Al Valencia se le escapa el segundo puesto
Un Atl¨¦tico muy serio planta cara en Mestalla, que acaba abucheando a Ca?izares por perder tiempo
El Valencia se encontr¨® a un Atl¨¦tico muy serio que le jug¨® sin ning¨²n complejo en Mestalla. Cara a cara. El choque anduvo siempre en un hilo sin que ninguno expresara una superioridad manifiesta. La ansiedad pudo con los chicos de Quique, que ven c¨®mo se les escabulle el segundo puesto, mientras los de Murcia, de perdidos al r¨ªo, parecieron m¨¢s relajados. Mestalla se despidi¨® de Carboni y se reencontr¨® con Vicente. Y, entremedias, pag¨® la mala noche de Aimar.
El Atl¨¦tico quiso demostrar que, por muy mala temporada que haya pasado, se trataba de un equipo hist¨®rico en casa de otro. Mestalla arremeti¨® al final contra Ca?izares, que se dedic¨® a perder tiempo pensando en su trofeo Zamora: ve¨ªa m¨¢s cerca el gol rojiblanco que el de su propio equipo.
Lo primero que consigui¨® el conjunto de Murcia, al cuarto de hora m¨¢s o menos, fue imponerse en el centro del campo. Bien por acumulaci¨®n de hombres o bien porque estuvieran m¨¢s juntos que sus rivales. En cualquier caso, los gestos desesperados de Albelda no pod¨ªan ser m¨¢s expresivos: ped¨ªan a sus compa?eros que les ayudaran a ¨¦l y a Baraja, que no daban abasto. Ni Aimar ni Angulo, muy abiertos, participaban como se les requer¨ªa.
La consecuencia fue que, a la media hora, Mestalla ya estaba de los nervios. Lo mismo que los jugadores, que empezaron a lanzarse reproches. Algunos m¨¢s gruesos que otros. Justo en el momento de pitar el descanso, Mista tuvo que saltar del banquillo para parar a Villa. Este se iba a por Aimar, que le hab¨ªa mandado callar con el ¨ªndice cruz¨¢ndole los labios. Definitivamente, los malos modos han entrado en el vestuario valencianista, y no parece casualidad que sea en la semana en que el presidente, Juan Soler, se carg¨® al director deportivo y al general. De un plumazo. De la manera m¨¢s inoportuna, como critic¨® Quique Flores.
Y eso que el Valencia hab¨ªa arrancado muy enchufado de la mano de un Villa espectacular. Primero ret¨® a Pablo y lo dej¨® tirado pese a que hab¨ªa recibido el bal¨®n de espaldas a la porter¨ªa. Le bast¨® proteger la pelota y salir como un rayo hacia un lado. Despu¨¦s se midi¨® con Perea y tambi¨¦n lo desbord¨® con un quiebro dentro del ¨¢rea. Y, finalmente, sac¨® punta a su velocidad para aprovechar un pase al espacio de Albelda, que ven¨ªa de robarle la cartera al centro del campo rojiblanco. Villa toc¨® justo la pelota antes de que llegara Leo Franco y lo atropellara con la bota. En su af¨¢n por dar caza a Eto'o, el asturiano lanz¨® el penalti. Esta vez de una manera inesperada. Raso, por el centro, cuando Leo Franco ya se hab¨ªa estirado hacia su costado izquierdo. El cuadro de Quique tuvo a continuaci¨®n una de esas ocasiones llenas de remates frustrados, uno tras otro, que pudo haber matado el partido. Pero no lo hizo.
Y el Atl¨¦tico sali¨® de su ensimismamiento. Empez¨® a tocar con tranquilidad. A abrir el juego a Petrov y a Maxi. A hacerle da?o a la defensa valencianista al contragolpe. Fue a partir de una falta de Baraja que se dispuso a ejecutar Antonio L¨®pez. Su centro desde la izquierda se encontr¨® con la soledad m¨¢s absoluta al segundo palo de Maxi, que remat¨® por dos veces, la primera con la cabeza y la segunda con el pie, hasta convertir el empate. Nunca le falt¨® a Maxi capacidad de sorpresa, fecundada en esta ocasi¨®n por un triple fallo en la zaga. Primero Ca?izares se qued¨® demasiado parado en su l¨ªnea de fondo. Y despu¨¦s Baraja y Moretti obviaron que por detr¨¢s hab¨ªa un tipo con una zamarra rojiblanca.
Con el empate, el conjunto madrile?o crey¨® de lleno en su propuesta mientras que al Valencia le entraron las dudas que le atacaron en Mallorca. Albiol y Fernando Torres vivieron un bonito duelo, repleto de potencia y de alternativas. Solo ante Ca?izares, Kezman err¨® un remate f¨¢cil tras un precioso pase de Torres y un posible penalti no se?alado sobre Maxi.
El Valencia pareci¨® recuperar la frescura mental tras el descanso y Regueiro envi¨® un trallazo al poste. Leo Franco permanec¨ªa inm¨®vil. El partido no estaba para homenajes, por mucho que la hinchada quisiera despedirse de Carboni. El caso es que se lesion¨® Moretti y no le qued¨® m¨¢s remedio a Quique que dar paso al defensa de Arezzo, que hab¨ªa salido a calentar tard¨ªsimo, despu¨¦s de que Moretti ya llevara varios minutos tumbado. Se?al de que Quique no quer¨ªa realizar el cambio. Mestalla se puso en pie y le dio una bienvenida caluros¨ªsima a Carboni, yendo mucho m¨¢s all¨¢ del partido, premiando su absoluta profesionalidad durante tantos a?os. Y su carisma, que le puede convertir en el pr¨®ximo director deportivo.
El Atl¨¦tico perdi¨® intensidad, y Carboni entr¨® en el choque con un pase cruzado de 30 metros. Villa, sin embargo, se vio superado por la carrera larga de Pablo. Floje¨® Aimar y Quique lo sustituy¨® por Vicente, que volv¨ªa despu¨¦s de casi cuatro meses. La hinchada respondi¨® al cambio con mucha bronca, supuestamente dirigida al entrenador, tal vez esperando la sustituci¨®n de Angulo o de Regueiro. Vicente volvi¨® con un regate y nada m¨¢s. M¨¢s tarde entr¨® Mista por Villa y el p¨²blico carg¨® de nuevo contra el entrenador. Ning¨²n cambio aport¨® la soluci¨®n.
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