El Athletic vuelve a ser un boceto
El empate ante el Hapoel, la cenicienta del grupo, complica la vida del equipo bilba¨ªno
Probablemente, el Athletic es un equipo incomprensible. Parece mentira que no se sepa la lecci¨®n que imparti¨® Bielsa la temporada pasada ¡ªlo suyo le cost¨®¡ª y no vale la excusa de que no est¨¢ el jefe de la defensa, Javi Mart¨ªnez, y est¨¢ sin estar en s¨ª, Fernando Llorente, perseguido por su sombra y por su circunstancia.?
Conclusi¨®n: el estado de ansiedad es infinito. Unos por suplentes, otros por nuevos, otros por difusos, la mayor¨ªa por acelerados. Y en ese tr¨¢nsito ha perdido el arte: Susaeta no es aquel futbolista peripuesto que revoloteaba entre los contrarios como un pavo real sincero. Ni Muniain todav¨ªa es Muniain, tan pizpireto como enfadado y eso es un mal s¨ªntoma. Cuando un futbolista se preocupa del ¨¢rbitro es que se ha olvidado del bal¨®n.
Llorente volvi¨® a jugar en San Mam¨¦s entre muy pocos pitos y algunos aplausos
Sin arte, pero con trabajo de andamio y brocha. Hasta que el Hapoel, el invitado que no sabe muy bien si es bienvenido o desconocido, pega un tiro, tira as¨ª de aquella manera pero mantiene la suerte de que el bal¨®n golpea en un compa?ero y cambia la direcci¨®n del disparo de Rochet, que tir¨® por tirar, porque estaba por all¨ª, ni lejos ni cerca.
Athletic,1 - Hapoel Kiryat,1
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegi, Amorebieta, Castillo (Ruiz de Galarreta, m.82); Iturraspe, De Marcos, Muniain; Susaeta, Aduriz (Ibai G¨®mez, m. 59) e Ismael L¨®pez (Llorente, m. 45). No utilizados: Ra¨²l, Toquero, San Jos¨¦ y Ekiza.
Kiryat: Amos; Gabai, Hassarmi, Tzedek, Matovic; Tasevski, Rochet (Elisha, m. 71), Gazal, Einbinder (Vahaba, m. 89); Abihazira (Porokora, m. 78) y Lencse. No utilizados: Nitzan; Levi, Sallalich y Abed.
Goles: 0-1. M. 13. Rachet, tras desviarla un compa?ero. 1-1. M. 40. Susaeta remata desde dentro del ¨¢rea.
?rbitro: Simon Lee Evans. Amonest¨® a Gaza, Tasevski, Ibai G¨®mez y Susaeta. Unos 35.000 espectadores en San Mam¨¦s
El gol del Hapoel fue como cuando el casado le marca un gol al soltero, que le hunde en la miseria. Es lo inesperado, lo insospechado, lo imprevisto. Y eso con Llorente en el banquillo, esperando su oportunidad para enfrentarse al rival y a su p¨²blico y con la inc¨®gnita guardada en el coraz¨®n. Sali¨® tras el descanso, con el 1-1, tras el empate de Susaeta, en un ejercicio lamentable de la defensa israel¨ª. Hubo alg¨²n pito, porque hay gente para todo. Y hubo aplausos, no muchos. Quiz¨¢s San Mam¨¦s pens¨® que lo que se celebra en el campo son los goles o los buenos centros, las buenas jugadas. Los cambios, cambios son. Y se explican en su funcionamiento. Llorente no fall¨®, m¨¢s que por un cent¨ªmetro. Hasta siete veces remat¨® contra la porter¨ªa de Amos pero en todos los remates le sobr¨® un cent¨ªmetro, un metro, para certificar lo que buscaba. Se dir¨ªa que la defensa del Hapoel ni le vio, a pesar de su grandeza f¨ªsica, como que para ellos no sali¨®. Se les escurr¨ªa entre la defensa cuando se supon¨ªa que era el futbolista a vigilar, saliera cuando saliera. No se enteraron.
Pero tampoco entendi¨® el Athletic la lentitud de la defensa israel¨ª. Hab¨ªa muchos futbolistas pendientes de su guerra consigo mismo, y por lo tanto acelerados, con ganas de acabar ates de empezar la jugada, con ganas de rematar antes que centrar. Le pas¨® a Castillo, con buenas trazas, pero enfadado consigo mismo. Y a Muniain, cada vez m¨¢s enfadado con los rivales que gustoso con el bal¨®n. Se entendi¨® mal el cambio de Aduriz por un imp¨¢vido Ibai G¨®mez. Bielsa buscaba su centro para la cabeza privilegiada de Llorente, pero el esp¨ªritu guerrillero de Aduriz quiz¨¢ era m¨¢s necesario que la precisi¨®n.
Domin¨®, golpe¨®, avasall¨® incuso el Athletic pero su espada ten¨ªa el filo entrecortado y concedi¨® un empate a la cenicienta del grupo. No est¨¢ hecho el Athletic, sin Javi, con medio Llorente, sin Herrera. Es un boceto.
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