Nadal levanta a Nadal

No solo hace un fr¨ªo que pela. El viento lanza mordiscos mientras el cielo amenaza con abrirse en tormenta cuando Rafael Nadal empieza a jugar su partido de segunda ronda con Martin Klizan. Los dos rivales penan para mover la pelota, que pesa m¨¢s al cargarse de tierra h¨²meda. Vista la lecci¨®n del alem¨¢n Brands, que le arranca al heptacampe¨®n un set en la primera ronda, el eslovaco intenta jugar a toda mecha. El ganador j¨²nior de Roland Garros 2006 descubre pronto que el Nadal que tiene enfrente no es el Nadal de siempre. Penalizado por el servicio (136 kil¨®metros por hora de media en el segundo), disparado en los errores (29 en total), irregular en el golpeo de la derecha, el mallorqu¨ªn cede la primera manga. Cuando el n¨²mero cuatro sale del atolladero en el que se ha metido (4-6, 6-3, 6-3 y 6-3), ha consumido 2h 44m. Tras la cancelaci¨®n por lluvia de la v¨ªspera, para llegar a cuartos a¨²n tiene que jugar dos partidos en tres d¨ªas: el s¨¢bado contra Fognini y, en caso de victoria, el lunes contra el ganador del Nishikori-Paire.

Antes, el triunfo del heptacampe¨®n en segunda ronda. Nadal se mueve entre aspavientos. Golpea con su pu?o la raqueta. Masculla palabras fuertes. Es un Nadal que no se reconoce a s¨ª mismo en movilidad, aprovechamiento de oportunidades (cede break de ventaja en la segunda y la cuarta manga) y control del juego (cede el saque cuando sirve por el duelo). Como todos los zurdos, el n¨²mero 35 incomoda al mallorqu¨ªn. Como casi siempre en la Suzanne Lenglen, la segunda pista en importancia de Par¨ªs, Nadal no est¨¢ brillante, igual que si fuera un poderoso le¨®n que se siente arrinconado por las paredes de la cancha, m¨¢s peque?a que la central, donde tiene m¨¢s espacios para defenderse. Como casi siempre, Nadal es capaz de corregirse, de levantarse, de encontrar un camino a la victoria.

Al eslovaco, que viste un tatuaje en forma de cruz en un gemelo, le falta convencimiento. ?C¨®mo pensar que ser¨¢ ¨¦l quien derribe al heptacampe¨®n en Roland Garros? ?C¨®mo creerse que puede sostener el cara a cara a cinco mangas? ?C¨®mo tener fe, esp¨ªritu de lucha, cuando enfrente hay un tenista que ha superado tantas dificultades en la vida? Presa del mito, ahogado por la leyenda, Klizan saca bandera blanca, por mucho que en la cuarta manga apriete como quien quiere disfrutar de la oportunidad de verse en una gran pista y ante un tenista con alcurnia.

"Tuve tantas oportunidades en el tercer y el cuarto set...", se lamenta luego el eslovaco. "No las us¨¦. Por eso perd¨ª. ?l tuvo una y la aprovech¨®. Yo tres, y no cog¨ª ninguna. Fue muy duro jugar".

Como suele ocurrirle en los grandes, Nadal no ha empezado con velocidad de crucero su paso por Par¨ªs. Acostumbrado a aumentar progresivamente sus prestaciones, en Roland Garros 2013 ya ha perdido dos sets en dos partidos. Ahora espera Fognini. Luego, si gana, el reto de plantarse en cuartos jugando tres partidos en cuatro d¨ªas (segunda ronda, tercera y octavos). Si el fr¨ªo, el agua y el viento lo permiten, un reto a la altura de su leyenda.