M¨¢s pasado que presente
Madrid y Barcelona parten como favoritos ante un Manchester United y un Milan menos fieros que anta?o M¨¢laga y Valencia parten con desventaja
En otros tiempos, estos cruces (Madrid-Manchester United y Milan-Bar?a) ser¨ªan el no va m¨¢s de unos octavos de final. Entre los cuatro suman 23 Copas de Europa, adem¨¢s de los jugadores, los t¨¦cnicos y los estadios m¨¢s her¨¢ldicos. Hoy, sin embargo, el desequilibrio futbol¨ªstico a favor de los espa?oles es muy pronunciado. Tal vez demasiado. Los dos gigantes de la Liga se sienten bendecidos por el sorteo. Se enfrentan a rivales con m¨¢s pasado que presente. Lo contrario se intuye en los otros dos adversarios de los espa?oles. El Valencia se mide al PSG en crecimiento, una colecci¨®n de estrellas liderada por un Ibrahimovic encendido. El M¨¢laga visitar¨¢ a un Oporto siempre temible en esta fase de la competici¨®n, reconstruido a?o tras a?o, casi siempre con jugadores suramericanos revalorizados: donde hubo un Falcao o un Hulk hay ahora un Jackson Mart¨ªnez o un James Rodr¨ªguez.
Old Trafford siempre abre el apetito. Primero, por el regreso de Cristiano a la que fue su casa de 2003 a 2009. Se sinti¨® en la cima del mundo, campe¨®n de Eurocopa y Bal¨®n de Oro en 2008. Reencontrar¨¢ amigos como Rooney, tan bien acompa?ado desde el verano por el holand¨¦s Van Persie. La delantera es lo mejor del United. Mientras De Gea trata de asentarse en la porter¨ªa, el centro del campo y la defensa dejan mucho que desear. En el banquillo, Ferguson compartir¨¢ un vino y algunas tensiones con Mourinho.
El Bar?a le tiene tomada la medida al Milan, muy descolorido tras la marcha de Ibrahimovic y Thiago Silva al PSG, con la explosi¨®n del italo-egipcio El Sharawy en el ataque como ¨²nica amenaza seria de un conjunto en decadencia. Hasta Puyol, capit¨¢n azulgrana, se alegr¨® del sorteo porque, dijo, le gusta jugar en San Siro. La vuelta de Bojan al Camp Nou tendr¨¢ su punto de emotividad.
Acuciado por una crisis deportiva e institucional, el Valencia se encuentra a un PSG ba?ado en oro catar¨ª, una selecci¨®n de individualidades a las que Carlo Ancelotti trata de dar un sentido colectivo. El M¨¢laga, por su lado, cuenta con la frescura del equipo revelaci¨®n y la magia de sus centrocampistas frente al oficio de un Oporto siempre solvente, a pesar de las cantadas de su portero Helton.
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