Del Bar?a B al Bar?a aut¨¦ntico

Una dr¨¢stica mutaci¨®n activ¨® al Bar?a en Getafe, donde pas¨® una hora de abatimiento y 30 minutos finales de extraordinaria pujanza en el juego y ante Ustari. El campe¨®n ofreci¨® dos versiones: primero se maquill¨® y luego se naturaliz¨® al mover un banquillo mucho m¨¢s lujoso que su equipo titular. Cuando Pep Guardiola toc¨® la corneta, a su lado, a la sombra, se sentaban Alves, Messi, Iniesta y Henry. La salida de los tres primeros tuvo un efecto decisivo. El Getafe tirit¨® como no lo hab¨ªa hecho hasta entonces, deslumbrado, sin duda, por semejante batall¨®n, y el cuadro azulgrana se reconoci¨® en el espejo. Donde no hab¨ªa llegado jam¨¢s Puyol percuti¨® Alves con su tes¨®n y destreza habitual, donde Pedro intentaba doctorarse sin ¨¦xito irrumpi¨® Messi de forma devastadora para los locales y donde a Jeffren le pod¨ªa la ansiedad t¨ªpica del novato Iniesta puso la pausa justa y necesaria. El Bar?a cambi¨® la brocha por el pincel y no s¨®lo sus inusuales reservas despacharon al equipo de M¨ªchel, sino que su mera puesta en escena enchuf¨® al resto, como si hasta entonces no se hubieran reconocido a s¨ª mismos. Xavi gobern¨® como acostumbra e Ibrahimovic, an¨®nimo hasta ese momento, se sum¨® a la orquesta con un gol y una asistencia a Messi en el segundo. El Getafe, sobrio y firme hasta ese instante, estaba rendido.

Pedro y Jeffren, dos chicos en alza tras una magn¨ªfica pretemporada, marcaron muy a su pesar el destino del choque. Hasta su sustituci¨®n, merecieron tantos reproches como todos sus compa?eros, entregados a un f¨²tbol tedioso, sin pegada, fl¨¢cido en todas las zonas del campo. Guardiola, obligado por el traj¨ªn a¨¦reo de Messi y compa?¨ªa durante la semana premundialista, envid¨® de inicio con el plan B. Al t¨¦cnico azulgrana nunca le amedrentaron los riesgos. Visto el transcurrir del partido, ahora tendr¨¢ que sentar a los dos jovenzuelos en el div¨¢n. Tambi¨¦n en ese aspecto es ejemplar. Por desgracia para los dos becarios, el encuentro les pudo dejar secuelas, pero el Bar?a, tan corto de plantilla como en el curso del triplete, les necesita tanto como la pasada temporada precis¨® de Busquets y Piqu¨¦, por ejemplo.

Con un Bar?a deste?ido y de fogueo, el Getafe siempre mantuvo el pulso. Bien dispuesto para bloquear a su adversario, se mostr¨® muy directo en el ataque. Vald¨¦s fue testigo: un latigazo de Alb¨ªn casi dinamita su porter¨ªa tras estrellarse el bal¨®n en la escuadra derecha, un remate en escorzo de Soldado tambi¨¦n fue escupido por un poste, esta vez el izquierdo del meta azulgrana. Frente al empuje del conjunto madrile?o, el Bar?a no ten¨ªa otra respuesta que abanicar la pelota como acostumbra, pero sin el gui¨®n que le distingue, falto de velocidad para el trenzado, sin chispa alguna para filtrar el ¨²ltimo pase, sin armamento ante Ustari. Tocar por tocar, sin m¨¢s, ante el gui?o complaciente del Getafe. Postes al margen, el ¨²nico lamento para el grupo local era el poco foco de Parejo, m¨¢s dispuesto para lo grueso que para lo fino cuando en sus comienzos futbol¨ªsticos apuntaba precisamente todo lo contrario.

Sin pistas del Bar?a aut¨¦ntico, con dos laterales ausentes ?Puyol y Abidal? e Ibrahimovic a la intemperie, todo gravitaba en torno al sueco, al que sus colegas utilizaban en exceso como pivote. Como se vio despu¨¦s, no s¨®lo se trata de un tipo de talla larga capaz de descorchar el bal¨®n hacia sus compa?eros siempre de espaldas. En plena depresi¨®n azulgrana, el relevista de Eto'o se encontr¨® citado con el gol al filo del descanso. Pero resolvi¨® la jugada, un mano a mano con Ustari, con la misma palidez con la que se hab¨ªa desplegado hasta ese momento su equipo, incluido el debutante Chigrinski, funcionarial en su primer d¨ªa.

Cumplida la hora, Guardiola despleg¨® sus violines. Otro partido para todos, Bar?a y Getafe. Nada que ver con el juvenil pre¨¢mbulo. Todos juntos, Xavi recuper¨® su mejor partitura, se reencontraron Messi y Alves, Ibrahimovic se dej¨® ver en otros planos e Iniesta le cambi¨® el paso a Cort¨¦s, comod¨ªsimo en sus citas previas con Pedro y Jeffren. Cuando el Bar?a fue el Bar?a, del Getafe no qued¨® rastro. ?Hasta Abidal no pareci¨® el mismo! Una remontada suya por la banda, tras una excelente e imparable arrancada de Messi, deriv¨® en el tanto de Ibrahimovic. Por la otra orilla, donde Puyol, al que cada vez le cuesta m¨¢s una carrera pedestre por el costado, no hab¨ªa tenido dictado alguno, Alves puso el turbo y a su centro respondi¨® el ariete sueco con delicadeza: control con el frac, mirada fresca y un env¨ªo templado para Messi, que atac¨® la pelota con la cabeza con furia extraordinaria. Fulminado el Getafe, el Bar?a ya era el Bar?a. S¨®lo media hora, pero demasiado para su adversario. El Bar?a real a¨²n tiene mucho recorrido.

El Bar?a cumple el gui¨®n