La Real, de pur¨ªsima y oro

Cuentan que los toreros cl¨¢sicos, los m¨¢s profundos, visten de pur¨ªsima y oro en la grandes tardes, como mandan los c¨¢nones aunque el estilismo tambi¨¦n se haya adentrado en la fiesta como hace tiempo se adentr¨® en el f¨²tbol hasta convertirlo en un logaritmo de colores, n¨²meros y t¨¢cticas. La Real est¨¢ siendo un torero fiel al canon y, en el partido m¨¢s sentido de la temporada, en el m¨¢s hondo porque a diferencia del resto val¨ªa cuatro puntos (por el gol average) se visti¨® de pur¨ªsima y oro, a una hora casi, casi taurina. De pur¨ªsima por su f¨²tbol en el que prevalece la paciencia tanto para masticar el f¨²tbol como para buscar luego el gol a dentelladas ¡°secas y calientes¡±, que dec¨ªa Miguel Hern¨¢ndez. De oro azul y blanco, un oro poco com¨²n que no se ve en los escaparates, una rareza destinada a los coleccionistas de victorias y de t¨ªtulos, no a los currantes de la clasificaci¨®n a los que el f¨²tbol a veces premia con el ¨¦xito y a veces castiga con la indiferencia.

Los grandes equipos se definen por muchas cosas, pero todos tienen un com¨²n denominador: la pegada, el pu?etazo en la mesa, la sensaci¨®n de que no necesitan muchas ocasiones para hacer un gol, de que el gol vive con ellos y se asoma a la ventana a la m¨ªnima rendija que dejes abierta en la ventana del ¨¢rea. En esa rendija, apareci¨® Vela para adue?arse de un cabezazo al poste de Agirretxe y marcar en un suspiro. Era el gol 3.000 de la Real Sociedad en 66 temporadas en Primera Divisi¨®n. El primer gol de la historia lo marc¨® Paco Bienzobas, el gol mil fue para Mendiluce, el 2000 para Larra?aga, y el 3000 le correspondi¨® al mexicano que sin embargo acab¨® lesionado con un tir¨®n muscular.

Cuando la rendija del M¨¢laga se cerr¨®, De la Bella rompi¨® la persiana y la ventana con un zurdazo impresionante, medio a bote pronto y siete minutos despu¨¦s Griezmann actuaba como un ladr¨®n de guante blanco, adelant¨¢ndose a Sergio S¨¢nchez en una contra y poniendo el bal¨®n en el justo y preciso lugar que quedaba por debajo de Kameni y entre Kameni y el poste. Para Griezmann, coser y cantar.

El M¨¢laga excitado por su eliminatoria con el Borussia de Dortmund, dej¨® tres cuartas partes del equipo repartidos entre sus domicilios, el banquillo y la grada. Pellegrini apost¨® por los meritorios junto a Iturra y Welligton, porque no pueden jugar en Alemania por sanci¨®n. Ni a Willy Caballero, el portero de moda, quiso arriesgarlo por si un accidente le dejaba en el camino. Ciertamente era un M¨¢laga menor, pero su un M¨¢laga superlativo en la fe. Con 3-0 en a la media hora, no cay¨® en la depresi¨®n ni en la melancol¨ªa. El gol de Morales. Al borde del descanso fue un suero renovador, aunque I?igo Mart¨ªnez le cort¨® el grifo con un cabezazo poco despu¨¦s de que los clarines anunciaran el segundo tiempo.

Para la Real, llegar es sin¨®nimo de marcar o algo muy parecido. Tiene la pegada de los grandes y el sudor de los humildes, juega con la chequera del gol y con el buzo del laburo. Y es que cuando est¨¢s de dulce, hasta las aceitunas empalagan. Y cuando est¨¢s de que s¨ª, el ¡°no¡± pide disculpas y se va discretamente.

No era f¨¢cil para la Real excitarse con un 4-1 a falta de media hora. Ni para el M¨¢laga ilusionarse con ese resultado que desacreditaba su pedigr¨ª. Lo segundo fue m¨¢s intenso que lo primero y Santa Cruz, en un c¨®rner, le tir¨® un lampar¨®n al traje de pur¨ªsima y oro de la Real, poniendo un 4-2 de esos que le meten un cosquilleo a la grada y parece que el gobierno ha vuelto a cambiar la hora y el reloj va para atr¨¢s en vez de para adelante.

Sigue la Real fiel al enga?o, al manejo de los tiempos y las suertes. Parece que sale indolente, parece que se duerme en ocasiones, incluso que se trastabilla en acciones imposibles, que se deja comer el terreno, amagando con estar a merced del rival, para sacar el verduguillo a la primera de cambio. Y acab¨® el partido como empez¨®, con el M¨¢laga dominando el juego y el bal¨®n, con el coraje de quien se sabe grande aunque el marcador le dibuje una miniatura. Pero entre medio, el trasteo de la Real hab¨ªa sido imponente. El poder¨ªo de Griezmann es tan bravo como sutil, Vela te enga?a porque aunque le mires a los ojos no sabes si est¨¢ triste, cansado, feliz, preparando la dentellada o esperando sencillamente su momento. Y encima los laterales son pu?ales. Su peor noticia fueron las lesiones de Zurutuza y Vela (en el M¨¢laga se lesion¨® Morales) y las nubes que llevando llorando y llorando en Euskadi meses y meses, se tomaron un peque?o respiro en San Sebasti¨¢n y se pusieron a ver el f¨²tbol. No siempre se ve un partido de pur¨ªsima y oro.