Nadal por fin respira

El sol que ilumina la pista es de cart¨®n piedra. Rafael Nadal llega a cuartos (6-4, 6-1 y 6-3 a Kei Nishikori) jugando entre el fr¨ªo y el viento de una tarde de perros. El japon¨¦s, que es el n¨²mero 15 mundial, revolotea por la pista escarbando en la misma herida que Brands, Klizan y Fognini, los rivales previos del mallorqu¨ªn: vuelca su rev¨¦s cruzado sobre la derecha del heptacampe¨®n, que sufre para recuperar esas pelotas, que golpea el aire para cazar bolas a las que no llega. El escudo que protege al espa?ol se construye con la dificultad t¨¦cnica de ese golpe de ataque, un ¨¢ngulo envenenado, y con su propia mejora. De Fognini a Nishikori, Nadal dio un paso adelante en ritmo e intensidad, y poco a poco empez¨® a reencontrarse con su derecha. As¨ª celebr¨® su 27 cumplea?os: con una tarta sobre la pista y con el primer partido en Par¨ªs en el que no perdi¨® el saque (2h 02m).

Por primera vez en el torneo, el espa?ol no perdi¨® el saque

¡°Esta es una pista en la que da ventaja haber jugado antes¡±, explica Nadal la v¨ªspera, porque quien conoce los fosos de la central y sus vientos sale siendo consciente de sus peligros: perder pista acul¨¢ndose contra el fondo, sacar incomodado por los torbellinos. Nishikori arranca como si eso no fuera con ¨¦l. Tira con decisi¨®n. Se procura las dos primeras bolas de break del encuentro. No tiene opciones en ninguna de ellas y entrega su siguiente servicio. Eso le coloca de inmediato en la puerta de salida. Pronto pasa de los zarpazos a los ara?azos, hasta que finalmente se despide sin un rugido. Acaba tirando la raqueta contra el suelo porque no encuentra nunca su sitio.

El japon¨¦s es engullido por los cambios de direcci¨®n del viento y la mejora de Nadal, a¨²n lejos de los brillos que le han llevado a la cima, pero ya reconocible en su habitual ¡®in crescendo¡¯ de los torneos grandes. En cuartos de final le espera Wawrinka, tenista de rev¨¦s a una mano, su diana favorita, que nunca le han ganado (9-0) y al que tumb¨® recientemente en la final del Masters 1000 de Madrid. Antes, el cruce contra Nishikori, coronado con el p¨²blico cant¨¢ndole el feliz cumplea?os, demostr¨® una cosa. En la segunda semana de Roland Garros, el heptacampe¨®n, que nunca hab¨ªa cedido tantos juegos (48) para llegar a los octavos, empieza a ense?ar los colmillos.