S¨®lo tres minutos de Modric
Croacia, que ¨²nicamente remat¨® a puerta en el penalti, se impone a un anfitri¨®n pobre
Austria es un pa¨ªs herm¨¦tico, introvertido y muy desarrollado. Es decir, re¨²ne todas las condiciones para desaparecer del mapa del f¨²tbol. Ren¨¦ Aufhauser, uno de los titulares de la selecci¨®n austr¨ªaca, es, como la mayor¨ªa de sus colegas coterr¨¢neos, un accidente. El hombre debi¨® salir rebotado de alguna escuela de esqu¨ª alpino antes de acabar ante una pelota. Por esas cosas del destino, ayer fue titular en el debut de su equipo en la Eurocopa, en el Prater. A sus espaldas ten¨ªa 30.000 hinchas que parec¨ªan celebrar el d¨ªa del imperio. Bien, pues este hombre no dej¨® pasar cinco minutos de partido para hacer una exhibici¨®n de rigidez mental y f¨ªsica. Como lleg¨® tarde y estaba emocionado, se lanz¨® sobre la rodilla de Olic derrib¨¢ndolo en el ¨¢rea de penalti. La acci¨®n se pareci¨® a un sabotaje. Pero no lo era. Se trataba simplemente de una torpeza que puso en un serio compromiso al ¨¢rbitro, el holand¨¦s Pieter Vink. No hay nada que moleste m¨¢s a un ¨¢rbitro que verse obligado a pitarle un penalti en contra al organizador de un torneo en el primer partido. El pobre Vink no tuvo m¨¢s remedio.
El partido minuto a minuto |
Todo sobre Selecci¨®n Austriaca |
Croacia en la Eurocopa |
A Croacia le bast¨® con el comienzo estrepitoso de Modric. El muchacho es uno de esos enganches energ¨¦ticos y emprendedores que suelen desconcertar a las defensas m¨¢s solventes. Sus dos primeras jugadas abrieron una brecha en el equipo local, que no soport¨® la tensi¨®n nerviosa. El peso de tener que dar la talla reblandeci¨® a los austriacos. En su primera incursi¨®n al ¨¢rea de Macho, el peque?o Modric se escabull¨® de su marcador y le dej¨® el bal¨®n a Olic para que se buscara la vida cerca de la raya de fondo. Olic estaba demasiado escorado. No parec¨ªa un peligro inminente. Habr¨ªa bastado con taparle la salida por dentro. Pero Aufhauser resolvi¨® que hab¨ªa llegado la hora de emplear los tacos. Hizo penalti y sepult¨® a su equipo.
El apocamiento de Austria y sus deficiencias t¨¦cnicas fueron tan evidentes en la primera parte que los croatas incurrieron en la indulgencia. Niko Kovac, Kranjcar, Modric y Srna se gustaron. Los laterales, Pranjic y Corluka, se incorporaron con clase, mientras Olic y Petric dieron la impresi¨®n de que desbordar¨ªan a la zaga austriaca de un momento a otro. Pero no lo hicieron. Poco a poco, Modric revel¨® su intermitencia. Fue desapareciendo, y sus compa?eros lo siguieron. Croacia cedi¨® terreno. Crey¨® que controlaba la situaci¨®n, y estuvo a punto de tirar el partido. Aparte del penalti, Austria no recibi¨® m¨¢s tiros entre los tres palos.
Al ver que se abr¨ªan los espacios, los austriacos cabalgaron. El capit¨¢n, Ivanschitz, hab¨ªa dicho antes del partido que sus compa?eros deb¨ªan usar lo que mejor sab¨ªan: "la cabeza". Es decir, el cr¨¢neo, el continente, la c¨¢scara. La punta del esqueleto entendida como herramienta de guerra. As¨ª ven el f¨²tbol las nuevas generaciones germ¨¢nicas. El estadio bramaba cada vez que el ¨¢rbitro se?alaba un c¨®rner, o una falta. Aquello era la ¨®pera. Sucedi¨® que a fuerza de empuje, centros y cabezazos, a los centrales croatas se les vio el plumero. Croacia se sumi¨® en la confusi¨®n. El partido discurri¨® hacia su final con Pletikosa intentando descolgar balones en la montonera. La entrada de Korkmaz (de origen turco) y Vastic (de origen croata) se revel¨® como una sorpresa: fueron los mejores de Austria y, sin embargo, permanecieron una hora en el banquillo. Extra?o, pero cierto.
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