El torneo de la realeza
Desde que Jorge VI particip¨® en el dobles en 1926, Wimbledon siempre ha sido asociado con Buckingham Palace, que se llev¨® un buen susto en 1957 cuando una espectadora invadi¨® la pista ante Isabel II
Nobleza obliga. Wimbledon es el torneo de los torneos, la catedral del tenis, y por eso siempre ha estado vinculado a lo m¨¢s alto de la sociedad inglesa. Ni siquiera Buckingham Palace ha escapado a la atracci¨®n de una cita que domina el verano brit¨¢nico. Por la Royal Box, el palco real, pasan reyes, pr¨ªncipes y princesas desde que Estefan¨ªa de Austria fuera la primera persona con corona en pisar las instalaciones (1895), como har¨ªan luego los pr¨ªncipes de Gales (1907). Sin embargo, Wimbledon no empez¨® a ser lo que es hoy hasta que Jorge V y la reina Mar¨ªa accedieron a honrarle con su visita en un d¨ªa lluvioso de 1922. El rey apareci¨® en el palco, cogi¨® una maza y le dio tres golpetazos a un sonoro gong. Las nuevas instalaciones de Wimbledon hab¨ªan quedado inauguradas. El estrecho lazo que une al torneo con la realeza y luego con la casa de Kent hab¨ªa nacido.
As¨ª, el que luego ser¨ªa Jorge VI se atrevi¨® a competir en el Wimbledon de 1926, en modalidad de dobles, y consolid¨® una relaci¨®n de la que luego disfrutar¨ªa Isabel II, todav¨ªa hoy en el trono para desesperaci¨®n de su hijo Carlos. En 1957, su alteza pis¨® por primera vez el c¨¦sped londinense, con la intenci¨®n de entregar en mano los trofeos a los ganadores del cuadro femenino individual y del masculino de dobles. La se?alada ocasi¨®n, que deb¨ªa pasar a la historia como un instante solemne, es recordada por una protesta que arruin¨® el momento. Miss Helen Jarvis (¡°se?orita¡±, as¨ª se refieren a ella los anaqueles), invadi¨® la pista con un cartel en el que ped¨ªa un nuevo sistema bancario, hasta que la detuvieron un ¨¢rbitro y un juez de silla, que la escoltaron fuera de la pista.
Wimbledon es el torneo de los torneos, la catedral del tenis, y por eso siempre ha estado vinculado a lo m¨¢s alto de la sociedad inglesa
Su aparici¨®n, eso s¨ª, fue de lo m¨¢s respetuosa. Si en la ¨²ltima edici¨®n de Roland Garros Rafael Nadal se llev¨® un buen susto en la final cuando un espectador semidesnudo asalt¨® la pista con una bengala encendida en la mano, en aquella ocasi¨®n Miss Jarvis encabez¨® su cartel con una frase de lo m¨¢s apropiada, a modo, probablemente, de disculpa: ¡°Dios salve a la Reina¡±, se le¨ªa.
Desde entonces, la Reina ha vuelto a Wimbledon, donde se la vio en 2010. Andy Murray y Nadal no la conocieron, excus¨¢ndose en que deb¨ªan preparar sus partidos, as¨ª que su majestad se debi¨® ¡®conformar¡¯ con Roger Federer, las hermanas Williams o Billie Jean King como compa?¨ªa de una tremenda comida: milhojas de salm¨®n con esp¨¢rragos; pollo marinado en naranja y miel; fruta; quesos, chocolates y caf¨¦. El vino: Meursault, Joseph Drouhin, Barolo, Giovanni Corino...
Aquel d¨ªa, con el club tomado por la polic¨ªa y el ej¨¦rcito; con los jugadores vestidos de etiqueta y el personal de gala, una cosa qued¨® clara: Wimbledon saben c¨®mo tratar a una reina.
Cinco bombas nazis en Wimbledon
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.