?Qu¨¦ se hace con la historia?
El Tour, convencido de que la ¨¦poca de Armstrong estaba podrida, no quiere que se asignen sus triunfos a los segundos
En Sud¨¢frica, cuando cay¨® el apartheid, se cre¨® una Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n, el ¨²nico camino para seguir adelante sin recriminaciones perpetuas.
De esa comisi¨®n se habl¨® ayer en la mesa de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) en Ginebra como ¨²nico camino para que el ciclismo pueda pasar p¨¢gina a sus a?os m¨¢s negros y Pat McQuaid, su presidente, la resumi¨® en una palabra, un ¨¢brete S¨¦samo: ¡°Confesi¨®n¡±.
Cuando se le pregunt¨® directamente por qu¨¦ afirmaba que no hab¨ªa lugar para Lance Armstrong en el ciclismo cuando nunca hab¨ªa condenado al olvido a anteriores ciclistas dopados, como a Bjarne Riis (se lo pregunt¨® un dan¨¦s), que ahora lleva el Saxo Bank; que d¨®nde trazaba la l¨ªnea, el irland¨¦s respondi¨®: ¡°Riis confes¨® que hab¨ªa obrado mal. Armstrong, no. Esa es la diferencia¡±.
De esa comisi¨®n, en forma de gran misa en la que los pecadores confiesen y delaten a cambio del perd¨®n, lleva meses hablando la USADA, el auto designado referente moral del deporte, que ayer mismo se lo record¨® a la UCI en un comunicado en el que tambi¨¦n recuerda a McQuaid que le falt¨® decisi¨®n para ir a por Armstrong.
De esa comisi¨®n, aunque sin citarla en esos t¨¦rminos, habl¨® tambi¨¦n el Tour por boca de su director, Christian Prudhomme, quien record¨® que en el informe de la USADA se pone en cuesti¨®n a un sistema, el sistema Armstrong, y a una ¨¦poca. Con el ciclista ya se han ajustado cuentas, seg¨²n Prudhomme, quien reclama ir a por la ¨¦poca y propone que la mejor forma de ajusticiarla es dejando en blanco el palmar¨¦s del Tour en los a?os Armstrong. ¡°Los a?os sombr¨ªos¡±, dijo.
Armstrong lleg¨® al poder en el Tour de 1999, el a?o llamado de la renovaci¨®n, el siguiente al caso Festina, y, con una simetr¨ªa perfecta, en 2006, el siguiente al que terminara su reinado, el ciclismo conoci¨® su segunda gran crisis de dopaje con la Operaci¨®n Puerto. Todos los ciclistas que acompa?aron a Armstrong en sus siete podios (Z¨¹lle, Escart¨ªn, Ullrich, cuatro veces; Beloki, tres; Rumsas, Vinok¨²rov, Kl?den y Basso, dos), los que deber¨ªan heredar sus t¨ªtulos, han estado implicados en esas operaciones (Z¨¹lle, en la Festina; Ullrich, Beloki y Basso, en la Puerto), han dado positivo posteriormente a sus podios (Vinok¨²rov), han organizado su propia operaci¨®n (Rumsas, con su esposa; Kl?den, con la Universidad de Friburgo) o han estado conectados durante su carrera con el m¨¦dico Michele Ferrari, El Mito (Escart¨ªn y Vinok¨²rov).
M¨¢s all¨¢ del valor simb¨®lico de un palmar¨¦s en blanco para que ning¨²n aficionado que lo revise deje de preguntarse el porqu¨¦, el Tour tampoco desea que ninguno de ellos tenga el maillot amarillo en su casa (salvo Ullrich, que gan¨® el Tour de 1997, uno que no ha sucumbido todav¨ªa al revisionismo).
La UCI, que es la que tiene el poder ¨²ltimo, se reunir¨¢ el viernes para decidir si hace caso al Tour o corre la clasificaci¨®n final. En las dos ¨²nicas ocasiones que en las 99 ediciones disputadas se hab¨ªa dado el problema, en 2006 (Floyd Landis-?scar Pereiro) y 2010 (Alberto Contador-Andy Schleck), el segundo fue coronado posteriormente como ganador.
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