Nadal descubre a Dolgopolov

Para empezar, un tenista divertido y descarado, refrescante, ligero y punzante como un esgrimista. Aleksander Dolgopolov. Un chico ucranio de 21 a?os, hijo del ex entrenador de Medvedev, que sali¨® a la pista del Abierto de Madrid , escuch¨® c¨®mo la grada abucheaba a Cristiano Ronaldo y a Ra¨²l, c¨®mo la gente aplaud¨ªa a Zidane, todos ellos en un palco, y actu¨® con la sencillez y el deseo de los atrevidos. Dolgopolov, flotando siempre por el aire, sin apoyos ni f¨ªsico con el que construir un tenis de maza y martillo, fue avispa y mosquito, un jugador de ataque aguijonado, profund¨ªsimo en la propuesta, arriesgado en las dejadas, divertid¨ªsimo. Rafael Nadal, su oponente, negoci¨® el reto sin alardes, apoyado entusiastamente por el p¨²blico, ilusionado porque sabe que la cita es de a?o en a?o, y se clasific¨® para los octavos de final por 6-4 y 6-3 .

El n¨²mero tres del mundo jugar¨¢ ahora contra el estadounidense John Isner, siempre un peligro y m¨¢s en la altura de Madrid. Hoy, sin embargo, descubri¨® a un tenista con toque y mano, tirando de l¨ªnea a l¨ªnea, que le exigi¨® limitar los errores al m¨ªnimo y le apret¨® de lo lindo en el inicio de la segunda manga. Es el n¨²mero 62, mide escasamente 1,80m, lo que marcar¨¢ su recorrido, y juega con diadema, siempre desinhibido. Dolgopolov se llama. Hoy ha ganado casi tantos puntos al resto como el n¨²mero tres del mundo. Desde el primer partido, bajo el viento y el fr¨ªo, chispeante la lluvia, Madrid avisa a su ¨ªdolo.