El partido de la nieve y la generaci¨®n del 56
En el curso 1956-57 ocurrieron grandes acontecimientos en el mundo, como la invasi¨®n sovi¨¦tica de Hungr¨ªa, el nacimiento del Mercado Com¨²n, germen de la actual Uni¨®n Europea, o el lanzamiento por los rusos del Sputnik, primer sat¨¦lite artificial. En el ¨¢mbito interno, 1956 es tambi¨¦n el a?o que da nombre a la generaci¨®n de los M¨²gica, Pradera, Tamames y dem¨¢s disc¨ªpulos de Jorge Sempr¨²n, detenidos tras su precursor intento de movilizar a los estudiantes contra Franco. Y, en fin, a orillas del Nervi¨®n se recuerda como el curso en el que el Athletic, que hab¨ªa sido campe¨®n de Liga y Copa, particip¨® por primera vez en la Copa de Europa. Para los bilba¨ªnos que por entonces cursaban el bachillerato, la fecha clave de esa participaci¨®n europea fue el 16 de enero de 1957.
Ese d¨ªa, a partir de las 15.30 (pues a¨²n no hab¨ªa iluminaci¨®n el¨¦ctrica en San Mam¨¦s), se enfrentaron el Athletic y el Manchester United, campe¨®n de la Liga inglesa, en los cuartos de final de la competici¨®n continental. Los de San Mam¨¦s hab¨ªan eliminado al Oporto y tambi¨¦n, contra pron¨®stico, al Honved de Budapest, considerado uno de los mejores conjuntos del mundo, en el que jugaban figuras legendarias como Czibor, Kocsis o, sobre todo, su capit¨¢n, Ferenc Puskas, que estaba a punto de cumplir los 30 a?os pero al que quedaban a¨²n much¨ªsimos goles por marcar hasta su retirada, a los 38, en 1966, vistiendo la camiseta del Madrid. Los ni?os de Bilbao que ocupaban el tri¨¢ngulo de la grada de general reservado para ellos en San Mam¨¦s nunca olvidar¨ªan la imagen del astro h¨²ngaro dirigi¨¦ndose junto a Gainza a depositar el tradicional ramo de flores ante el busto de Pichichi. Era el mes de noviembre de 1956, semanas despu¨¦s de la entrada de los tanques en Budapest, raz¨®n por la cual el partido de vuelta no se jug¨® en Hungr¨ªa sino en el estadio Heysel de Bruselas. Pas¨® a cuartos el Athletic por el tanteo global de 5-4, lo que desat¨® en la ciudad una euforia incontenible con vistas a la siguiente eliminatoria, contra el Manchester.
El United, nacido en un barrio ferroviario de la ciudad que sirvi¨® para adjetivar al capitalismo industrial de fines del XVIII, fue fundado en 1878, aunque no adopt¨® el nombre por el que ser¨ªa universalmente conocido hasta 1902. Durante la Segunda Guerra Mundial, su estadio de Old Trafford fue bombardeado y casi destruido, por lo que durante alg¨²n tiempo tuvo que jugar en el campo de su eterno rival, el Manchester City. Por entonces debut¨® como entrenador y luego manager general del club el escoc¨¦s Matt Busby, el alma del equipo entre 1945 y 1969. A mediados de los 50 renov¨® la plantilla integrando a varios juveniles, entre los que destacaba Duncan Edwards, un medio izquierdo que fue internacional a los 16 a?os, y tambi¨¦n Bobby Charlton, un delantero de enorme clase, inteligencia y elegancia. Con esos mimbres, la cuadrilla de Busby gan¨® la Liga 1955-56 y, a diferencia del Chelsea, ganador de la temporada anterior, acept¨® participar en la Copa de Europa. As¨ª es como, tras eliminar al Anderlecht y al Borussia de Dortmund, lleg¨® a los cuartos de final.
