El Madrid baja la persiana al Bayern
Los madridistas superan a los de Guardiola en un duelo a la altura de la Copa de Europa decidido por un tanto de Benzema
Dos equipazos, el campe¨®n y el rey de Europa, aplazaron para la vuelta el brindis por la final de Lisboa tras un partido a la altura de la leyenda de un torneo sin parang¨®n. Cada uno con su molde, el Madrid y el Bayern, que deben su m¨ªstica a la Copa de Europa, sellaron un duelo fant¨¢stico por la diversidad de garbo, con los alemanes con la pelota por bandera, y los espa?oles con el cuajo y la coraza necesaria para bajar la persiana a un rival que estremece por donde pasa. El Madrid se llev¨® un resultado que hubiera firmado con creces gracias a un tanto de Benzema la primera vez que logr¨® una migaja de bal¨®n. Primero asisti¨® al mon¨®logo de los de Pep Guardiola, hasta que en el segundo tiempo consigui¨® incluso debatir la pelota, que ya est¨¢ en el aire de M¨²nich, donde el pr¨®ximo martes se cruzar¨¢n de nuevo dos de las mayores celebridades que ha dado el f¨²tbol.
MADRID, 1-BAYERN, 0
Real Madrid: Casillas, Carvajal, Pepe (Varane, m. 73), Sergio Ramos, Coentr?o; Modric, Xabi Alonso, Isco (Illarramendi, m. 81); Di Mar¨ªa, Benzema y Cristiano Ronaldo (Bale, m. 74). No utilizados: Diego L¨®pez; Marcelo, Casemiro y Morata.
Bayern M¨²nich: Neuer; Rafinha (Javi Mart¨ªnez, m. 66), Boateng, Dante, Alaba; Lahm, Kroos; Robben, Schweinsteiger (M¨¹ller, m. 74), Rib¨¦ry (G?tze, m. 73); y Mandzukic. No utilizados: Raeder; Zingerle, Pizarro y Weiser.
Gol: 1-0. M. 19. Benzema remata en el ¨¢rea peque?a un centro de Coentr?o desde la banda izquierda.
?rbitro: Howard Webb (Reino Unido). Amonest¨® a Isco.
Unos 85.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Guardiola, como jugador y ahora entrenador, siempre sinti¨® el f¨²tbol como un objeto de pasi¨®n, no de consumo. En su manual est¨¢ grabado a fuego el juego recreativo y un romance permanente con una pelota mimada y mimada. En esas est¨¢ en el Bayern, que le ha contratado por disidente, mal que le pese a Beckenbauer y a algunos de la nomenclatura del f¨²tbol germano, tan arqueol¨®gico hasta hace no mucho, cuando sus principales int¨¦rpretes deforestaban los campos con tipos de pierna de m¨¢rmol y una colecci¨®n de vigas como arietes, centrales o mediocampistas. En Chamart¨ªn, en el primer tramo el Bayern cumpli¨® al dedillo con el guardiolismo, incluida la solidaridad para la presi¨®n alta. El cuadro muniqu¨¦s es un devoto de los encuentros que se dirimen solo en campo contrario. Lo demostr¨® con creces durante 45 minutos, en los que lo suyo fue un monocultivo absoluto del bal¨®n, el eje sobre el que pretende hacer gravitar su esplendor de estos tiempos, al contracultural en la Bundesliga. Para el abuso de la posesi¨®n, el cuadro muniqu¨¦s es una sinfon¨ªa de permutas entre los laterales, los volantes y los extremos, todos se organizan para piropear al bal¨®n. Gente como Kroos, Lahm y Schweinsteiger no son precisamente unos piernas.
