Un guion equivocado
No es f¨¢cil ver a un Bar?a err¨¢tico en la interpretaci¨®n de un partido. Es un equipo de autor y grandes pensadores, de gente estudiosa que penaliza con extrema facilidad a los rivales que titubean. No ocurri¨® en la capital inglesa, donde el Bar?a se ofusc¨® en jugar por fuera por m¨¢s que se viera ganador por dentro. Gobernador de la pelota y del tablero en el primer acto, el equipo azulgrana estuvo m¨¢s afinado para el juego que para el resultado. El Arsenal, tierno y liviano al inicio, hasta que sacudi¨® el avispero al final, le concedi¨® todo un p¨¢ramo a espaldas de sus centrales, la v¨ªa m¨¢s directa hacia el gol. Por ah¨ª se humaniz¨® Messi, indispuesto ante goles parvularios para ¨¦l tras un pase filtrado de Villa primero e Iniesta despu¨¦s; por la misma senda hizo diana el asturiano asistido por Messi. Era el camino, id¨ªlico para un conjunto de carambolas, un equipo que se mueve en el campo como en una mesa de billar. Pero el Bar?a no lo interpret¨® de forma adecuada y dio carrete a su adversario, que termin¨® crecido por un rival que le dio demasiada vida.
Hasta el descarrilamiento final, no es que el Bar?a jugara mal , sino que pudo hacerlo mejor y hubiera evitado los sobresaltos de Van Persie y Arshavin. No lo hizo por su empe?o en ser demasiado ortodoxo, en no alterar el gui¨®n habitual. El Bar?a quiso ser el Bar?a, lo que ya es mucho; pero este Arsenal ten¨ªa otras dobleces, todas por la fuga de sus centrales, r¨ªgidos y demasiado a la intemperie. No les castigaron los azulgrana, tan pendientes de su pulcritud que se olvidaron de escrutar a su enemigo.
En la fant¨¢stica evoluci¨®n de este Bar?a, el nueve cl¨¢sico ha quedado en extinci¨®n. Primero Eto'o, m¨¢s tarde Ibrahimovic. Hoy, la v¨ªa central es territorio de Messi, o circunstancialmente de Villa y Pedro cuando irrumpen al ¨¢rea en diagonal desde los costados. A Messi se le ve encantado con el puesto. Ah¨ª se siente un mariscal, lo que es. Juega con todos y tiene m¨¢s repertorio: asiste, descarga, arranca y golea. No es una foto fija, como lo eran sus predecesores en la misma escena, y el Bar?a bien lo agradece. En realidad, aquel Eto'o es hoy Alves, que percute sin descanso y termina por ser el azote incesante de las defensas contrarias. Tambi¨¦n lo fue en Londres, pero la disposici¨®n del Arsenal, con Song como ¨²nico sost¨¦n defensivo en el eje, era una invitaci¨®n constante a la explotaci¨®n de la veta central, sobre todo con acreditados pasadores como Xavi, Iniesta y Messi.
Todos se ocuparon m¨¢s del juego corto que de poner las largas. El Bar?a no cambi¨® de carril y mantuvo su gui¨®n convencional. M¨¢s que legitimado est¨¢ para ello. Pero lo cierto es que no supo cerrar el partido por donde deb¨ªa y termin¨® por conceder una escapada al Arsenal, que le hizo pagar sus debilidades en la misma medida que los chicos de Guardiola no supieron ensa?arse con las de los de Wenger. El Bar?a no supo tocar otra tecla. Ser el Bar?a de estos tiempos normalmente le alcanza; en Londres, no. Por una vez, la funci¨®n era otra y no lo supo advertir. Es un equipo que negocia los resultados siempre con la vista al frente, defiende el marcador intentando incrementar su ventaja. Fant¨¢stico, pero no siempre el camino es el mismo. En el Emirates se extravi¨®.
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