Despedida con personalidad

Todo lo que pod¨ªa pedirles Valverde a sus jugadores, se lo dieron: orgullo, personalidad y m¨¢ximo esfuerzo. Les falt¨® claridad en el ¨²ltimo pase y les sobr¨® el partido de ida, donde el Valencia pag¨® su ingenuidad en el centro del campo. El cuadro de Valverde se comport¨® como un grande en el sentido de buscar revolcar la eliminatoria desde el primer momento. Carec¨ªa de los millones en el campo derrochados por el jeque catar¨ª del PSG, un equipo especulador de principio a fin, solo ambicioso en el peque?o tramo desde el gol de Jonas al empate en la jugada de Gameiro, el jugador que s¨ª desquici¨® unos minutos a la zaga valencianista. El Valencia toca de nuevo su techo europeo, pero esta vez sin que se le pueda reprochar nada. Ante un adversario de su misma musculatura econ¨®mica, el PSG deber¨¢ ser m¨¢s generoso.

A partir de una defensa in¨¦dita, una l¨ªnea de cuatro en la que todos podr¨ªan ser considerados suplentes, el Valencia sali¨® sin complejos en el Parque de los Pr¨ªncipes. En su reci¨¦n estrenada posici¨®n de central, Mathieu marc¨® la raya aprovechando su velocidad. Ante cualquier desajuste, zas, por all¨ª aparec¨ªa el franc¨¦s, bien acompa?ado por V¨ªctor Ruiz, Barrag¨¢n y Cissokho, todos al l¨ªmite de sus posibilidades.

Pese a su colecci¨®n de estrellas, el PSG vive encantado en su propio campo. Recluido y arropado por la personalidad de Thiago Silva en la zaga y por el equilibrio de Thiago Motta en la medular. En Espa?a, esa propuesta ser¨ªa condenada al desprecio, pero su hinchada no protesta y a Ancelotti le sale el gen italiano. El resto son pelotazos a seguir en busca del talento de Pastore, Lucas Moura y Lavezzi, un tr¨ªo de magos para hacer suspirar cualquier grada del planeta, el Parque de los Pr¨ªncipes en este caso.

El Valencia cumpli¨® en parte el plan de Valverde. Jugar en campo contrario y elaborar pacientemente hasta ver surgir un m¨ªnimo espacio; cerrar las opciones francesas de contra y perder muy pocos balones, finalizando la mayor¨ªa de las acciones. Todo bien hasta esa fase. Pero le segu¨ªa faltando profundidad pese a los constantes movimientos de Soldado, Jonas y Feghouli. Parejo volvi¨® a actuar con precisi¨®n y afin¨® casa pase para alcanzar con criterio esa zona de tres cuartos. Aunque despu¨¦s los tiros de Jonas y Soldado, muy forzados, llegaron flojos o defectuosos a la meta de Sirigu.

Albelda entendi¨® que era su ¨²ltimo partido internacional con el Valencia. A fin de homenajearlo acudieron al estadio parisino sus padres y su esposa. Valverde lo retir¨® en el descanso con una doble intenci¨®n. Ahuyentar la amenaza de la expulsi¨®n, puesto que ya cargaba con una amarilla. Y tratar de encontrar con Ever Banega el pase de gol.

El cambio tuvo un efecto inmediato. El 10 le dio m¨¢s presencia al conjunto de Valverde, m¨¢s calidad en las inmediaciones del ¨¢rea francesa. Y anim¨® a sus compa?eros a disponer de mejores posiciones para disparar. La de Jonas, por ejemplo, desde el borde del ¨¢rea. Le sali¨® un latigazo que son¨® muy seco en el Parque de los Pr¨ªncipes.

Ancelotti reaccion¨® con un mensaje por primera vez ofensivo: retir¨® a Motta por Gameiro. El PSG quiso llevar las riendas. Y se encontr¨® con el cansancio de algunos valencianistas, especialmente Parejo, que perdi¨® la primera pelota ante Gameiro. El peque?o delantero se ali¨® con la suerte al salir de entre tres defensores y un rebote favorecedor. Lavezzi prolong¨® la fortuna en esa jugada: el rechace de Guaita a su primer remate le cay¨® a la rodilla, con la que acab¨® marcando. La electricidad de Gameiro desencaj¨® a la zaga valencianista.

Valverde gast¨® su ¨²ltima bala: Haedo Valdez, muy activo en ese tramo final. El PSG pas¨® verdaderos apuros, de tal modo que Matuidi, su mediocentro de contenci¨®n, multiplic¨® su trabajo. Los c¨®rners a favor visitante se sucedieron. Y los centros a un ¨¢rea poblad¨ªsima, con Valdez y Soldado esperando el remate definitivo. Ancelotti resucit¨® su vena conservador e introdujo a Sakho, otro central, por Lucas Moura, aunque fuera para ocupar el lateral izquierdo. Con el escaso resuello que le quedaba, el Valencia acab¨® volcado en el ¨¢rea francesa, a la espera de la llegada del portero Guaita para rematar un c¨®rner. Valverde se lo impidi¨® con un gesto. El PSG despej¨® con un gran alivio. Sus jugadores lo celebraron como un triunfo gigantesco. El Valencia se march¨® de Par¨ªs con la conciencia tranquila.