A Sainz no le aguanta el ¡®buggy¡¯
El madrile?o suma una aver¨ªa tras otra con el mismo coche con el que Al-Attiyah ha ganado ya dos etapas
¡°Yo siempre digo que en Espa?a hay dos reyes: el rey Juan Carlos y el rey Carlos¡±, bromea Nasser Al-Attiyah, que en Catar recibe tratamiento de pr¨ªncipe, en alusi¨®n a Sainz, a quien ha reclutado como compa?ero de equipo solo dos a?os despu¨¦s de que ambos pelearan por ganar el t¨ªtulo con un Volkswagen Touareg. La realeza de este equipo dirigido por Al-Attiyah y patrocinado por Red Bull y Catar corre suerte diversa en este Dakar: mientras el corredor catar¨ª y su copiloto, el espa?ol Lucas Cruz, han ganado dos etapas, la tercera y la cuarta, Sainz no ha librado una jornada sin problemas: ni siquiera la primera, que gan¨®, pero regres¨® al vivac con quejas sobre el exagerado calentamiento del motor de su buggy. ¡°?Y eso que la especial fue de solo 13 kil¨®metros!¡±, dec¨ªa ¨¦l.
En la segunda etapa tuvo problemas con el GPS (que proporciona y controla la organizaci¨®n) y perdi¨® unos 21 minutos respecto al primero, Peterhansel. Y en la tercera volvieron las complicaciones, esta vez con la electr¨®nica de ese coche con el que apenas sumaba kil¨®metros antes de tomar la salida en Lima: ¡°El coche se paraba, toc¨¢bamos unos cables y volv¨ªa a arrancar, pero no duraba m¨¢s de ocho kil¨®metros y se paraba otra vez¡±. En la cuarta Sainz rompi¨® el tubo de la gasolina y fue perdiendo combustible durante toda la etapa, larga y dura como pocas, y con un enlace eterno para llegar al campamento. No lo hizo hasta la una de la madrugada.
Nada, ni siquiera la inc¨®gnita sobre la fiabilidad del coche, consuela a Sainz
¡°A los diez kil¨®metros de empezar el tramo notamos un fuerte olor a gasolina, pero no nos percatamos hasta que bajamos porque se rompi¨® el sistema de hinchado de los neum¨¢ticos: ¡°?Est¨¢bamos tirando gasolina a lo bestia! El coche no se incendi¨® de milagro. Pero como Timo \[Gottschalk, su copiloto\] es un manitas hizo un apa?o. Lo que pasa es que como tampoco iba el contador del combustible no nos dimos cuenta y de repente el coche se par¨®¡±, relata. Despu¨¦s de aprovechar unos 15 litros de gasolina de una moto que hab¨ªa sufrido un accidente unos metros m¨¢s adelante, necesit¨® ser remolcado por la camioneta de Vigouroux. ¡°?l nos llev¨® hasta la meta y nos acerc¨® a una gasolinera. Pero entonces cre¨ªmos haber llenado el dep¨®sito con 140 litros y lo que hab¨ªamos hecho fue poner 140 soles. As¨ª que se nos segu¨ªa parando el coche y nos tuvieron que remolcar otra vez¡±, cuenta resignado, con una media sonrisa. Complet¨® la cronometrada a 2 horas y 36 minutos. Y tras el largo martes camino de la fr¨ªa Arequipa se qued¨® a m¨¢s de tres horas del l¨ªder, St¨¦phane Peterhansel.
Nada, ni siquiera ser consciente de que la fiabilidad del coche con el que corre era una inc¨®gnita, consuela a Sainz. ¡°Sab¨ªamos que esto pod¨ªa pasar, este es un coche muy joven, pero ha pasado demasiado pronto¡±. Ahora, dice, no hay nada que le pida m¨¢s el cuerpo que llevar su buggy hasta la meta, en Santiago de Chile, y ayudar a que Al-Attiyah, que no ha sufrido ni un problema mec¨¢nico y es segundo en la general, pueda ganar el rally. ¡°Lo m¨¢s l¨®gico ahora es aplicar una estrategia de equipo¡±. Para ello deber¨¢n ser tambi¨¦n competitivos ahora que llegan los caminos y las dunas desaparecen: ¡°En terreno m¨¢s duro perdemos tres segundos por kil¨®metro con los Mini. Eso es demasiado. En C¨®rdoba vamos a sufrir de lo lindo¡±, a?ade. Sainz termin¨® la quinta etapa en cuarto lugar en una jornada que gan¨®, por vez primera en este rally, Nani Roma. ¡°De momento las cosas marchan, tenemos que seguir as¨ª¡±, dijo el catal¨¢n.
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