Muere Antonio Puchades, el futbolista que siempre fue labrador
El exjugador del Valencia y de la selecci¨®n espa?ola, con la que disput¨® el Mundial de 1950, ha fallecido a los 87 a?os en Sueca
Hubo un tiempo en que los futbolistas eran de pueblo y en ese tiempo Antonio Puchades era el rey, el rey que surgi¨® de una familia de labradores en Sueca (Valencia) un 4 de junio de 1925 y que hoy, a los 87 a?os, ha dejado la tierra para mezclarse con ella, la tierra que tanto am¨® y a la que volvi¨® despu¨¦s de haber dejado su sello futbol¨ªstico en Valencia, en Espa?a, y en aquel Mundial de Brasil de 1950 (con un cuarto puesto), un lugar muy distante de sus arrozales que conoc¨ªa por los mapas y que pillaba demasiado lejos para sus alpargatas de labrador y su cesta de comida con la que le despidieron sus padres cuando emprend¨ªa tan largo viaje.
Antonio Puchades Casanova, Tonico para la familia y para sus amigos, ya era entonces una gloria del f¨²tbol espa?ol, desde que el Valencia le ech¨® el ojo cuando jugaba en su pueblo natal y le abri¨® los estadios para que desplegase el torbellino que llevaba dentro y fuera el 6 de un Valencia memorable en los a?os cuarenta y cincuenta, formando pareja con Pasieguito, m¨¢s t¨¦cnico, m¨¢s fino. Puchades-Pasieguito, eran la doble P del Valencia, como Mauri y Maguregui eran la Doble M del Athletic.
Cuando los futbolistas eran de pueblo y del pueblo, a los medios se les profesaba una admiraci¨®n comparable a la de los delanteros goleadores. Ellos gobernaban un territorio enorme del campo, sin sitio para esconderse, siempre a la vista del p¨²blico que vilipendiaba las actitudes timoratas y penalizaba los escaqueos f¨ªsicos. Puchades, Tonico, era un pulm¨®n nada artificial capaz de gobernar el juego ni escatimar sudores ni agujetas. Sol¨ªa decir que su facilidad para moverse en los habituales terrenos embarrados ven¨ªa de su experiencia en los arrozales para desenvolverse en la dificultad.
As¨ª entr¨® en el Valencia triunfante de esas d¨¦cadas tras haber jugado una sola temporada en el Mestalla como aprendizaje para la gloria. Aquellos pulmones escondidos en una carcasa fina pero poderosa, y aquel cerebro para intuir el f¨²tbol, oculto bajo su pelo rubio que le daba un aire de futbolista alem¨¢n en la Espa?a morena de los cincuenta, necesitaban exigencias y emociones m¨¢s fuertes cuando Quincoces le dio la oportunidad de debutar con el primer equipo en la temporada 1946-47 siendo part¨ªcipe de la primera Liga valencianista, aunque solo anunciara su poder¨ªo en cuatro partidos del campeonato. Dec¨ªa de ¨¦l Quincoces, su entrenador, que era remiso en los entrenamientos pero un cicl¨®n en los partidos y, claro, lo determinante eran los partidos.
No ser¨ªa su ¨²ltimo t¨ªtulo. Puchades obtuvo tambi¨¦n la Copa de 1949 venciendo 0-1 al Athletic de su amigo Zarra, que entrenaba el ingl¨¦s Bagge. Era el Valencia de Eizaguirre, de Mundo, de Igoa, cuando en el Athletic ya estaban cuatro de sus m¨ªticos delanteros (Venancio, Panizo, Zarra y Gainza). Y gan¨® la Copa de 1954 al Barcelona, en revancha de la perdida dos a?os antes ante el mismo rival, tras una pr¨®rroga. El Valencia gan¨® 3-0 y qued¨® para la historia la fotograf¨ªa del portero Quique sentado sobre el larguero de su porter¨ªa, con las piernas colgando, ante el poco trabajo que le daba el rival.
En el Valencia form¨® pareja en el medio con Pasieguito y con la selecci¨®n jug¨® 23 partidos
Sin duda era el f¨²tbol de otros tiempos, el de Puchades, que siempre volv¨ªa al pueblo a cuidar las tierras y a jugar a las cartas rechazando los taxis que le pon¨ªa el club... ¡°porque yo soy un hombre de campo¡±, dec¨ªa, ¡°y para vivir de la manera que yo soy no necesito muchos millones¡±. 23 veces internacional, alcanz¨® el c¨¦nit en Brasil, compartiendo el hist¨®rico gol de Zarra a Inglaterra. Tonico ya hab¨ªa traspasado todas las fronteras aunque su vida siguiera apegada a la tierra. M¨¢s a¨²n cuando una ci¨¢tica que le hizo retirarse en 1958. ¡°Todo fue porque una vez estuve con Wilkes (futbolista holand¨¦s del Valencia) y con su mujer en una isla hawaiana y en esos sitios hace mucho calor, pero una noche refresc¨® y cog¨ª un fr¨ªo en la espalda que me produc¨ªa enormes dolores y no me lo pod¨ªa quitar de encima¡±, afirm¨® en una entrevista al diario Las Provincias. ¡°Los m¨¦dicos me dijeron que si me operaban de la pierna y me quitaban un hueso se me iban los dolores pero yo les dije: ¡°?Alto la botifarra!¡±.
Y se retir¨® con la humildad de los gloriosos, a sus tierras, a su pueblo en Sueca, a la vida de siempre solo interrumpida por la felicidad del f¨²tbol, cuando los futbolistas eran de pueblo. Con una calle y el nombre de un estadio en Sueca y una avenida en Benidorm. No estuvo mal para un chico del pueblo que pas¨® a la historia de los grandes del f¨²tbol partiendo de los arrozales.
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