La justicia po¨¦tica de Guardiola
El entrenador del Bar?a sale de nuevo triunfador en una temporada que le ha agotado por la adversidad, la rivalidad con el Madrid y la necesidad de intervenir para reconducir a su equipo
Johan Cruyff, el presidente de honor del Barcelona, ha confesado que uno de sus mayores desasosiegos es que Pep Guardiola "se preocupa tanto por los detalles que un d¨ªa puede enfermar". Afectado por la alopecia, el t¨¦cnico azulgrana se espantar¨ªa seguramente, a sus 39 a?os, si se parara a pensar c¨®mo envejecer¨¢ como t¨¦cnico. Ahora no tiene tiempo porque se ha desvivido por su equipo, estuvo alguna noche sin dormir despu¨¦s de la eliminatoria perdida contra el Inter y ha acabado tan cansado de la Liga que est¨¢ convencido de que ser¨¢ el torneo que menos echar¨¢ en falta. Hubo un d¨ªa en que incluso pens¨® que era in¨²til continuar porque la gente se empe?aba en comparar los n¨²meros del presente ejercicio con los del anterior y siempre sal¨ªa derrotado tras ganar los seis t¨ªtulos en juego. "Perderemos y sufriremos", se le oy¨® decir antes de batir el r¨¦cord de puntos y victorias de la Liga.
Un amigo ¨ªntimo de Guardiola sostiene que el pulso Bar?a-Madrid ha sido tan largo, tenso, malintencionado e incontrolable que alter¨® la forma de ser del t¨¦cnico y hasta le convirti¨® a veces en peor persona. Al entrenador le han abrumado muchas portadas, determinadas decisiones, algunas preguntas y designaciones, tanto como para pensar que el jugador n¨²mero 12 no era su afici¨®n, sino el peor de los enemigos. Hasta la naturaleza ha jugado en su contra cuando se present¨® en forma de volc¨¢n antes de viajar a Mil¨¢n. La temporada ha sido agotadora para Guardiola, que abre y cierra la ciudad deportiva como el amo de la f¨¢brica que aparca su coche el primero y lo retira el ¨²ltimo para que los empleados sepan que est¨¢ pendiente del trabajo.
Incluso M¨¤rius, su hijo, le pregunt¨® una tarde a la salida del colegio, despu¨¦s de la destituci¨®n de Ernesto Valverde en el Villarreal: "Pap¨¢, si alguna vez pierdes, ?tambi¨¦n te echar¨¢n?". A muchos ni?os les gustaba Eto'o y no han parado de inquirir por qu¨¦ el t¨¦cnico hab¨ªa prescindido del camerun¨¦s. Una cuesti¨®n de feeling. Guardiola sostiene, como Cruyff, que el segundo a?o es el m¨¢s dif¨ªcil para un campe¨®n. "Hay que reparar en los detalles, los gestos, las cosas que te hacen ver c¨®mo est¨¢ el grupo", confiesa; "tienes que mirar a la cara de los futbolistas, descubrir al que quiere jugar y no dar m¨¢s vueltas a la cuesti¨®n, no reparar en mayores consecuencias ni condicionantes". A Guardiola le ha costado congeniar los egos y conjugar a Ibrahimovic con Messi.
Al principio de la temporada, se impuso la inercia del triunfo del curso pasado y el Bar?a encaden¨® las dos Supercopas y el Mundial de clubes a la Liga tras la Champions y la Copa del Rey de 2009. El equipo, sin embargo, se sinti¨® muy exigido en la liguilla de la Copa de Europa y fue eliminado de la Copa por el Sevilla despu¨¦s de un mal resultado en la ida (1-2), disputada durante la cabalgata de Reyes. "?Desap¨²ntate!", como entrenador azulgrana, le solt¨® su hija, Maria, cuando le coment¨® que no podr¨ªa acompa?arle a recibir a Sus Majestades porque ten¨ªa partido. Chigrinski, Milito y M¨¢rquez se juntaron aquella noche y al t¨¦cnico le culparon de tirar la Copa. El Bar?a no se clasific¨® porque, en la vuelta, el portero Palop cuaj¨® seguramente la mejor actuaci¨®n de su vida (0-1). Pasados los Reyes, Guardiola se llev¨® a Maria y M¨¤rius a la visita de la plantilla al hospital de la Vall d'Hebr¨®n para que participaran de la ofrenda de regalos a los ni?os que tampoco hab¨ªan podido acudir a la cabalgata.
