El Villarreal salva la cara en Old Trafford
El cuadro de Pellegrini logra un meritorio empate ante un Manchester lanzado por Ronaldo
El Villarreal salv¨® la cara en Old Trafford, que no es poco, trat¨¢ndose del campe¨®n de Europa, en el d¨ªa que celebraba el regreso de su gran h¨¦roe, Cristiano Ronaldo, recibido como el redentor. Todav¨ªa le falta a Ronaldo despu¨¦s de varios meses de lesi¨®n, aunque su presencia en el ¨²ltimo tramo galvaniz¨® al United, que apret¨® much¨ªsimo. Para tama?a empresa, Pellegrini sorprendi¨® al mundo con una propuesta de genios o de locos: prescindir de Senna y Cazorla, recurriendo a este ¨²ltimo en la segunda parte. ?sa fue la mejor versi¨®n del conjunto amarillo, que sufri¨® tanto como en el primer periodo, pero al menos recuper¨® sus se?as de identidad. El Villareal amenaz¨® por primera vez a Van der Sar en una combinaci¨®n fant¨¢stica que repeli¨® el palo y preserv¨® hasta el final la brillantez tanto de sus centrales como de su portero, Diego L¨®pez. El empate tiene un m¨¦rito enorme. As¨ª lo dicen las estad¨ªsticas: el Manchester no hab¨ªa cedido ni un solo punto en su estadio desde hace casi tres a?os, noviembre de 2005, precisamente cuando se midi¨® al Villarreal. El resto fueron 12 victorias consecutivas en la Champions.
Se equivoc¨® Pellegrini. Su sorprendente y arriesgada apuesta ?alinear hasta cuatro suplentes habituales en el Teatro de los Sue?os? se sald¨® en el descanso con un buen resultado y un mal juego. El Villarreal corri¨® como nunca, pero tambi¨¦n peor que nunca, siempre detr¨¢s de la pelota. Se cans¨® de tapar agujeros. Jug¨® contra natura. Carg¨® el juego largo sobre Guille Franco, que luchaba contra gigantes. S¨®lo Pir¨¨s acudi¨® a ayudarlo mientras Mati Fern¨¢ndez se enmara?¨® en un individualismo sin sentido. Naufrag¨® Edmilson en el puesto de Senna y lo mismo le sucedi¨® a Cani en la posici¨®n de Cazorla. Hoy en d¨ªa, los internacionales espa?oles son insustituibles. Est¨¢n demasiado en forma como para permitirse el lujo de prescindir de ellos. Y menos frente al campe¨®n de Europa.
Le salvaron sus excelentes centrales, Gonzalo y God¨ªn, rapid¨ªsimos, contundentes, siempre atentos. Pararon la avalancha de un Manchester notable. Puro dinamismo e intercambio de posiciones. Tanto Rooney como T¨¦vez bajaban a recibir a la l¨ªnea de tres cuartos y, desde all¨ª, fueron dificil¨ªsimos de parar. La banda izquierda fue un pu?al, con Evra y, sobre todo, Nani, que hicieron sufrir a Cani y a ?ngel. Hasta el veteran¨ªsimo Gary Neville se anim¨® a subir la banda derecha.
Pellegrini sali¨® a la media hora del banquillo. Muy enfadado. Le pidi¨® a Guille Franco que les comunicara a los dem¨¢s que tocaran m¨¢s y corrieran menos. En realidad, al t¨¦cnico chileno le estaba exasperando su compatriota Mati Fern¨¢ndez, que conduc¨ªa demasiado la pelota y frenaba toda posibilidad de fluidez. Firm¨® un partido desastroso.
Antes de terminar la primera parte, ya estaba calentado Cazorla. Entr¨® tras el descanso. El castigado fue Cani. La alegr¨ªa de Cazorla se contagi¨® de inmediato al resto del equipo. La velocidad de su cuerpo y de su mente se transmiti¨® como un rel¨¢mpago. El Villarreal recuper¨® el toque y fabric¨® una triangulaci¨®n fabulosa que, de haber entrado, habr¨ªa sido enmarcada en la historia de la Champions. Pero el remate de espuela de Guille Franco al centro de ?ngel golpe¨® en el palo, con Van der Sar ya batido.
Ronaldo fue recibido con una ovaci¨®n cuando se dispuso a calentar. Otra singularidad del f¨²tbol ingl¨¦s. En Espa?a, un jugador que se hubiese pasado el verano tratando de dejar un equipo y, adem¨¢s, anunci¨¢ndolo a los cuatro vientos, ser¨ªa corrido a gorrazos. Aqu¨ª no. En Inglaterra entienden que forma parte del juego. Y lo reciben como al salvador que paliar¨¢ este arranque tibio de temporada.
Old Trafford se sinti¨® invencible cuando vio a Ronaldo. El cuadro de Ferguson aument¨® sus niveles de adrenalina. Claro que este Villarreal era otro y tambi¨¦n era capaz de asustar al United. El equipo espa?ol retom¨® la fluidez perdida y Pellegrini redobl¨® la apuesta con Ibagaza. Diego L¨®pez se desprendi¨® de los nervios del principio y actu¨® con solvencia. Y con la ayuda, por supuesto, de sus centrales. Lleg¨® Gonzalo veloz para sacar un bal¨®n bajo palos. Gonzalo, precisamente, h¨¦roe en noviembre de 2005, h¨¦roe ayer, cerr¨® las puertas del Villarreal. Y agu¨® el regreso de Ronaldo.
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