discute una titularidad que le cost¨® encontrar, para complementarse con un Sergio recuperado para el f¨²tbol. Desde el fiasco con el Deportivo, el defensa asturiano parece decidido a enderezar su err¨¢tica carrera, en la que ha alterado etapas enormes con desastres car¨ªsimos. Cada vez escasean m¨¢s los c¨¦lebres descuidos de un futbolista que se vuelve a aparecer al que se intuy¨® en su juventud.
Ya que del ataque c¨¦ltico no hubo m¨¢s noticias que el penalti, los m¨¦ritos fueron para la gente de atr¨¢s, que anul¨® al previsible Villarreal. Como se esperaba, Senna y Josico le pusieron cemento al grupo. Como era de prever, Forl¨¢n y Guayre deambularon en una persecuci¨®n de sombras, sin que Roger acertara a lanzarlos al ¨¢rea. As¨ª planteado, el partido fue un ladrillo insoportable, un nudo en el centro del campo que los jugadores de m¨¢s talento fueron incapaces de desatar.
Lejos de la creatividad que se espera del Celta y el Villarreal, la tarde se diluy¨® en un carrusel de imprecisiones que dej¨® a Pinto y Viera el papel de testigos. Estaba el partido para un error, como el cometido por Gonzalo Rodr¨ªguez en su innecesario penalti en un salto sobre el peque?o Silva por un centro intrascendente. Baiano, que, entre lesiones y desaciertos, llevaba un siglo sin marcar, anot¨® con un disparo flojo que inquiet¨® a Bala¨ªdos, pero que puso a los de V¨¢zquez por delante en el marcador.
El gol dej¨® fr¨ªo al Villarreal, que careci¨® de ¨¢nimo para luchar por el partido. Lejos de ello, sigui¨® con su ritmo lento y deshilvanado, pendiente s¨®lo de la profundidad de Javi Venta y del empuje de Senna. A las habituales lagunas de N¨²?ez, con diferencia el jugador de menor aportaci¨®n al Celta de V¨¢zquez, se sumaron las de un Canobbio desconocido y las de Silva y Jorge Larena. S¨®lo Oubi?a se sum¨® al recital de los centrales, aunque los despistes del canterano en la distribuci¨®n siguen lastrando su incansable potencial destructivo.
Para acabar el partido, V¨¢zquez invit¨® a los suyos al habitual encierro colectivo de los minutos finales, una pr¨¢ctica que depara sobredosis de nervios a las gradas y unos resultados incontestables al equipo. El Celta achic¨® agua en el ¨¢rea hasta el minuto final de un partido que, definitivamente, le deja una nueva Liga por delante para los restantes meses de campeonato.
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