Los jugadores del Madrid se?alan a Florentino P¨¦rez
El vestuario responsabiliza al presidente del mal curso por no destituir a Mourinho
Primero perdieron la Liga, despu¨¦s la Champions, y por ¨²ltimo, el viernes, la Copa. El hundimiento del Madrid fue progresivo. Lento. Los jugadores lo vieron avanzar, cuadro por cuadro, desde noviembre, como una amenaza que se cumple inexorablemente. Como tripulantes de un barco que hace agua, mandaron se?ales de auxilio, informaron al puerto, a la guardia costera, para pedir ayuda. No hubo caso. El buque, la plantilla m¨¢s opulenta de la historia madridista, acab¨® y¨¦ndose a pique contra un Atl¨¦tico muy inferior t¨¦cnicamente. Despu¨¦s del naufragio, el vestuario local era una c¨¢mara funeraria llena de futbolistas que se?alaban al techo: al palco. Apuntaban a Florentino P¨¦rez, el presidente, el hombre a quien destinaron todas sus se?ales de socorro sin obtener m¨¢s respuesta que una extra?a filtraci¨®n de un conato de mot¨ªn al Marca,en enero, y el obstinado respaldo a Jos¨¦ Mourinho, el m¨¢nager, causante principal, seg¨²n los futbolistas, de la v¨ªa de agua que los arrastraba.
No son pocos los jugadores del Madrid que hablan con el presidente. El vestuario sabe que P¨¦rez estaba informado de la situaci¨®n insoportable, de la actitud destructiva del m¨¢nager, de una relaci¨®n de desconfianza mutua que hac¨ªa casi inviable cualquier empresa. Ayer varios futbolistas destacaron la responsabilidad del presidente por no haber destituido a Mourinho cuando todav¨ªa estaban a tiempo de reaccionar. El vestuario se inclina a creer que P¨¦rez se mostr¨® menos interesado en ayudar al equipo que en evitar hasta las ¨²ltimas consecuencias que Mourinho, su gran apuesta personal, acabase su ciclo en fracaso.
Mientras varios jugadores le consideraban el principal culpable, en las inmediaciones del palco, P¨¦rez trazaba la estrategia de comunicaci¨®n con sus asesores. ?Admitir alg¨²n error? No es lo que el presidente consider¨®, seg¨²n fuentes cercanas a la directiva. El consejo que m¨¢s le entusiasm¨® fue el que lo invit¨® a fabricar un relato exculpatorio, acusar a la prensa de destrozar el proyecto y demostrar que Mourinho, en realidad, lo ha hecho muy bien.
El presidente valora acusar a la prensa de haber destrozado el proyecto
A P¨¦rez nunca le convenci¨® la eficacia de Mourinho, pero le mantuvo en el cargo por razones de coherencia y de oportunidad pol¨ªtica. Cuando el equipo presentaba s¨ªntomas de una crisis grave, en noviembre, evalu¨® los pros y los contras de una destituci¨®n. En la madrugada del 24 al 25, despu¨¦s de perder contra el Betis, el presidente comenz¨® una larga ronda de consultas en todos los estamentos del club. Fueron varias las personas con m¨¢s conocimientos futbol¨ªsticos que ¨¦l que le advirtieron de que el equipo afrontar¨ªa un periodo dificil¨ªsimo si segu¨ªa el m¨¢nager. Le apuntaron que dadas sus p¨¦simas relaciones con sus jugadores, el ¨¦xito deportivo se antojaba quim¨¦rico, y que cualquier entrenador, incluso Toril, lograr¨ªa mejores resultados. No faltaron los directivos que le animaron a despedir a Mourinho de inmediato. P¨¦rez se dio un plazo hasta mediados de enero. Finalmente, resolvi¨® que se hab¨ªa identificado tanto con Mourinho que, pol¨ªticamente, ya no le conven¨ªa desvincularse. Confi¨® en su suerte y se inclin¨® a considerar que los culpables eran los medios y los futbolistas, a quienes tach¨® de ¡°caprichosos¡±.
Cuando Casillas y Ramos le avisaron a P¨¦rez de que muchos jugadores pensaban en abandonar el Madrid si segu¨ªa el m¨¢nager, la noticia se filtr¨® a Marca. Dicen los jugadores que ellos no fueron los chivatos. Sea como fuere, el presidente se apresur¨® a convocar una conferencia de prensa el 24 de enero para desmentir que los capitanes le plantearan un ultim¨¢tum, cosa que nunca ocurri¨®: ¡°Yo no he tenido noticias de esto hasta hoy. Si lo hubiese sabido antes habr¨ªa hablado antes. El grado de responsabilidad de los capitanes es incompatible con esta informaci¨®n¡±. Los jugadores sintieron que con esa publicaci¨®n alguien hab¨ªa querido arrojarlos a los pies de los caballos.
La determinaci¨®n por mantener a Mourinho resisti¨® hasta el deseo del propio m¨¢nager
En la ¨²ltima junta, el 8 de mayo, el presidente invit¨® a debatir sobre la conveniencia de que Mourinho no dirigiera la final de Copa. Algunos directivos le reprocharon no haberle echado en enero. P¨¦rez inform¨® de que se hab¨ªa hecho una consulta a los jugadores y la respuesta hab¨ªa sido rotunda: Mourinho ya no sumaba. La mayor¨ªa de los directivos consideraron que el periplo del m¨¢nager hab¨ªa sido un fracaso tridimensional: social, econ¨®mico y deportivo. Una vez m¨¢s, fue P¨¦rez quien defendi¨® la conveniencia de que el m¨¢nager se sentara en el banquillo el viernes.
La determinaci¨®n de P¨¦rez por mantener a Mourinho resisti¨® los consejos de varios de sus asesores, la opini¨®n de media directiva, los mensajes en contra del n¨²cleo duro del vestuario, y hasta el deseo del propio m¨¢nager. Tanto en el vestuario como en Gestifute, la empresa que representa al entrenador, creen que Mourinho lanz¨® su propia se?al de socorro hace diez d¨ªas cuando dijo que estaba dispuesto a irse sin cobrar ¡°ni un euro m¨¢s¡±. Esto, en el negocio del f¨²tbol, es una oferta encubierta: ¨¦cheme usted que no le cobrar¨¦ la indemnizaci¨®n. Mourinho tambi¨¦n cre¨ªa que el barco se hund¨ªa.
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