El Mundial del golf
Llega la Copa Ryder, m¨¢s que un gran duelo entre Europa y Estados Unidos
"En el mundo del deporte hay tres grandes citas: los Juegos Ol¨ªmpicos, el Mundial de f¨²tbol y la Copa Ryder de golf". Palabra de Miguel ?ngel Jim¨¦nez, a los 46 a?os el abuelo del torneo que comienza ma?ana en Gales, el m¨¢s veterano entre los 24 jugadores europeos y estadounidenses que compiten en el campo escoc¨¦s de Newport. Al malague?o se le nota encantado, feliz de jugar su cuarta y seguramente ¨²ltima Ryder, el ¨²nico espa?ol entre la tropa europea de Colin Montgomerie. Sus emociones plasman una competici¨®n que los golfistas consideran ¨²nica, diferente a todas, porque en juego est¨¢ el orgullo nacional (o continental), porque por ¨²nica vez en el a?o saben que forman parte de un equipo en un deporte tan individual, por la emoci¨®n y variedad del formato de juego, y porque sienten m¨¢s presi¨®n que en un grande, conscientes de que no apuestan solo su buen nombre y prestigio, sino el de un mundo golf¨ªstico. Los fallos en la Ryder penalizan doble y nadie quiere verse se?alado. "Es la presi¨®n m¨¢s grande con la que se encontrar¨¢ jam¨¢s un jugador", resume el capit¨¢n estadounidense, Corey Pavin.
Las espadas est¨¢n en todo lo alto porque desde que naci¨® el actual escenario (primero fue Gran Breta?a contra Estados Unidos, luego se sum¨® Irlanda y en 1979 el resto de Europa) la batalla est¨¢ m¨¢s igualada imposible: siete copas para cada equipo y un empate. En esta 16? edici¨®n, Europa cuenta con el factor campo, y ya se sabe que al conjunto estadounidense le entra la alergia cuando viaja: tres derrotas en los tres ¨²ltimos desplazamientos. Europa, pues, tiene cierto ascendente, y desde que Seve y Olaz¨¢bal formaran una de las mejores parejas que se recuerdan se cree capaz de todo. Jim¨¦nez, que fue vicecapit¨¢n de Seve en la m¨¢gica Valderrama 97, ha tomado el testigo en un equipo en el que Westwood y Mickelson abren ma?ana por la ma?ana el fuego contra Mickelson y Dustin Johnson en la modalidad de fourballs (cada jugador juega su bola y cada equipo elige el mejor resultado del d¨²o). Luego vendr¨¢n los duelos de McIlroy y McDowell contra Cink y Kuchar; el de Poulter y Fisher frente a Stricker y Woods; y el de Donald y Harrington contra Watson y Overton. En la rec¨¢mara espera Jim¨¦nez, que puede tener su turno en los foursomes de la tarde.
Fuera de la plantilla se qued¨® Sergio Garc¨ªa, en el div¨¢n d¨¢ndole vueltas al coco y rebuscando en la bolsa de palos el juego perdido. Monty, atento a los galones, le ha sentado a su lado como ayudante despu¨¦s de dejarle fuera del equipo.
El equipo americano defiende el oro de Kentucky 2008 y llega con Tiger Woods a la cabeza de la expedici¨®n, y en todas las portadas, pero en la cola de su juego. El n¨²mero uno mundial ni siquiera consigui¨® la clasificaci¨®n directa y si est¨¢ en Gales es por invitaci¨®n. Su temporada no pasar¨¢ ni mucho menos a la historia y para colmo en la Ryder no le hace especial gracia, puesto que solo ha sumado 11 puntos en 25 duelos.
Los muchachos americanos han echado mano de un piloto de combate para motivarse con sus batallas, y los europeos se han dejado llevar por la pasi¨®n del legendario Ballesteros, que se dirigi¨® como un gran maestro a los jugadores a trav¨¦s de una conferencia telef¨®nica. Cada uno tiene sus armas, sus esperanzas, sus estrellas. Todo est¨¢ a punto para que ruede la pelota en la m¨¢gica Ryder.
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