Ba?o de autoestima azulgrana
Los de Pascual saben mejor que nadie c¨®mo no dejar que los blancos jueguen c¨®modamente
Resulta dif¨ªcil sacar conclusiones fundamentadas de un partido donde casi todo es cuestionable. La lectura de lo que pod¨ªa deparar este cl¨¢sico estaba ya condicionada desde el momento en que, por segundo a?o consecutivo, se ha dado la coincidencia de que pocos d¨ªas antes de la semifinal de la Final Four se tuviese que jugar otro encuentro mucho menos trascendente. Bajo esta premisa, la intensidad y concentraci¨®n con la que iban a tomarse cada equipo el partido no surgir¨ªan de su importancia, casi nula, sino de otro tipo de cuestiones. A priori y como se demostr¨® despu¨¦s, el Barcelona ten¨ªa m¨¢s razones para estar de principio a fin enchufado. Sobre todo dos: esta temporada todav¨ªa no hab¨ªa ganado al Madrid y jugaba ante su afici¨®n. Confirmando estas premisas previas, vimos desde el inicio hasta pr¨¢cticamente el final a un equipo d¨¢ndolo todo y a otro en una versi¨®n muy menor, desnortado, impotente de contener ni en ataque ni en defensa una maquinaria azulgrana muy afinada, hasta el punto de desquiciarse como lo hizo Rudy, que independientemente de las circunstancias, nunca puede dejar hu¨¦rfano a su equipo. Ahora bien, si nos basamos en la teor¨ªa de la intrascendencia, el buen partido del Barcelona puede quedar minusvalorado y la muy deficiente actuaci¨®n del Madrid, justificada.
Pero hay cosas que se escapan a esta simpleza de an¨¢lisis. Por ejemplo, la constataci¨®n que el Barcelona sabe mejor que ning¨²n otro equipo c¨®mo no dejar al Madrid que juegue a gusto, lo que ha ocurrido incluso en partidos que han ganado los blancos, como la final de Copa. Su intensidad defensiva, la carga del rebote, la falta como recurso legal en cualquier situaci¨®n que se crean en desventaja son algunas de las armas con las que los azulgranas dominan velocidades y tiempos. Si esto viene de lejos, ahora lo completa con una enorme efectividad ofensiva, que le hace irse a muchos puntos sin aparente esfuerzo, con la suma del enorme talento que tiene su plantilla, donde en este momento hay espacio y tiempo para que casi todos sumen.
Con Navarro lejos de su mejor forma, Abrines y Papanikolaou recobraron la confianza que necesitaban
Otra cosa que gan¨® ayer el Barcelona, adem¨¢s del partido, fue el empuj¨®n de confianza que se dieron dos jugadores que por diferente motivo lo necesitaban, Abrines y Papanikolaou, protagonistas del vendaval del tercer cuarto y m¨¢s necesarios que nunca ante la confirmaci¨®n de que Navarro est¨¢ lejos del rendimiento pleno. El Madrid, por su parte, poca cosecha recogi¨®. El juego interior volvi¨® a resultar insuficiente, el exterior no tuvo consistencia ni punter¨ªa, Carroll acusa la inactividad y volvi¨® a caer en la dependencia total de Sergio Rodr¨ªguez en buena parte del partido, con el Chacho contra el mundo como ¨²nica opci¨®n. En definitiva, que todo lo bueno que pod¨ªa dar un partido en estas circunstancias tan especiales se lo llevaron los azulgrana.
El viernes ser¨¢ otro cantar, o al menos deber¨ªa pues cambian el escenario, la enjundia del enfrentamiento y el bot¨ªn que estar¨¢ en juego. Desde hoy hasta ese d¨ªa, los laboratorios t¨¢cticos echar¨¢n humo y seguramente aparecer¨¢n t¨¢cticas que no han querido ser desveladas. El Madrid deber¨ªa ser otro Madrid muy diferente, y es posible que lo visto en el Palau quede como una an¨¦cdota. Pero tampoco es descartable que se confirmen alguna de las sensaciones que se transmiti¨® un partido donde por encima de la duda de si el Madrid no quiso o no pudo, lo m¨¢s destacable fue que el Barcelona se dio un ba?o de autoestima y confirm¨® que est¨¢ preparado para luchar por el t¨ªtulo m¨¢s importante del a?o.
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