Ferrer recurre a la ¨¦pica
Dos mangas sublimes no le bastan a Stepanek para doblegar al alicantino
No hay partido de la Copa Davis sin ¨¦pica y David Ferrer la busc¨® desesperadamente frente al n¨²mero uno checo, Radek Stepanek. Son dos jugadores radicalmente opuestos, que muestran las dos caras del deporte que practican. Uno puede resultar sublime y pat¨¦tico en cuesti¨®n de minutos. El otro desarrolla un tenis m¨¢s met¨®dico y regular al que imprime una fuerza capaz de romper cualquier fortaleza. El alicantino perdi¨® las dos primeras mangas ante la exhici¨®n del rival. Pero, lejos de entregarse, pele¨®, levant¨® al p¨²blico y logr¨® dar a Espa?a el segundo punto de la final (1-6, 2-6, 6-4, 6-4 y 8-6) en cuatro horas y 17 minutos.
Llegar al quinto set era lo que Ferrer buscaba. Lo que necesitaba para dar la vuelta a un partido que parec¨ªa tener irremisiblemente perdido ante la precisi¨®n y la efectividad del tenis que desarroll¨® el checo en las dos primeras mangas. Todos sab¨ªan que, si el partido se alargaba, la calidad iba a pasar a un segundo plano para dejar el desenlace en manos de la fortaleza mental y f¨ªsica. Y ah¨ª no hab¨ªa dudas. Era exactamente el terreno al que Ferrer deseaba llevar el partido. Y una vez ah¨ª no fall¨®.
Frente al tenis de fuerza, concentraci¨®n y ritmo de los espa?oles, los checos se negaron a oponer una resistencia numantina. Creyeron en otros valores, una est¨¦tica ya pr¨¢cticamente olvidada en el tenis actual, basada en el sentido y la sensibilidad. Un tenis de tiral¨ªneas, de estrategia, de golpes planos y ajustados a la l¨ªnea, o sea, un juego de riesgo, pero tambi¨¦n de gran belleza art¨ªstica, marcado por su cl¨¢sica escuela, con golpes planos y profundos a las l¨ªneas y una gama completa de golpes. Stepanek parec¨ªa en condiciones de poder llevar estos esquemas hasta la victoria, arropado por la experiencia de sus 31 a?os, que le ha llevado a alcanzar su Nirvana. No es el mismo que en 2004 en Brno perdi¨® ante Tommy Robredo y Rafael Nadal y abri¨®, con sus derrotas, las puertas al equipo espa?ol para alcanzar su segunda Ensaladera.
En estos cinco a?os, Stepanek no s¨®lo se ha movido entre los 30 primeros del r¨¢nking -ahora es el 12?-, sino que ha inscrito cuatro t¨ªtulos en su palmar¨¦s. Ninguno grande porque tal vez nunca tendr¨¢ la solidez necesaria para ello. Su principal valor es que es uno de los pocos tenistas capaces de ofrecer un espect¨¢culo distinto, m¨¢s variado, m¨¢s completo. "Pero no siempre es as¨ª", comenta Javier Soler, ex jugador de la Copa Davis; "en algunas ocasiones llega a parecer incluso un jugador mediocre".
El problema con su tipo de juego es que el riesgo que toma con sus golpes planos, sus dejadas, sus boteprontos, sus cambios de ritmo y sus subidas a la red es enorme. Y puede acabar pas¨¢ndole factura. Ayer, Ferrer despleg¨® la fuerza de un toro, como en ¨¦l es habitual, pero sus recursos parec¨ªan escasos e inadecuados mientras Stepanek desarroll¨® todo su potencial. La cuesti¨®n fundamental para que el de X¨¤bia levantara la cabeza era conseguir ralentizar el partido, jugar poco a poco, sin prisas, eliminando la l¨®gica presi¨®n de una final de la Copa Davis.
En cuanto logr¨® serenarse y sus golpes comenzaron a fluir de forma m¨¢s natural hubo un s¨²bito cambio de decorado que llen¨® de dudas la cabeza del artista. Stepanek ya no estaba seguro de que su obra fuera completa. Y el cuadro que casi hab¨ªa culminado con una brillantez impecable empezaba a mostrar sus deficiencias. Ferrer recurri¨® a la ¨¦pica. Busc¨® el apoyo del p¨²blico cuando comenz¨® a remontar. Hab¨ªa ganado tres juegos en las dos primeras mangas y, de pronto, se vio dominando la tercera por 3-1. Sus bazas se jugaron en los siguientes juegos. Cuando perdi¨® su saque, tras ceder tres ventajas, y el marcador se igual¨® a tres, el mundo se desplomaba. Pero, cuando en el juego siguiente recuper¨® el break y comprob¨® que la solidez de Stepanek se estaba resquebrajando y que se hab¨ªa convertido en un jugador muy fr¨¢gil, descubri¨® que val¨ªa la pena seguir luchando. Y lo hizo hasta alcanzar la recompensa de la victoria final.
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