Robinson en los Apeninos

?Qui¨¦n soy? ?De d¨®nde vengo? ?Ad¨®nde voy? Si una persona conoce la respuesta a esas preguntas seguramente ser¨¢ premio Nobel o ciclista. Son las preguntas de la filosof¨ªa, las que nos convierten en seres vivos pero perplejos, y tambi¨¦n las que se hacen los ciclistas en los momentos clave de las etapas, las que les hacen sobrevivir, y a veces triunfar.

Esas preguntas y alguna m¨¢s ¡ª?cu¨¢nto llevo? ?cu¨¢nto queda? ?cu¨¢l es mi objetivo? ?cu¨¢ntas fuerzas me quedan? ?y los rivales?¡ª seguramente se las hizo, y se las respondi¨® internamente, y la respuesta le dej¨® complacido, Robinson Chalapud, escarabajo colombiano de la escuela de Luis Fernando Saladriaga, el coach que les ense?a estas cosas, antes de lanzarse en la oscuridad de los ¨¢speros Apeninos de Calabria, en la punta, punta, en persecuci¨®n de Danilo di Luca, de entre los muertos resucitado, en el momento clave de la etapa del d¨ªa, la cuarta del Giro intenso. Se fueron ambos de un grupo controlado por el bielorruso y los colombianos de Wiggo ¡ªla belleza de la defensa ante los insidiosos de los ataques este martes desaparecidos es su argumento¡ª poco antes de coronar el primer puerto digno de ese nombre en este Giro, a apenas 10 kil¨®metros de la meta. Se lanzaron bajo la lluvia negra, como negras las nubes que hac¨ªan de los corredores espectros fosforescentes, tristes sin las gafas negras que imprimen misterio, en un descenso ancho y pedaleable y casi llegan. Casi. Casi tambi¨¦n dijo Wiggo, quien, la mirada triste y la boca abierta, se qued¨® cortado en los ¨²ltimos kil¨®metros del descenso. perdi¨® 17s en la meta mientras sus dos colombianos de confianza, Henao y Ur¨¢n, se preparaban por delante para ganar la etapa.

A 500 metros, un pelot¨®n que nunca les hab¨ªa perdido de vista, se ech¨® encima de Robinson y Di Luca, y de ¨¦l surgi¨® una flecha verde brillante, la velocidad magn¨ªfica de Enrico Battaglin, otro de la joven Italia, de Marostica, en Vicenza, en la otra punta de la largu¨ªsima Italia, donde apellidarse Battaglin y ser ciclista debe de ser como apellidarse Mart¨ªnez y ser funcionario en ?vila. De all¨ª, de Marostica, es tambi¨¦n el Giovanni Battaglin, escalador pero no pariente, que gan¨® la Vuelta del 81.