El encuentro de ida se jug¨® en la Catedral. Fue el famoso partido de la nieve, nombre con el que entr¨® a formar parte de la memoria colectiva de la afici¨®n local. Impresiona ver, en el reportaje de un NO-DO de entonces que en ocasiones se?aladas reproduce alguna televisi¨®n, la imagen del c¨¦sped de San Mam¨¦s totalmente blanco bajo una incesante nevada. En mi colegio, el de los Escolapios, en cuyo patio aprendi¨® a regatear y chutar el mism¨ªsimo Pichichi, hab¨ªa los que ten¨ªan entrada y los que lo oyeron por la radio. Entre los primeros estaba Jos¨¦ Mar¨ªa Arrate, futuro presidente del club (1994-2001), que hab¨ªa sido castigado a pasar la tarde estudiando en un aula de la planta baja y que se escap¨® por una ventana para no perderse el partido. Proeza que forma parte de su curr¨ªculo rojiblanco. Siendo yo uno de los que aquel d¨ªa no ten¨ªan entrada, creo poder afirmar que la realidad vista puede ser menos interesante que la imaginada por quien escucha, ya sea por la radio o relatada por un testigo. El reportaje de NO-DO no llega ni de lejos a transmitir una emoci¨®n comparable a la que nos hizo vivir el relato del 5-3 que registr¨® el marcador. El primer tiempo termin¨® con un tranquilizador 3-0, con dos goles de Uribe y uno de Marcaida. Pero los ingleses marcaron otro par en los primeros minutos del segundo, a los que respondieron los de casa con otros dos (Merodio y Artetxe). As¨ª habr¨ªa finalizado el match de no ser por el golazo del irland¨¦s Liam Whelan casi al final.
Los ni?os nos hab¨ªamos llegado a creer que aquel Athletic era imbatible
El partido de vuelta, el 2 de febrero, termin¨® con la victoria del United por 3-0 y la eliminaci¨®n de los nuestros. Fue una gran decepci¨®n, sobre todo por lo inesperado. Nos hab¨ªamos llegado a creer, al menos los ni?os, que el Athletic era imbatible. De ese partido no qued¨® apenas memoria, y circunstancias como que el portero, Carmelo, jug¨® gran parte del encuentro con una lesi¨®n de rodilla, hab¨ªan sido olvidadas hasta que hace unos meses lo record¨® ¨¦l mismo. En cambio, la memoria del 5-3 de San Mam¨¦s se ha transmitido de generaci¨®n en generaci¨®n hasta nuestros d¨ªas. La mitificaci¨®n de aquel encuentro bajo la nieve de enero se vio reforzada por la tragedia: un a?o despu¨¦s, el 6 de febrero de 1958, el avi¨®n en que viajaba el Manchester de regreso de Belgrado se estrell¨® en el aeropuerto de M¨²nich. Murieron 24 personas, entre las que figuraban ocho jugadores, seis de los cuales hab¨ªan jugado en San Mam¨¦s.
En la siguiente ocasi¨®n en que el Athletic jug¨® la Copa de Europa, en 1983, tras la primera Liga de Clemente, le toc¨® enfrentarse al Liverpool. A los periodistas de Bilbao enviados a esa ciudad el club brit¨¢nico nos ofreci¨® la posibilidad de una excursi¨®n en el autob¨²s de su equipo. Les dijimos con total sinceridad que nos gustar¨ªa conocer el estadio del Manchester United, Old Trafford, el teatro de los sue?os, en recuerdo de la eliminatoria disputada en 1957. Manchester est¨¢ a unos 50 kil¨®metros de Liverpool, y hasta all¨ª nos llev¨® aquel maravilloso bus, que dio una vuelta por el per¨ªmetro del estadio mientras nos dej¨¢bamos invadir por la nostalgia. Ignor¨¢bamos que el partido de hace 55 a?os contra el United no se hab¨ªa disputado en Old Trafford, que estaba en obras, sino en Maine Road, el campo del City, su enemigo secular. En fin, as¨ª es la vida, y as¨ª su memoria.
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