El Bar?a caricaturiza al Madrid

La paliza que el Barcelona le ha propinado al Real Madrid, la manera en que qued¨® caricaturizado el equipo de Ettore Messina en uno de los cl¨¢sicos m¨¢s desequilibrados de los ¨²ltimos tiempos, podr¨ªa conllevar graves consecuencias. Ha sido la semifinal, apenas el primer contacto con la competici¨®n en la incipiente temporada, en un torneo ciertamente secundario como es la Supercopa. Una victoria o una derrota deb¨ªa ser poco m¨¢s que un mero avatar. Pero el tremendo repaso que le ha propinado el Barcelona y la penosa imagen que ha brindado el Madrid propician conclusiones mucho m¨¢s serias y peliagudas de las previsibles.

Fue una caricatura el Madrid. Por momentos, Messina tuvo que hacer acopio de toda su flema y debi¨® anotar en rojo lo much¨ªsimo que dista su equipo de lo que pretende; empezando por ¨¦l mismo, incapaz de convencer a sus jugadores para que al menos mantuvieran unos m¨ªnimos decorosos. El t¨¦cnico italiano empez¨® muy exigente y duro. Envi¨® al banco a su nuevo jugador estadounidense D'Or Fischer por un qu¨ªtame all¨¢ esas pajas, y a Tucker m¨¢s de lo mismo, y a Prigioni. Pero no solo no le sirvi¨® para enderezar el rumbo sino que acab¨® de hundir sin remedio a su equipo. Hasta por 40 puntos lleg¨® a ir perdiendo el Madrid, 74-34, despu¨¦s de un asombroso parcial de 21-0 a poco para el final del tercer cuarto. El partido funcion¨® en una sola direcci¨®n desde el principio hasta el final, la que quiso el Barcelona, mucho m¨¢s hecho, mucho m¨¢s trabajado, muy acertado.

El flamante Madrid con cinco fichajes de lujo y la reluciente cancha del Buesa Arena de Vitoria con la nueva l¨ªnea de tres, la nueva zona trapezoidal y toda la parafernalia fueron pasto de la conocida propulsi¨®n a chorro que ha distinguido al Barcelona en las dos ¨²ltimas temporadas. El cl¨¢sico se descafein¨® en lo que dur¨® poco m¨¢s de un cuarto. Bast¨® para concluir que el Madrid est¨¢ manga por hombro, que Messina contin¨²a lejos de encajar las piezas. Un pecado mortal ante la voracidad del Bar?a, una de las caracter¨ªsticas que le distinguen especialmente desde que en su banquillo est¨¢ Xavi Pascual.

El Bar?a, por lo dem¨¢s, no se dio por enterado de que la l¨ªnea de triples se ha alejado medio metro. Mucho m¨¢s puesto en materia, sea porque est¨¢ mucho m¨¢s cocinado, sea porque ha trabajado mucho m¨¢s de firme en la pretemporada, dej¨® tirado al Madrid en un santiam¨¦n. Navarro entr¨® con la decisi¨®n que le caracteriza en el partido y anot¨® el primer triple que intent¨®. No se cort¨® un pelo. Intent¨® otro. Lo fall¨®. Mickeal lo imit¨® con acierto. El Bar?a provoc¨® constantes desajustes en la defensa madridista. Messina propuso un equipo con Velickovic actuando de tres, pero no logr¨® hacer mella en la defensa del Barcelona, tan intimidatoria como acostumbra y que muy pronto sum¨® tapones fuera sobre Tomic, sobre Sergio Rodr¨ªguez o sobre Llull. El Madrid roz¨® la ceguera total. En el primer cuarto ya acumul¨® 18 puntos de desventaja, 21 en el segundo, los 40 en el tercero.

Ning¨²n quinteto le funcion¨® al Madrid. Sus nuevas incorporaciones decepcionaron en la misma medida que sus jugadores m¨¢s veteranos, caso de Prigioni o Garbajosa, tampoco acertaron a mantener la l¨ªnea y dar una m¨ªnima r¨¦plica. Los n¨²meros hablan por s¨ª solos. El Madrid solo anot¨® 13 canastas de dos puntos con un porcentaje lamentable del 36% y captur¨® 15 rebotes menos. Y adem¨¢s encaj¨® 13 triples. Un desastre.