La revoluci¨®n chipriota
El Apoel doblega al Lyon en la rueda de los penaltis y logra un hist¨®rico pase a los cuartos
El Apoel venci¨® en la rueda de los penaltis y puso a Chipre en el mapa futbol¨ªstico, guillotina para un Lyon inerte y sin f¨²tbol, pase milagroso e hist¨®rico a los cuartos en la Champions.
El efecto acorde¨®n del Apoel result¨® de nuevo tremendo, sobre todo porque supo cu¨¢ndo estirarse, cu¨¢ndo lanzar el contragolpe para desnudar al Lyon, equipo de pega porque su sala de m¨¢quinas fue un aut¨¦ntico chisgarab¨ªs. M¨¢s que nada porque en el eje juegan dos y nadie m¨¢s, porque los delanteros se hacen los remolones en la fase defensiva y porque los zagueros, expuestos y sin coberturas, reculan hasta anudarse con el portero. Equipo roto; ed¨¦n para el Apoel y su l¨¢tigo, por m¨¢s que las leyes futbol¨ªsticas, f¨ªsicas o mnemot¨¦cnicas sugirieran lo contrario antes del duelo, con el Lyon incrustado entre los habituales de Europa y con el Apoel empe?ado en situar Chipre en el mapa balomp¨¦dico. Acab¨® por lograrlo.
APOEL, 1 - O. LYON, 0
Apoel: Chiotis; Poursaitides, Oliveira, Paulo Jorge, Boaventura; Nuno Mor?is, H¨¦lder Sousa (Alexandrou, m. 94); Charalambides (Marcinho, m. 77), A¨ªlton, Manduca; y Solari (Trickovski, m. 74). No utilizados: Urko Pardo; Kak¨¢, Satsias y Solomou.
O. Lyon: Lloris; R¨¦veill¨¨re, Kon¨¦, Cris, Cissokho; Gonalons, K?llstr?m, Briand (Lacazette, m. 100), Ederson (Gomis, m. 74), Bastos; y Lisandro. No utilizados: Vercoutre; Lovren, Dabo, Fofana y Grenier.
Goles: 1-0. M. 9. Manduca empuja un centro de Charalambides.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Manduca, Solari, Bastos, A¨ªlton, Boaventura, Gonalons. Doble tarjeta amarilla para Manduca (m. 115).
GSP Stadium. 20.000 espectadores. El Apoel gan¨® en la tanda de los penaltis (4-3).
El impulso inicial del Apoel, por fiero y desatado, por irreflexivo y sugerente, fue capital para desajustar al contrincante, ataviado con pantuflas y no con botas, dormido porque entendi¨® que el cach¨¦ validaba su superioridad y, hasta cierto punto, desidia. Se equivoc¨® el Lyon, incapaz de contener las oleadas rivales, con Solari como boya y referencia, delantero infatigable para codearse con cualquiera y perseguir el hueco definitivo, con Charalambides como aguij¨®n, estupendo en el desmarque y en la lectura del juego, adem¨¢s de en el primer regate. La clave, en cualquier caso y perenne durante todo el duelo, se gener¨® en la medular, donde el Lyon no atina a conjugar el bal¨®n ¡ªGonalons act¨²a de eje pero tiene alma de central¡ª ni a robarlo, porque K?llstr?m siempre prefiri¨® el toque a la carrera.
Con tiempo y huecos para tocar en campo ajeno, el Apoel explic¨® una versi¨®n desconocida en la Champions, dominador y con una capacidad excelente para romper desde la segunda l¨ªnea. Como esa de A¨ªlton que solo Kon¨¦, en su propio error, acert¨® a corregir, pero que en el despeje origin¨® el hueco y el pasillo para la carrera de Charalambides, que pis¨® ¨¢rea, centr¨® al segundo palo y asisti¨® al oportunista Manduca, que envi¨® el cuero a la red. Mundo al rev¨¦s; gol de valientes; escenario inesperado.
Pero la diana anestesi¨® en parte la voluntad del Apoel, como si hubiera cumplido el expediente, ya solo pendientes de la contra. Ese es el papel que le sienta como un guante y que tanto le incomod¨® al Lyon, est¨¦ril en la confecci¨®n, con Bastos anulado, Briand an¨®nimo y Lisandro abrumado por la responsabilidad de un gol que no se cobr¨®. Solo Ederson, en una falta lateral envenenada, a punto estuvo de sorprender. Un aviso lejano, poco para hacer tambalear la primaria y efectiva propuesta del Apoel.
Poco m¨¢s se supo del OL, definido por disparos kilom¨¦tricos y desatinados (Gomis, K?llstr?m y Lisandro), desfigurado porque ni en sus pesadillas se imagin¨® tal competitividad. Hasta se crey¨® superior el Apoel, que se ali¨® con una jugada a bal¨®n parado que Cissokho remat¨® a propia puerta con la fortuna de que el bal¨®n pein¨® el larguero por arriba. A Jovanovic, sin embargo, le pudo el v¨¦rtigo con la pr¨®rroga y quit¨® del tapete a Solari ¡ªas¨ª nadie aguant¨® el cuero arriba y el Apoel jug¨® 30 metros m¨¢s atr¨¢s¡ª y a Charalambides, el desequilibrio. Menos control, m¨¢s contragolpe y un arre¨®n sofocado del Lyon. Tocaba la rueda de los penaltis. Chiotis, inseguro durante el duelo, cambi¨® de versi¨®n en las penas m¨¢ximas y detuvo los lanzamientos de Lacasette y Bastos. Suficiente para que el Apoel prolongara el sue?o, la revoluci¨®n chipriora en Europa.
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