A Guardiola hay que interpretarle a veces por sus gestos, no s¨®lo por sus decisiones, siempre intervencionista. "A m¨ª me pagan por tomar decisiones", resume. Una frase que de nuevo evoca al cruyffismo y le permite marcar diferencias con Frank Rijkaard, que prefiri¨® que su equipo, deslumbrante en la victoria, se consumiera como uno de sus pitillos en la derrota. "Guardiola se anticipa a los problemas", asegura Cruyff. "As¨ª actu¨¦ el verano pasado", responde el entrenador, "aunque, durante la temporada, alguna vez pens¨¦ que habr¨ªa sido mejor no liarse".
Obsesionado con la perfecci¨®n y convencido de que pod¨ªa mejorar al equipo, Guardiola no se arrepiente de nada, aunque Henry y M¨¢rquez, a los que separ¨® de Ronaldinho, Deco y Eto'o, se hayan borrado o Chigrinski e Ibrahimovic sean cuestionados como los fichajes de Hleb o C¨¢ceres de la temporada pasada. Y menos despu¨¦s de que se corrigiera en febrero con una decisi¨®n capital. A Guardiola le disgust¨® mucho el partido de Jerez ?lo considera el peor de su etapa? y tampoco le convenci¨® el de Stuttgart. Entendi¨® que ten¨ªa que actuar. "Tenemos que hacer alguna cosa y procurar que sea la correcta", convino con sus ayudantes. Optaron por sacar a Messi de la banda derecha y situarle como enganche por detr¨¢s de Ibrahimovic.
A partir del partido contra el M¨¢laga, el Bar?a se despleg¨® con un 4-2-3-1, aunque los volantes nunca jugaron de forma paralela, sino que el t¨¦cnico junt¨® a los cinco mejores alrededor del bal¨®n. Mejor¨® el argentino a cambio de empeorar el sueco. El balance no admite dudas. La cantera de La Mas¨ªa marca las diferencias. Aunque se pueda equivocar, Guardiola le pone tanta pasi¨®n al trabajo que los futbolistas le siguen a pies juntillas. "Su pasi¨®n es contagiosa", coinciden en el vestuario; "hace que todos sintamos lo mismo por la manera como lo cuenta y transmite". El equipo se ha sentido como don Quijote, luchando contra todos y contra todo, defendiendo su causa frente a molinos de viento como el Madrid, derrotado en los dos partidos, abatido por la justicia po¨¦tica azulgrana.
Renovado el t¨ªtulo, a Guardiola le queda mucha faena para el a?o que viene: insistir¨¢ con Ibrahimovic ?si es que contin¨²a? porque el sueco enriquece el ataque por su capacidad para encarar los centros, asociarse y juntar o estirar al equipo y repetir¨¢ que los jugadores y la pelota deben avanzar juntos desde la defensa. Nada le motivar¨¢ m¨¢s que cumplir la promesa de renovar su contrato arrancada por aclamaci¨®n popular en un concierto de Manel porque, si el madridismo cree que s¨®lo Florentino P¨¦rez puede redimirle, el barcelonismo coincide en que ¨²nicamente Guardiola le mantendr¨¢ campe¨®n.
Guardiola es utilizado como referente para las secciones del club y como modelo en las escuelas de negocio: personaliza la f¨®rmula del ¨¦xito despu¨¦s de dos a?os como t¨¦cnico del Bar?a. Derrengado y feliz, ahora se tomar¨¢ unas vacaciones con Cristina, con Maria, M¨¤rius y Valentina, orgulloso de su equipo y de su club, consciente de su "sentido tr¨¢gico", como escribi¨® el periodista Antoni Puigverd: "Sus v¨ªnculos con el Bar?a son los del amor (...) Guardiola pone su persona al servicio de la causa. Todas esas virtudes responden a un fondo ¨¦tico que definir¨¦ como 'sentido tr¨¢gico' (...). Guardiola se ha armado de lucidez tr¨¢gica. Se enfrenta a su tarea de cambiar el destino del Bar?a con rigor cient¨ªfico, con pasi¨®n de amante, con severidad y empat¨ªa de profesor. Y con el sentido tr¨¢gico del profeta: consciente de que acabar¨¢ ardiendo un d¨ªa u otro en el altar del sacrificio".
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