Enfrente, el Madrid envid¨® con lo que es, un certamen de f¨²tbol veloz, sin vericuetos. Otro boceto, igual de v¨¢lido y que obliga a la resistencia feroz y la ejecuci¨®n a toda mecha, lo que no es sencillo. Si el Bayern intenta que los goles sean hijos del juego, el conjunto de Ancelotti invade el ¨¢rea al asalto, con futbolistas que se infiltran a mil por hora. Cuando ni hab¨ªa salido de la cueva, as¨ª lleg¨® el tanto de Benzema, excelente por la asistencia de Cristiano, la infiltraci¨®n de Coentr?o y el punto final del ariete franc¨¦s. Hasta entonces no hab¨ªa se?ales de humo locales, con todo el Madrid encapotado en su terreno como esp¨ªa de ese f¨²tbol lev¨ªtico de su adversario. La pelota era muniquesa y el marcador madrile?o. Asustaba el Bayern, pero las cornadas las daba el Madrid, que ya en el primer acto pudo ampliar la ventaja por medio de Cristiano y Di Mar¨ªa. El portugu¨¦s tiene el gol por costumbre, aunque sea con el juanete, pero su sencillo remate frontal ante Neuer se fue al cielo. Frustrado, a Ronaldo se le llevaban los demonios. Era un d¨ªa especial para ¨¦l. Si ya lo es de por s¨ª cualquier partido de recreo, m¨¢s a¨²n la Copa de Europa, en la que a futbolistas tan comprometidos como ¨¦l no hay quien espose a la camilla. Hab¨ªa que arriesgar la rodilla y Cristiano se la jug¨® durante 70 minutos, cuando dio el testigo a Bale, recluido al inicio por un malestar f¨ªsico. El Madrid ha salvado con ¨¦xito la semana sin ellos juntos.
A la espera de las sacudidas de su caballer¨ªa, el Real se encomend¨® al andamiaje defensivo, al aplicado Isco, que lleva un curso acelerado de c¨®mo apretar los dientes, al sost¨¦n de Xabi Alonso, formidable en la contenci¨®n como pilar en el dique, a los colmillos de dos centuriones como Pepe y Ramos y al tajo extenuante de Carvajal y Coentr?o, exigidos de lo lindo y cum laude ambos. El canterano, pese a su fama de lateral de ida m¨¢s que de vuelta, fue un custodio insuperable para Rib¨¦ry, que pas¨® la noche en las mazmorras hasta que su t¨¦cnico le mand¨® al banquillo. Carvajal se mereci¨® un monumento. El Madrid se ve¨ªa sofocado hasta la periferia del ¨¢rea. Por dentro, al cuadro alem¨¢n le falt¨® pegada, lo que no encontr¨® hasta el instante final. Su producci¨®n de remates no es proporcional a su obsesi¨®n por no dar un puntapi¨¦ ni a tiros. Y eso que Guardiola alist¨® a un ariete cl¨¢sico como Mandzukic. No gan¨® en contundencia. Tampoco la tuvo del todo en la guarida de Neuer.
El paisaje cambi¨® en el segundo tramo, cuando el Madrid logr¨® extraviar al Bayern. Como el f¨²tbol no es una ciencia, resulta que el Madrid dio un paso al frente, puso otra mordida y logr¨® discutir la pelota; lo curioso es que entonces tuvo menos peso ofensivo y el Bayern, en cambio, inquiet¨® con dos remates finales. Lo que s¨ª consiguieron los madridistas fue desconectar a su rival, que perdi¨® el monopolio del bal¨®n y, encima, sigui¨® sin alertar a Casillas, salvo en un remate de M¨¹ller que se fue fuera, y otro final de G?tze, que era gol o gol, pero estaba delante el capit¨¢n madridista: un Everest. Pocos mejor que Casillas para poner el broche a un duelo de cuerpo entero, lo que corresponde a dos hidalgos de la Copa de Europa como Madrid y Bayern. Guardiola dobl¨® la rodilla por primera vez en el Bernab¨¦u y el Bayern descubri¨® lo que es quedarse sin marcar en este curso europeo. En M¨²nich, el motor de pasiones que mueve este juego se encender¨¢ de nuevo.
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