El patio del Camp Nou

No acompa?a el formato de la Copa, jer¨¢rquico porque exige la doble confrontaci¨®n, sin cabida para las machadas y de escasas alegr¨ªas inesperadas, acaso la del Racing. Al menos con los dos gigantes del f¨²tbol espa?ol enchufados, conscientes de la crudeza europea y de la batalla sin igual que plantea el Atl¨¦tico en la Liga y all¨¢ por donde pisa. As¨ª, considerado un trofeo menor hasta los pr¨®ximos duelos, la Copa resulta bien apetecible para cualquiera de los tres, a la espera del reparto definitivo. No extra?a entonces que ya quedara damnificado el Levante en la ida (1-4), con un encuentro abrasivo por parte del Barcelona, con la reaparici¨®n de la mejor versi¨®n de Messi, esa de goleador que en las ¨²ltimas fechas ha cambiado por la de quarterback. Pero anoche, de tan resuelta que estaba la eliminatoria, ni Leo compareci¨®. Tiempo para oxigenar las piernas de unos; para avivar las de otros. La hora del equipo b, lejos de ser sosia del original, con un juego pesaroso pero bien resolutivo, con goles por castigo.

Despistado en las segundas jugadas y torpe en la conjugaci¨®n, al Bar?a le cost¨® tejer su f¨²tbol. No le ayudaba la encerrona del Levante, pero tampoco la moqueta endiablada, r¨¢pida a m¨¢s no poder. La pertinaz tempestad, mezclada con la carest¨ªa de int¨¦rpretes principales ¡ªse contaron dos te¨®ricos titulares, Iniesta y Alexis, de inicio¡ª originaba miedo en el desplazamiento, la convicci¨®n de que era mejor un toque de m¨¢s que un pase de menos. Toda una losa porque benefici¨® al principio la propuesta del Levante, abrochado en el ¨¢rea, empecinado en restar huecos y l¨ªneas de enlace. Cesc bailaba por todo el frente sin mecer el cuero, a Tello se le escapaba de las botas y Alexis romp¨ªa en carrera pero se encasquillaba en el centro, pasado de vueltas y de revoluciones, tambi¨¦n de frenada. S¨ª que pretend¨ªa Iniesta tirar de la flema que le caracteriza, con conducciones y paredes, ¨²nico peligro natural, m¨¢s all¨¢ de un rebote que malogr¨® Tello, que chut¨® al bulto cuando se abr¨ªa la porter¨ªa. Pero Adriano es otra historia, an¨¢rquico y necesario, m¨¢s que nada porque tiene metralleta, porque no se lo piensa dos veces.

Fue en una de esas jugadas kilom¨¦tricas, con una circulaci¨®n de lado a lado y velocidad parsimoniosa, cuando el cuero le lleg¨® a Adriano, en la terraza del ¨¢rea. Recort¨® hacia fuera ¡ªporque tanto le da chutar con una que con otra pierna¡ª, ote¨® el horizonte y solt¨® el latigazo con la zurda, con un efecto abierto hasta llegar a gol. No lo vio Javi Jim¨¦nez y lo festej¨® el Barcelona, que sell¨® el pasaporte para la semifinal, toda vez que el gol inicial de Vyntra daba pie a los condicionales, al ¡°y si¡­¡±. Fue a la salida de un saque de esquina, un mal reincidente de dif¨ªcil soluci¨®n. Fue, tambi¨¦n, culpa de un resbal¨®n de Puyol, que perdi¨® la marca y facilit¨® el remate de Vyntra (ya le hizo una diana en la Liga), desviado hasta que lo encauz¨® la pierna de Sergi Roberto.

Se desquit¨® sin embargo Puyol, que en un c¨®rner a favor se levant¨® por encima de todos, viejo recuerdo del Mundial, y cruz¨® el esf¨¦rico a la red. Se llev¨® la ovaci¨®n de la noche, toda vez que la lluvia, el irreverente fr¨ªo y un estadio en los huesos expresaron lo desabrido del duelo. Penalidad, en cualquier caso, para un Levante al que no se pas¨® por la cabeza ir a por el partido, medroso de que no le cayera otra reprimenda. Y se equivoc¨® de pleno, conforme con la derrota.

Validado por la escasez rival, el Bar?a estir¨® las l¨ªneas y se anim¨®, sabedor de que las oportunidades son pocas y los partidos muchos. Por lo que Montoya inici¨® una conducci¨®n en diagonal y, tras pasar el cuero, se envalenton¨® al abordaje. Le atendi¨® el desmarque Tello y a su disparo replic¨® Javi Jim¨¦nez con otra cantada, al escap¨¢rsele la pelota de los guantes, bandeja de oro para que Alexis la empujara. Lo mismo hizo un suspiro despu¨¦s, cuando Adriano sac¨® a pasear de nuevo su fusil, cuando el bal¨®n se estamp¨® en la pierna de un rival y despu¨¦s en el larguero. Y, persistente en sus fallos, lento en la correcci¨®n, Javi Jim¨¦nez no atrap¨® el cuero y s¨ª Alexis.

La guinda la puso Cesc con una nueva diana y la algarab¨ªa corri¨® por parte de Afellay, que disfrut¨® de sus minutos y el aliento del p¨²blico, y de Mascherano, que no jugaba de mediocentro azulgrana desde 2011. Lo que empez¨® entrecortado acab¨® con goleada de arrea, un resultado que avala las rotaciones de Martino, anoche de recreo en el patio del Camp Nou.